José Agustín no sólo es la figura más emblemática de la llamada literatura de La Onda, -que, por mucho, superó al Crack literario mexicano-, también es el autor de una trilogía fundamental para entender la vida en nuestro país de 1940 a 1994: Tragicomedia mexicana.
En la tercera parte de la trilogía, que abarca de 1982 a 1994, esto es del sexenio de De la Madrid Hurtado al de Salinas de Gortari, hay un pasaje dedicado a este último que es sorprendemente similar a lo que está pasando en este momento con el gobierno de Peña Nieto, no por otra razón se ha hablado de la influencia que el primero ha ejercido sobre el segundo.
Escribe José Agustín: “Mientras Salinas gozaba su poder y se la pasaba suave con la actriz de telenovelas Adela Noriega, los salinistas se presentaban como ‘la generación del cambio’, los jóvenes que luchaban contra la corrupción de los viejos políticos. Desde un principio se manejó la idea de que en el poder mexicano existían los tecnos y los dinos, es decir, los tecnócratas salinistas y los dinosaurios o prinosaurios, pero en realidad no había grandes diferencias entre unos y otros, pues los tecnos utilizaban todos los viejos recursos del corrupto autoritarismo priísta, sólo que ellos estaban en el poder y pertenecían a una casta que podía vender la imagen de que eran los emisarios de la modernidad que llevaría a México al primer mundo, abatiendo todos los viejos e inservibles mitos nacionales y las simulaciones.”
Para propagar esta idea, Salinas de Gortari, ya lo sabemos, se valió de una pila de intelectuales que le hicieron coro. Entre ellos estaba el propio Octavio Paz y Enrique Krauze, quienes –continúa José Agustín- “cantaron loas al libre mercado y al gobierno del modernizador Salinas”, tal como sigue sucediendo ahora con Krauze desde Letras libres.
Lo importante de volver a refrescar nuestra memoria –en mi caso con la Tragicomedia de José Agustín- no es simplemente por el mero prurito de encontrar similitudes entre dos sexenios ya bastante distantes el uno del otro, sino para aquilatar la tragedia en la que terminó el primero (recuérdese crisis económica, alzamiento zapatista, etcétera) y la catástrofe que éste podría depararnos de continuar, otra vez, encogidos de hombros.
@rogelioguedea