Martín Moreno-Durán
21/08/2013 - 12:00 am
Teatro PRI-ñol
*¿Priistas a las calles? ¡Ay, ajá! * “Fuerzas vivas”…e ignorantes La fotografía de Tomás Martínez en el diario Reforma del lunes pasado, no tiene desperdicio: simpatizantes priistas, en el auditorio “Plutarco Elìas Calles”, mostrando pancartas que rezaban: “Reforma Energética SÍ…Pemex y CFE son y serán de los mexicanos”, pero con rostros de funeral. Apagados. Sin […]
*¿Priistas a las calles? ¡Ay, ajá!
* “Fuerzas vivas”…e ignorantes
La fotografía de Tomás Martínez en el diario Reforma del lunes pasado, no tiene desperdicio: simpatizantes priistas, en el auditorio “Plutarco Elìas Calles”, mostrando pancartas que rezaban: “Reforma Energética SÍ…Pemex y CFE son y serán de los mexicanos”, pero con rostros de funeral. Apagados. Sin convicción, rodeados de “fuerzas vivas” de brazos cruzados, indolentes, sin emoción ni confianza.
La gráfica revela lo inocultable, lo de siempre: las “bases” priistas obedecen, dóciles, mientras el presidencialismo dispone y ordena. Sin pedir explicaciones ni mucho menos discutir las órdenes del primer priista del país: el Presidente de la República. Como en los viejos tiempos.
¿Cuántos de los priistas que amenazan con “salir a las calles para defender la reforma energética de Peña Nieto”, o como advirtió el diputado Carlos Aceves del Olmo, con medio siglo de pertenecer al PRI: “si hay que pelear con el diablo, debemos pelear con el diablo”, conocen en realidad qué contempla la propuesta energética presidencial? ¿Cuántos la leyeron? ¿Sabrán siquiera que implican los contratos compartidos?
Pocos tal vez. Ninguno seguramente.
A levantar pancartas, si son tropa. O dedos, si son legisladores.
O a decir barbaridades como las del encargado del despacho del PRI –quienes mandan están en Los Pinos, en Gobernación o en Hacienda-, César Camacho Quiroz, quien de repente se vuelve revolucionario, le emerge el orgullo “toluco power” y lanza de manera insólita: “Saldremos a las calles a defender la propuesta energética del Presidente de la República”.
¡Ay, ajá! Pago por ver a priistas marchando en las calles, tomando el Zócalo y exigiendo, a plaza abierta, compartir la renta petrolera.
Queremos ver que las hordas tricolores salgan a desafiar en las calles lo que se decide en la nomenclatura priista. ¡A ver!
Queremos ser testigos de que le peleen, palmo a palmo, las calles a López Obrador y a quienes protestarán en contra de la reforma energética.
Queremos ver a Camacho Quiroz disputarle la plaza a AMLO.
Queremos presenciar que los priistas se envuelvan en la bandera del nacionalismo…para defender una alternativa que plantea inversión privada en Pemex.
¡A ver!
Y no confundamos: Pemex requiere, y le urge, inyección de capitales privados. Eso ni discutirlo. Necesita un nuevo régimen fiscal, autónomo, que no sea el sostén absoluto de las finanzas públicas. Que no lo expriman hasta dejarlo sin aire. Que no sea saqueado por Romero Deschamps. Que la mayor parte de sus recursos sean para tecnología, exploración, explotación y producción. De acuerdo.
Pero modernizar a Pemex debe ser a base de propuestas sólidas y viables, no mediante bravatas, demagogia y amenazas populistas como las de Camacho Quiroz, o de otros sempiternos líderes del PRI. Como el eterno Aceves del Olmo. Y eso incluye también al PRD y al PAN. A todos.
O como las barrabasadas del líder del sector campesino, Gerardo Sánchez, quien vocifera. “A nosotros no nos asustan las calles, las hemos tomado una y otra vez. Lo haremos cuantas veces sea necesario”.
¡A caray!
Nunca vimos a los priistas salir a las calles para defender causas populares o agresiones a ciudadanos.
No los vimos cuando el Ejército masacró a estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco.
No los vimos cuando mataron a estudiantes el jueves de Corpus.
No los vimos cuando López Portillo y Salinas de Gortari llevaron al desastre financiero al país.
No los vimos cuando asesinaron a Colosio y a Ruiz Massieu.
No los vimos cuando se aprobó el Fobaproa.
No los vimos enarbolando las causas populares.
Entonces, ¿de qué hablan Camacho Quiroz, Aceves del Olmo y Sánchez?
El soporte ideológico de la reforma petrolera de Peña Nieto es uno: el del discurso y de la propaganda oficial. La del joven enchamarrado que “explica” que “sí se puede”. La de los secretarios prometiendo que llevarán a Pemex a estar entre las primeras cinco empresas petroleras del mundo. La de los panegiristas con pluma salinista –no extraña- y micrófono oficialista.
Pero el soporte de las “fuerzas vivas” del PRI –sí, todavía existen-, languidece por la ausencia de convicción y la carencia de entusiasmo. Las pancartas de “apoyo priista” en el auditorio “Plutarco Elías Calles” son sostenidas por los brazos de la ignorancia de contenidos, por las manos de la obediencia ciega. Por la sinrazón.
Sí: las bases priistas –líderes y apoyadores- son los acarreados de siempre: los que aplaudieron a rabiar la expropiación bancaria de Jolopo, los que celebraron la vuelta a la privatización salinista, los que marcharon con el brazo en alto frente a Palacio Nacional celebrando su ignorancia y sometimiento corporativo e ideológico.
¿De qué habla el PRI cuando se le ordena decir que saldrán a las calles?
Hablan con el único lenguaje que aprendieron: el de la demagogia. No fueron diseñados para la democracia. Así los formaron. Así los enseñaron: a obedecer sin cuestionar. A decir sí a todo sin exigir discusiones de fondo. Y la reforma petrolera no tendría por qué ser la excepción.
Son ellos, los priistas. No cambian. Ni cambiarán.
Twitter: @_martinmoreno
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