¿Recuerdan Salvárcar?

06/05/2014 - 12:01 am

La mayoría de los lectores de Sin Embargo vieron el video donde Luz María Dávila, madre de familia que perdió a sus dos hijos en la masacre de Villas de Salvárcar, en Ciudad Juárez, enfrenta a Calderón y le escupe aquella frase célebre “Usted no es bienvenido, señor presidente”. Para los que no lo han visto:

Entonces ¿qué sucedió con las víctimas de la calle Villa del Portal, de Villas de Salvárcar? ¿Dónde están? ¿Cómo la van pasando? ¿Qué sucedió con la vivienda donde se cometió el crimen? ¿Qué sentimientos tienen ellos acerca de la justicia mexicana? ¿Se ha hecho justicia? ¿Cuántos delincuentes participaron en el homicidio colectivo? ¿Quién lo ordenó? ¿Cuántos están detenidos? ¿Cuántos han sido procesados y sentenciados? ¿Alguien se hará cargo de los daños y perjuicios contra las víctimas? Así se suman más y más preguntas.

Se sabe que un comando armado llegó hasta la calle Villa del Portal, de aquella colonia, la noche del 30 de enero de 2010, asesinó a 15 jóvenes y dejó heridos a más de 20.

Ese hecho fue el punto crítico en la ola de ultraviolencia que azotó a Ciudad Juárez, que arrebató cerca de 11 mil vidas. La Federación, y el Departamento de Estado de USA comprendieron entonces que el Plan Mérida había fracasado, y era el momento de iniciar un cambio de estrategia, dándole prioridad a la reducción de violencia y el combate a los detonadores sociales de la misma.

El Gobierno federal invirtió 7 mil millones de pesos en el programa “Todos Somos Juárez” mientras que el Departamento de Estado de USA cambió parte del destino de los fondos enviados a México para dirigirlos a la reconstrucción del tejido social.

Decenas de proyectos y cientos de viajes aéreos de funcionarios, gastos en viáticos y cientos de cuartos de hoteles rentados para las fuerzas federales, permitieron iniciar el efecto deseado y se empezó la reducción de la violencia delictiva que destruía la ciudad, aunque todavía hoy luchamos contra las secuelas de aquella guerra, y las cosas no están fáciles.

Pero ¿cómo van para las víctimas de la calle Villa del Portal?

La Semana pasada visité el vecindario y encontré una comunidad frustrada, consumida por una sensación de engaño y manipulación.

Me enfrentaron, molestos por el desempeño de las organizaciones de Derechos Humanos y revelando un gran sentimiento de animadversión con el grupo del Padre Pro por la libertad de Israel Arzate, quien fue señalado como actor material del multihomicidio pero exonerado debido a evidencia de tortura durante el interrogatorio. A los vecinos nadie les ha explicado exactamente qué pasó y qué puede pasar en su futuro con relación a ese asunto. Los defensores del litigio estratégico para sentar precedentes en favor de los Derechos Humanos, no tuvieron la consideración necesaria por las victimas como para explicarles la prudencia de su actuación.

Los vecinos de Salvárcar se sienten apabullados por las organizaciones de Derechos Humanos y se han refugiado en el Departamento de Atención a Víctimas de la Fiscalía General del Estado, oficina que con muy escasos elementos intenta atender a los miles de dañados por delincuentes en los últimos años, por lo que sin importar la voluntad de sus psicólogos y trabajadores sociales, los resultados siempre serán magros.

Fue difícil explicarles que mi visitaduría (Atención a Víctimas de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos de Chihuahua) tiene como mandato atender a las víctimas sin implicar posicionamientos con relación a los indiciados, justa o injustamente, de los crímenes. Realmente hasta para mí es difícil trabajar en esa dicotomía esquizofrénica de atender quejas de personas, acusadas de cometer los más terribles delitos, porque fueron torturados y luego escuchar a las víctimas de los mismos hechos, que tienen la certeza de que el indiciado por la autoridad es el asesino de su hijo o esposo.

Después de dos encuentros y varias conferencias telefónicas, me reuní con los vecinos el viernes pasado, a mediodía y firmamos un documento de compromiso para atenderlos en su carácter de victimas de uno de los crímenes más deplorables de nuestra historia reciente.

El primer compromiso fue este: publicar en mi colaboración, que tan amablemente me han confiado Zepeda Y Páez, que me he comprometido con ellos para acompañarlos, asesorarlos, gestionar, exigir en su nombre, informarlos con total transparencia de los resultados de las acciones que hagamos juntos y capacitarlos para que se defiendan y organicen autónomamente. Como visitador, derechohumanista y profesional (me da pena porque, por sabido se debe callar, pero me pidieron que lo dijera) también debo publicar que lo haré gratuitamente, sea o no servidor público.

No quiero empezar haciendo señalamientos concretos ni culpabilizar tempranamente a alguien de lo que les ha pasado a los habitantes de Villa del Portal, de Villas de Salvárcar, ya lo veremos y diremos conforme vayamos investigando y encontrando.

Sólo una afirmación puedo sostener de entrada: Hay abandono inexplicable de las autoridades en lo general, de las ONGs, de las Comisiones Derechohumanistas, del Municipio, de la Federación y del Estado, que es el que sale mejor librado en la primera impresión pero es totalmente insuficiente para cumplir las necesidades de las víctimas.

Los habitantes de Villa del Portal se han convertido en una comunidad multivictimizada. Y no han hecho algo en su vida para merecerlo. Debo reconocer de inicio mis limitaciones, por lo que convoco desde luego a la solidaridad hacia ellos, yo poco puedo hacer con una computadora y una secretaria que son mis únicas herramientas y personal de trabajo.

Terminamos la reunión con una sensación de naciente esperanza. Recibí algunos de los abrazos y lágrimas más emotivos y sensibles de que tenga memoria de cada uno de los 9 padres, entre ellos Luz María, que estaban presentes y que tuvieron en sus manos el cadáver de sus hijos cuando trataban en vano de resucitarlos tras el ataque.

Gustavo De la Rosa
Es director del Despacho Obrero y Derechos Humanos desde 1974 y profesor investigador en educacion, de la UACJ en Ciudad Juárez.
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