En la obscuridad de la alcoba nada es invisible. Se mira lo que se escucha, se escucha lo que se toca y se toca lo que se piensa. El deseo en la noche de los amantes es como luna llena que aclara las sombras.
Por Alberto Ruy-Sánchez
En la obscuridad de la alcoba nada es invisible. Se mira lo que se escucha, se escucha lo que se toca y se toca lo que se piensa. El deseo en la noche de los amantes es como luna llena que aclara las sombras.
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