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Adela Navarro Bello

21/01/2015 - 12:00 am

Los designios de EU

Cuando a las autoridades de los Estados Unidos se les mete algo entre cejas, lo sacan porque lo sacan. Y no descansan, ni ven soberanías ni consideran fueros, mucho menos territorios ajenos. El viernes 16 de enero de este 2015, en San Diego, California, la Agencia Antidrogas de la Unión Americana -la DEA para todos […]

Cuando a las autoridades de los Estados Unidos se les mete algo entre cejas, lo sacan porque lo sacan. Y no descansan, ni ven soberanías ni consideran fueros, mucho menos territorios ajenos.

El viernes 16 de enero de este 2015, en San Diego, California, la Agencia Antidrogas de la Unión Americana -la DEA para todos nosotros-, desclasificó una averiguación previa contra el ahora líder “único” del cártel de Sinaloa, Ismael “El Mayo” Zambada. Las comillas son porque a la captura de Joaquín “El Chapo” Guzmán, cualquiera supondría que su codirigente criminal heredara el imperio de la droga y el crimen organizado, pero crecieron los enanos narcotraficantes y “El Mayo” no es el único que manda en el cártel sinaloense.

Los oficiales de la DEA en su conferencia de prensa, nos dijeron que ya tienen a Ismael Zambada como su objetivo número uno en el mapa del narcotráfico en México.

No puede ser casualidad que el anuncio de la investigación contra el capo mexicano se haya dado a conocer a unas semanas de la visita de Estado que el presidente de México, Enrique Peña Nieto, hizo al de los Estados Unidos, Barack Obama. Tampoco pueden ser una coincidencia los cambios en las comandancias de ciertas regiones militares que en la República Mexicana hizo el presidente al final de la semana pasada.

Particularmente me llama la atención la designación del General de División Alfonso Duarte Mújica como Comandante de la III Región Militar que tiene sede en Mazatlán y que comprende dos –Sinaloa y Durango- de los tres estados que integran el “Triángulo Dorado”, principal asentamiento del cártel de Sinaloa.

Del General Duarte he de recordar que fue primero Comandante de la II Zona Militar en Baja California que comprende los cinco municipios de este estado. Después, por méritos, a consideración del entonces presidente de México, Felipe Calderón Hinojosa, y por petición de las autoridades de Baja California, el General Duarte fue nombrado Comandante de la II Región Militar que tiene su sede en Mexicali y abarca tres estados, Sonora, Baja California y Baja California Sur.

Eran los tiempos de mayor inseguridad, más violencia e impunidad por la pugna entre los cárteles Arellano Félix y de Sinaloa en Baja California. Aquella cruenta guerra “por la plaza” que se desató en 2007 y concluyó en 2010. Primero en Tijuana y con el superior General de División Sergio Aponte Polito en la II Región Militar, Alfonso Duarte Mújica hizo suya esa batalla contra el narco. No sin menoscabo, finalmente él era un General Brigadier, al que se le había ordenado perseguir a delincuentes de quinta para llegar a los capos de la cúspide criminal.

El General Duarte fue considerado en su momento y debido a su trabajo en la II Región –descubrió en una sola ocasión un plantío de 120 hectáreas de mariguana y aprehendió en coordinación a los principales capos del cártel Arellano- como un firme candidato a Secretario General de la Defensa cuando en la elección del 2012 llegó a su final con un polémico triunfo de Enrique Peña Nieto.

Sin embargo los logros y la política del General Salvador Cienfuegos pudieron más que la lucha de Duarte contra el crimen. Como suele suceder en política, los dos Generales de la terna a la Secretaría que no obtuvieron el cargo salieron del organigrama principal de la SEDENA. A Duarte se le confinó como titular del Primer Cuerpo del Ejército en el Campo Militar Número 1, y el otro contendiente, el General Moisés García Ochoa, fue enviado a la región más lejana del Distrito Federal –sí, la II de Baja California- en calidad de titular.

El cambio del Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas –Enrique Peña- en la III Región Militar sucedió dos días después que la DEA hiciera pública la investigación para aprehender y juzgar a Ismael “El Mayo” Zambada. En política -y en los últimos tres sexenios el tema de la inseguridad es política- no hay casualidades.

Las dos acciones, la del Gobierno norteamericano y la del Gobierno Mexicano, parecen ir de la mano. Además que se dan a escasos días que el presidente de México se reunió con el presidente de los Estados Unidos, en cuyo cónclave analistas dijeron que el tema esencial fue la inseguridad y la violencia en México, producto de los cárteles y las células de narcotraficantes y crimen organizado.

Los funcionarios de la DEA que el viernes 16 de enero abrieron el expediente de “El Mayo”, informaron que el caso se radicó en la Corte de Distrito Sur de California en septiembre de 2013 y los indiciados son: Ismael Zambada García “El Mayo”, Ismael Zambada Imperial “El Mayito Gordo” (detenido noviembre 2014), Ismael Zambada Sicairos “El Mayito Flaco”, así como contra Iván Archivaldo Guzmán Salazar.

A Ismael Zambada y a sus coacusados en la Corte de California se le señala de integrar el cártel de Sinaloa que:

* Transporta suministros de drogas de Asia, América Central y América del Sur, hacia México.

* Transporta drogas desde México hacia los Estados Unidos.

* Distribuye drogas para comercializar en los Estados Unidos.

* Acumula, lava y transfiere dinero producto de las ganancias del tráfico de drogas.

Normalmente cuando autoridades de los Estados Unidos anuncian la investigación sobre un capo mexicano, significa que son los designios de aquella nación que en casa debemos acatar. Normalmente luego de conocerse la averiguación previa de la Unión Americana contra los criminales mexicanos, estos son detenidos en el mediano plazo cuando menos. Es decir, en nuestras tierras no se les persigue ni se les acorrala hasta que los delincuentes no están en la mira de los Estados Unidos. Así ha sucedido con todos, con Rafael Caro Quintero luego de ser acusado en la Unión Americana de asesinar a un agente de la DEA, con Juan García Abrego luego de reconocerle como uno de los principales proveedores de droga hacia aquella nación; con los líderes del cártel Arellano Félix en los más de 20 años de poderío impune en México, con Joaquín “El Chapo” Guzmán, y ahora con “El Mayo”.

Caso contrario, por ejemplo, es el de Servando Gómez “La Tuta”, capo de los caballeros templarios que azota la zona del centro del pacífico y ha hecho de regiones como la michoacana un territorio impune donde se gobierna a base de soborno, plata y plomo. “La Tuta”, señalado de corromper, extorsionar, traficar, asesinar, no ha sido detenido por el Gobierno Mexicano, de hecho le han abierto el camino aprehendiendo a sus rivales, pero no es enemigo público número uno –en la práctica sí lo es dado la atrocidad de sus acciones-, como tampoco es un blanco de las autoridades de los Estados Unidos.

No pueden ser casualidad pues, las dos acciones inmediatamente posteriores a la visita de Enrique Peña Nieto a Washington con el presidente Barack Obama: el cambio en la III Región Militar, con un General que ha perseguido al cártel de Sinaloa en otras tierras, y la conferencia de la DEA para desclasificar la averiguación previa contra “El Mayo”, sus hijos y el hijo de “El Chapo”.

Tal es la sumisión, pues. O la obediencia. O el peso de los designios de Estados Unidos en suelo y fuero mexicano.

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