El que ayuda a otro a hacerse poderoso
causa su propia ruina
Nicolás Maquiavelo
En su último ensayo para el suplemento literario Confabulario, titulado “El reino inexistente”, el académico Oswaldo Zavala argumenta básicamente lo siguiente: que la novela del narco exagera la nota (esto es que no refleja con fidelidad la realidad violenta que vivimos en México, sino que hace una «caricatura descontextualizada» de la misma) y que la fuerza del Estado es visiblemente mayor que la del narcotráfico, sobre el cual el primero se impone. Para demostrar ambas afirmaciones, Zavala elige, para el primer caso, (y de una forma un tanto sofística), algunas novelas mexicanas que han tratado el tema del narcotráfico (como las de Elmer Mendoza, Bernardo Fernández BEF y Alejandro Almazán) y, para el segundo, pone algunos ejemplos de lo sucedido en Michoacán con respecto al cártel de Los Caballeros Templarios y las autodefensas. Desafortunadamente, los anteojos con los que mira Zavala la realidad literaria y, sobre todo, política de nuestro país no tienen una correcta graduación, y uno pudiera pensar o que padece una severa miopía o que, en realidad, quiere beneficiar intereses que, luego, lo beneficien a él, pues parece no comprender que el Estado mexicano está tan penetrado del narco (y también a la inversa) que no hay forma de distinguir el fracaso o triunfo del uno sin entender, al mismo tiempo, el fracaso o triunfo del otro. Más que miopía o lisonja, prefiero pensar que se trata de una lectura apresurada de nuestro entorno la que a Zavala le impide aceptar que la literatura del narco (a la que califica de hiperbólica) sí está retratando (sin dejar de aprovechar, ¡por supuesto!, las licencias que todo género ficcional permite) la realidad del país y, además, de que nuestro Estado es fallido porque, para decirlo siguiendo a Thomas Hobbes, ha sido incapaz de mantener la paz y la justicia social, “bien para el cual se instituyen todos los Estados”. Basta ver, nada más, para citar el ejemplo dado por Zavala, lo que sucede en Michoacán con el mismo líder de Los Caballeros Templarios, «La Tuta», que desde su campante libertad sigue demostrando con videos cómo ha gobernado dicho estado desde hace años, o, más recientemente, con el crimen del diputado fedral priista Gabriel Gómez Michel, cuya nota la cubrió Proceso con el título “El poder del narco”. El principal problema en Zavala es que, al no conocer la realidad del país, se ve impedido a saber realmente lo que es la literatura (y el periodismo) del narco. Así de simple. Por eso es necesario, pues, hacer estas puntualizaciones para que no se deje de poner en la dimensión justa la realidad política (y, de paso, literaria) del México actual, pues de lo contrario su análisis e interpretación futura estarán basados en meras falacias.
@rogelioguedea