Arnoldo Cuellar
04/04/2013 - 11:51 am
Una batalla contra la prepotencia de Televisa
A fines del año pasado utilicé este espacio para dar a conocer la censura sufrida por un programa de televisión independiente del que fui titular, Zona Franca, en la filial de Televisa en León (Censura en el arranque del nuevo gobierno). Vuelvo al tema con una disculpa hacia los lectores por posponer cosas de mayor […]
A fines del año pasado utilicé este espacio para dar a conocer la censura sufrida por un programa de televisión independiente del que fui titular, Zona Franca, en la filial de Televisa en León (Censura en el arranque del nuevo gobierno).
Vuelvo al tema con una disculpa hacia los lectores por posponer cosas de mayor relevancia frente a cuestiones que parecieran ser de índole particular pero que, a mi juicio, dan importantes señales sobre la circunstancia de temas tan torales para la sociedad mexicana actual como la libertad de expresión y el respeto al estado de derecho.
Tras la suspensión del programa de televisión semanal sin mayores explicaciones oficiales y sólo con versiones de que habían existido presiones de alto nivel, inexplicables para un programa emitido en una televisora de provincias, la empresa Fábrica de Contenidos, productora de Zona Franca, planteó a la empresa televisiva un reclamo legal por explicaciones objetivas y en retribución de los daños económicos provocados por la unilateral cancelación.
En Guanajuato existe un sistema de justicia alternativa y mediación que ha funcionado con buenos resultados, por lo que antes de llegar a un escenario de conflicto, se planteó a Televisa acudir a ese espacio y buscar una cancelación.
Cabe señalar que Fábrica de Contenidos mantenía pagados por adelantado los cuatro programas correspondientes al mes de diciembre, además de que el set donde se realizaba el programa, dentro de los estudios de Televisa, era propiedad de la productora.
La prepotencia de Televisa, proverbial en este país, se mostró de inmediato. Rechazaron los llamados del mediador judicial del estado de Guanajuato para acudir a reuniones de conciliación, en primera instancia. Ante la insistencia, se presentaron en Fábrica de Contenidos, en ausencia del mediador y con un notario público para devolver un cheque de caja con el monto del pago anticipado de programas.
El representante legal de la empresa productora aceptó la devolución del dinero dejando asentado formalmente que existían reservas sobre otros reclamos que se mantenían vigentes, sobre todo uno de carácter primordial: conocer las razones objetivas por las cuales se suspendió el programa, una explicación que Zona Franca sigue quedando a deber al auditorio construido a lo largo de 21 meses de emisiones ininterrumpidas.
Naturalmente, los abogados de Televisa, representada por un despacho con sede en Guadalajara, no tenían mucho que decir al respecto por lo que se centraron en el reclamo económico, el cual consiste básicamente en recobrar el costo de la publicidad ya contratada que no salió al aire por la cancelación del programa y por la que Fábrica de Contenidos debió de compensar a sus clientes.
Como era de esperarse, el ofrecimiento de Televisa fue irrisorio en el aspecto económico y omiso en el punto de las explicaciones.
Cabe hacer notar un contexto que a menudo se nos olvida y que es sumamente relevante: como concesionaria de un bien nacional, lo que implica la utilización del espacio radioeléctrico, Televisa, a la hora de vender tiempo-aire, no está ofreciendo algo que sea de su propiedad, sino que está usufructuando un bien público.
En ese sentido, un acto de censura unilateral tiene aristas que van más allá de la actitud de prepotencia elemental con la que se comportan los ejecutivos de la televisora y sus representantes jurídicos. Precisamente sobre eso bordan algunos de los aspectos que se discuten en estos días en el amplio tema de las telecomunicaciones, como ocurre con el derecho de réplica.
Hasta hace no mucho, los propietarios de las cadenas de televisión se manejaron como dueños de vidas y haciendas no sólo en relación con el espectro que les ha concesionado el Estado, sino también en el manejo de los contenidos que transmiten por él: bloquearon a políticos que les resultaron incómodos y expusieron hasta la saciedad a sus aliados, creyendo además que el éxito político dependía de la televisión.
Este exceso es el que ha forzado a Enrique Peña Nieto a un esfuerzo de deslinde que fue lo que finalmente abrió la coyuntura para una reforma a las leyes que rigen a las empresas de telecomunicaciones que puede ser considerada equilibrada y progresista, en la cual han confluido fuerzas políticas disímbolas.
Naturalmente, el poder de las televisoras no ha disminuido. Aún en contra de la iniciativa presidencial, han tratado de utilizar a los diputados comprometidos con ellos para hacer modificaciones de última hora en temas como el de la regulación de los canales abiertos en los sistemas de cable.
La reforma aún tiene que ser discutida en el Senado, donde aún pueden ocurrir sorpresas. Sin embargo, la prepotencia de las empresas televisoras y principalmente de Televisa no sólo tiene que ser combatida en las cúpulas del poder político, donde a menudo la proclividad a la componenda es lo que rige, sino también en la base de la sociedad
Por ello, en Zona Franca hemos decidido, en primer lugar, no callarnos y empezar un proyecto de revista informativa por Internet, que se transmite de lunes a viernes por la página www.zonafranca.mx, y la cual a dos meses de su arranque tiene más de tres mil conexiones por programa, debidamente registradas a través del contador de Livestream, la plataforma de transmisión que utilizamos.
En segundo lugar, seguir adelante en el litigio en contra de Televisa para demandar, antes que nada, la explicación sobre las razones de cancelación del programa antes de concluir el contrato establecido; y, complementariamente, el resarcimiento económico por el daño provocado.
La coyuntura abierta por la circunstancia que vive el Presidente priista Enrique Peña Nieto, necesitado de establecer que su arribo al poder es una oportunidad de cambio y no de restauración, debe ser reforzada también desde el ámbito de la sociedad, sobre todo para evitar que cuando la coyuntura termine, regresen los viejos modos autoritarios.
En Zona Franca pensamos que la prepotencia de las televisoras, que se incrementó durante los gobiernos panistas gracias al ambiente de feudalización política que trajo consigo la alternancia, debe tener respuestas dadas desde los espacios de la razón, la dignidad y el estado de derecho. Más allá del resultado, el intento en sí mismo será relevante.
@arnoldocuellaro
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