Pablo Ruíz Galindo Covarrubias
31/03/2014 - 12:00 am
Del PAN y de la Izquierda
Si bien la pluralidad de opiniones hace la democracia, el PAN y la izquierda (PRD, PT, MC y lo que llaman Morena) en nuestro país, con su pluralidad de opiniones, en su fracaso por formar una unión (cada uno por su cuenta o de cualquier otra manera) han perjudicado a la democracia. El regreso del […]
Si bien la pluralidad de opiniones hace la democracia, el PAN y la izquierda (PRD, PT, MC y lo que llaman Morena) en nuestro país, con su pluralidad de opiniones, en su fracaso por formar una unión (cada uno por su cuenta o de cualquier otra manera) han perjudicado a la democracia. El regreso del PRI a los Pinos se puede deber a muchas circunstancias, quizás a un conjunto de ellas, pero no al buen desempeño histórico de ese partido, ni mucho menos a logros o triunfos de los últimos años. El PRI supo aprovechar los fracasos del PAN, su incapacidad por crear una imagen fuerte y competitiva en las elecciones de 2012, la división que existe y ha existido en los últimos 12 años de la izquierda y su poca capacidad de organización. Pero al parecer, nadie se ha dado cuenta, y puede suceder, si los otros no hacen nada, que aún con los desastrosos números que ha dado el gobierno de Peña en 16 meses, que el PRI no pierda la presidencia en 2018.
Hoy la izquierda mexicana está representada por 3 partidos, sin un verdadero líder, y totalmente divididos entre ellos y dentro de los mismos partidos. Existe un Andrés Manuel López Obrador creando un nuevo partido, dividiendo todavía más ese pedazo del pastel que necesita con urgencia una fuerza unida. Divididos en 4, sin proyectos en común, rechazándose los unos a los otros, es poco factible que puedan llegar a representar una fuerza importante en el 2018, salvo que un milagro o una necesidad los logre unir y vayan juntos otra vez, como en cada elección presidencial. En 2015 habrán elecciones intermedias y probablemente no obtengan resultados tan negativos, pero el verdadero reto está en el 2018. El liderazgo que deben crear debe consistir en una nueva imagen que represente a una izquierda moderna y atractiva para un México que la necesita.
En el PAN todavía no han podido recuperarse de la vergonzosa derrota de las elecciones de hace 2 años. Y antes de unirse y salir adelante, han decidido dividirse internamente y lanzar culpas a las diferentes corrientes. Al PAN le está sucediendo algo similar a lo que pasó en el PRI tras la derrota en el 2000, pero lo que quizás no se acuerdan es que a ellos les costó varios años recuperarse. Los panistas han preferido entrar a una campaña interna de críticas, conflictos y confrontaciones para elegir a su nueva dirigencia partidista, sin darse cuenta que ese proceso únicamente desgasta al mismo partido, a los militantes y a los ciudadanos, que estamos cansados del conflicto, y es lo único que vemos. Ernesto Cordero, senador con licencia y uno de los 2 aspirantes para dirigir el PAN, dijo que hablar de una figura para 2018 en estos momentos, era muy temprano. Si hacemos memoria, Peña Nieto rendía protesta como gobernador del Estado de México en septiembre de 2005. Desde entonces, habiendo aprendido su error, el PRI ya estaba creando su figura para 2012. El PAN no puede volver a caer en el error de llegar con una imagen débil y no respaldada por todo el partido a las próximas elecciones grandes.
Tanto el PAN como la izquierda van un poco tarde para ir formando un liderazgo y una imagen para llegar a los Pinos en 2018, aunque todavía hay tiempo. El 2013 fue del Pacto por México, de Peña Nieto, del premio al mejor ministro de finanzas en el mundo y de flores cuestionadas. Hoy los partidos políticos tienen que empezar a crear su camino para poder enfrentar el reto de servirles a los ciudadanos dignamente. El PAN y la izquierda unida, deben darle prioridad a esa unión interna y a esa lucha para que, como partido o fuerza política, nos presenten una opción interesante, competente y capaz. De no hacerlo, aún con los crecimientos económicos a la baja, con el crimen al alza, con los fraudes y con las prebendas políticas, en 4 años el PRI podría estar celebrando una victoria más; sin haber hecho nada más que aprovechar las debilidades de la oposición.
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