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Jorge Zepeda Patterson

22/02/2014 - 3:47 pm

La vida después de «El Chapo»

La buena noticia es que por fin aprehendieron a Joaquín Guzmán Loera, «El Chapo». La mala noticia es que con su aprehensión descabezan al principal cártel de la droga en el país. Ambas son noticias trascendentes, de fuertes implicaciones políticas y policiacas. Muchos mexicanos se quedarán preguntando si la buena noticia es más buena que […]

La buena noticia es que por fin aprehendieron a Joaquín Guzmán Loera, «El Chapo». La mala noticia es que con su aprehensión descabezan al principal cártel de la droga en el país. Ambas son noticias trascendentes, de fuertes implicaciones políticas y policiacas. Muchos mexicanos se quedarán preguntando si la buena noticia es más buena que la mala.

De entrada, la detención de quien durante años fuera el segundo hombre más buscado por las autoridades norteamericanas (sólo detrás de Osama Bin Laden), constituye un enorme triunfo para Enrique Peña Nieto, de cara a la comunidad internacional. Una noticia que terminará por apuntalar la luna de miel que experimenta el presidente mexicano en sus relaciones con la prensa extranjera, gracias a las reformas políticas y económicas aprobadas recientemente y que han sido “vendidas” como un paso decisivo en la modernización y apertura del país. La portada del semanario Time de la semana pasada dedicada a Peña Nieto bajo el título “Saving Mexico”, ilustra las ganas que tienen en Washington y en Wall Street de que el regreso del PRI se traduzca en crecimiento rápido y en la apertura del petróleo mexicano a la iniciativa privada.

Para desgracia de Peña Nieto la visión que existe dentro del país por las reformas no es igualmente entusiasta; sus niveles de aprobación son bajos. Probablemente con la detención de «El Chapo» suceda algo similar.

A finales de su sexenio Felipe Calderón buscó denodadamente este golpe noticioso para darle al candidato panista más posibilidades de ganar las elecciones en 2012. Se llegó a decir, incluso, que «El Chapo» ya había sido capturado y la noticia sería divulgada unos días antes de los comicios para maximizar su efecto. Pero también fue evidente que durante la mayor parte del sexenio calderonista el cártel de «El Chapo» recibió menos golpes que el resto de las organizaciones. Durante años se ha manejado la tesis, nunca aceptada por las autoridades, de que había cárteles “buenos” (el de Sinaloa) y cárteles malos (Los Zetas). Los primeros respetan a la población civil y siguen concentrados en el negocio de la droga; los segundos han emigrado actividades a muchos otros delitos en contra de la población, en particular secuestros y extorsiones.

Algunos analistas daban por sentado que con el regreso del PRI se fortalecería la tesis de la negociación con una parte del crimen organizado para enfocarse en el combate a la porción más salvaje. Sin embargo, con la detención de «El Chapo» estas especulaciones son agua pasada.

De cualquier forma resulta significativa la evidente intervención de las autoridades estadounidenses en el operativo de esta madrugada en Mazatlán. La noticia misma, dada a conocer por la agencia de noticias AP, fue producto de la filtración de un funcionario norteamericano, lo cual confirma el grado de involucramiento de las agencias de Washington. En otras palabras, haya sido la intención o no del gobierno mexicano de proceder en contra de «El Chapo», la inteligencia y la intervención estadounidense pudo haberle dado muy poco margen de decisión a nuestras autoridades.

Lo cierto es que con entusiasmo o sin él, el zarpazo policiaco-militar en contra de «El Chapo» constituye un golpe seco a la organización más antigua del crimen organizado. Joaquín Loera ha sido un líder extraordinariamente longevo en una profesión que se caracteriza por ser efímera. Todos sus colegas de generación fueron retirados al panteón o la prisión desde hace buen tiempo. De alguna forma «El Chapo» fue una figura de excepción pues logró mantenerse a la cabeza del cártel sinaloense durante más de 25 años, incluso durante el período en el que estuvo en la cárcel.

El impacto sobre las operaciones del cártel será simbólico pero también operativo. Si cayó «El Chapo» puede caer cualquiera, y esto será una dura lección para todo capo vinculado al crimen. Derrumbada la leyenda, termina imponiéndose la terrible certidumbre del final que les espera.

Con el sinaloense en prisión también termina el reiterado bochorno que provocaba los reportes anuales de Forbes y publicaciones similares que colocaban a «El Chapo» como uno de los hombres más ricos e influyentes del país. Un recuerdo periódico, una exhibición vergonzosa ante el mundo, de la impunidad reinante en México.

Por todas estas razones, la noticia de este sábado es muy buena para Peña Nieto. No está tan claro que lo vaya a hacer para los habitantes en la costa del Pacífico. Desde luego distaba de ser el “cártel bueno”, pero en la medida en que tenía un liderazgo más estable y un control significativo sobres su territorio, el costo de la guerra era menor en Sinaloa, Sonora, Nayarit y Durango que en buena parte del resto del país, pese a ser una zona de trasiego más antiguas que las otras.

La muerte de Nacho Coronel, cabeza del Cártel de Sinaloa en Guadalajara, ilustra lo que podría suceder con la desaparición de «El Chapo». La plaza tapatía se mantuvo en relativa tranquilidad hasta el verano de 2010, cuando Coronel fue abatido por las autoridades. A los pocos meses la ciudad comenzó a ser el campo de batalla entre distintas bandas que llegaron a disputar el control del mercado. Hoy en día es una de las más violentas toda vez que aun no existe un liderazgo capaz de establecer el monopolio sobre la plaza.

Habría que preguntarse si la detención de «El Chapo» no provocará en mayor escala lo que ya sucedió en Guadalajara. Una disputa sangrienta entre sus lugartenientes y/o la penetración de otros cárteles en la zona y la guerra consecuente. En otras palabras, un incremento de la violencia.

Pese a todo, seguramente Peña Nieto está de plácemes. Y supongo que todos los que deseamos un estado de derecho en el país también tendríamos que estarlo. Pero me incomoda el hecho de que alguien está aún más contento que Peña Nieto: Los Zetas.

@jorgezepedap

Jorge Zepeda Patterson
Es periodista y escritor.
en Sinembargo al Aire

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