Adela Navarro Bello
02/10/2013 - 7:25 am
“Homologación del IVA no debe pasar”
Tal fue el último grito de batalla del Gobernador de Baja California, José Guadalupe Osuna Millán. En el mensaje de su último informe de gobierno, el martes 1 de octubre de 2013, en el Teatro del Estado en la Capital, Mexicali, así lo dijo: “Homologación del IVA no debe pasar”. Es de esperar que en […]
Tal fue el último grito de batalla del Gobernador de Baja California, José Guadalupe Osuna Millán. En el mensaje de su último informe de gobierno, el martes 1 de octubre de 2013, en el Teatro del Estado en la Capital, Mexicali, así lo dijo: “Homologación del IVA no debe pasar”. Es de esperar que en un estado 100 por ciento fronterizo y por lo tanto con un Impuesto al Valor Agregado del 11 por ciento, la consigna despertara aplausos. Así fue.
Sólo que en este su último informe, el primer Estado en renovar el poder Ejecutivo en el sexenio de Enrique Peña Nieto, no haya habido un representante a la altura del Presidente, o quizá la premisa sea esa, que José Guerra Abud, el Secretario del Medio Ambiente que acudió en representación de Peña, sea precisamente eso, el reflejo de esta Presidencia de la República.
En los próximos días, dijo quien será Gobernador de Baja California a partir del 1 de noviembre de 2013, Francisco Vega de Lamadrid, el Secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso, vendrá al estado para escuchar a empresarios, políticos, gobernantes y ciudadanos, hablar de los daños que una homologación al 16 por ciento en la tasa del IVA causaría a la región fronteriza mexicana.
Veamos: en la zona fronteriza en México, residen 9.2 millones de mexicanos, una tercera parte de ellos está en Baja California, que es a su vez frontera con el estado de California, Estados Unidos, que en la categoría de las mejores economías del mundo, se encuentra entre los primeros diez sitios.
De los estados en la región fronteriza, Baja California y Baja California Sur lo son totalmente, en el resto de las entidades federativas se considera la zona fronteriza “el territorio comprendido entre la línea divisoria internacional del norte del país y la línea paralela a una distancia de 20 kilómetros hacia el interior del país”.
En toda esa zona, desde 1978 cuando el Impuesto al Valor Agregado se creó durante la Presidencia de José López Portillo –quien por cierto, después admitiría que de lo único que se arrepentía era de haber creado el IVA”– se le concedió un tratamiento especial a la frontera. Entonces con un 6 por ciento de IVA mientras en el resto del país la tasa impositiva era del 10 por ciento.
Los incrementos al Valor Agregado han continuado hasta hoy que la Presidencia de Enrique Peña Nieto nos tiene pendientes del futuro de su propuesta de homologar dicha a tasa a 16 por ciento en todo el territorio mexicano sin excepción alguna, la particularidad ahora es que en la región fronteriza mexicana se tasa el IVA al 11 por ciento.
Por qué en 1978 se consideró la especial situación, va una explicación de entonces: “… en aquella exposición de motivos se manifestó la necesidad de implementar una tasa especial para la franja fronteriza sur y norte, con el ánimo de hacer competitivo el comercio de las ciudades fronterizas para con las ciudades de los países vecinos del norte y sur, respectivamente, argumentando que de esta forma los ciudadanos mexicanos tendrían que cruzar las fronteras para adquirir sus bienes y servicios con un impuesto más barato, dado que la tasa especial que se propuso entonces (6%) sería más atractiva que la vigente en las ciudades del sur de los Estados Unidos o norte de Guatemala”.
Bien, el impuesto al valor agregado en las ciudades frontera de los Estados Unidos, sigue siendo más bajo que en las ciudades fronterizas mexicanas. Hoy mismo en California el impuesto sobre venta es del 8.25 por ciento mientras en Baja California es del 11 por ciento –antes del sexenio de Felipe Calderón Hinojosa era de 10 por ciento– lo cual hace que los empresarios y comerciantes bajacalifornianos tengan menos oportunidades de competir contra los californianos –sin hablar de los procesos de calidad en los servicios y productos, que es rancho aparte–.
Así se ha construido la vida comercial de la franja fronteriza mexicana, con un impuesto menor al resto del país pero mayor a las ciudades allende la frontera. Las oportunidades están dentro de un margen razonable para hacer negocios entre una y otra región.
Si a ello se le suma que la frontera mexicana con los Estados Unidos, debido al factor geográfico, es territorio ideal para la instalación de maquiladoras y manufactura, no solo por la clásica mano de obra barata, sino por el tratamiento también de excepción para la importación de insumos que serán transformados en suelo mexicano y posteriormente exportados para su venta en el extranjero, la vida económica de los estados fronterizos está sustentada en esa relación estrecha con el vecino país.
De ahí que las propuestas de homologación del IVA en la frontera al 16 por ciento, y los impuestos para importaciones temporales para el sector maquilador, sean dos medidas que dañarían de manera severa la economía de la frontera mexicana con los Estados Unidos.
Por eso el Gobernador Osuna Millán, dio su último grito de batalla como ejecutivo estatal: “La homologación del IVA no debe pasar”, e hizo un llamado a legisladores federales de la frontera, a empresarios, sociedad y gobernantes a realizar un frente común para “convencer”, primero a Videgaray después al presidente Peña, que su maniobra impositiva quizá, incrementaría las arcas federales (unos 15 mil millones de pesos más), pero acabaría con todo un sector comercial fronterizo y transfronterizo.
En contra parte, fuera de la negativa por parte del equipo de Enrique Peña Nieto a aceptar la modificación para no afectar a una buena parte de mexicanos económicamente activos en el norte y sur de México, no se ha escuchado una propuesta que comprometa al ejecutivo federal a acabar con la corrupción, a fijar sueldos máximos, a acabar con las fugas de dinero en excesos de secretarías, funcionarios y sindicatos por mencionar algunos.
Lo único que se ve, ante la desesperación por aprobar una reforma que cada vez tiene más detractores –hace unos días la CONCANACO se sumó a la negativa a la homologación del IVA y las importaciones temporales- es la necesidad del Gobierno Federal de más dinero. Y la manera más fácil, es esa, cobrar más impuestos. No ahorrar, no hacer eficiente el presupuesto, no adelgazar la nómina, no eliminar gastos superfluos, sino, cobrar más.
Y con eso que las votaciones en el Poder Legislativo ya no son en razón del beneficio de los representados en cada uno de los distritos electorales federales, sino en bloque y por los arreglos y negociaciones en el Pacto por México entre PRI, PAN y PRD, se asegura que sólo 114 diputados federales se han comprometido a votar contra la homologación del IVA y las importaciones temporales, a ver quién escucha el grito de la frontera, y la última batalla del Gobernador de Baja California.
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