Alma Delia Murillo
16/03/2013 - 12:00 am
Dieta del Godínez exitoso
Noble Godínez: nos complace ilustrarle sobre la correcta manera de alimentarse. Lea con atención y siga las indicaciones al pie de la letra. Desayuno Tome un café. Se puede acompañar con la lectura matutina de correos electrónicos. Eso es todo.
Noble Godínez: nos complace ilustrarle sobre la correcta manera de alimentarse. Lea con atención y siga las indicaciones al pie de la letra.
Desayuno
Tome un café. Se puede acompañar con la lectura matutina de correos electrónicos.
Eso es todo.
Comida
Usted debe contar con una o dos tarjetas de crédito. Llevar dinero es ridículo y de mal gusto.
Si no tiene una tarjeta de crédito, tramítela.
Si no tiene manera de comprobar ingresos para solicitar un crédito, suicídese. Es lo que el honor dicta. Sin una tarjeta usted nunca podrá disfrutar de los alimentos con plenitud, ni de una casa y sus objetos elementales ni de nada. Más le valdría no haber nacido.
En el entendido de que usted no se suicidó, sigamos.
Cerciórese de portar la vestimenta correcta: debe llevar ropa que refleje un espíritu casual. Es importante que los trapos que traiga encima manifiesten que usted está feliz y cómodo con su cuerpo, que se siente ágil, atlético, saludable y relajado.
Atención. Relajado no quiere decir descuidado. Deberá poner empeño en cada detalle, unos jeans se desgarran con estilo, unos zapatos de piel adquieren apariencia vintage con elegancia y unas ojeras sólo estarán bien llevadas con una piel impecablemente tersa e hidratada. Tranquilícese. Todo lo puede comprar: desde los jeans desgarrados hasta las ojeras.
El siguiente paso es de un alto grado de dificultad: usted debe adoptar una melancólica mirada de tragedia posmoderna.
La tragedia en la cara es, sin duda, el toque máximo de distinción. Ensaye una y otra vez, piense en su vida de adulto, en sus preocupaciones, en el ambiente de su lugar de trabajo, repase las últimas dos relaciones amorosas que haya tenido y observe la transformación en su rostro, contenga el aire y contémplese en el espejo con absoluto detenimiento para que pueda recuperar la expresión cada vez que se requiera.
Recapitulemos: tarjeta de crédito, ropa casual, ojeras, mirada de tragedia posmoderna.
Estamos listos para salir a comer. No es necesario tener hambre.
Elija un restaurante con terraza para tener una ventana de exhibición mayor.
Siéntese con ligereza, como si fuera una hoja de papel que se posa sobre la silla. Recuerde seguir mirando hacia el horizonte con preocupación. Con un dejo de melancolía levante apenas la mano y solicite que le traigan algo de tomar.
Pida una bebida con alcohol o un agua mineral. Por favor no caiga en la bucólica costumbre de pedir un jugo de frutas. No está usted en el campo, sino en la ciudad, en un ambiente cosmopolita.
Deje transcurrir ocho minutos y mire a su alrededor. Piense en la luz del sol que empieza a tornarse ámbar, suspire, concéntrese en una tarde para comer en soledad.
Volvamos, los minutos pasan. Ordene algo sofisticado, pequeño y caro.
Una ensalada de nombre impronunciable que tendrá tres hojas de lechuga, una rodaja de tomate y un suspiro de proteína ibérica estará bien.
No coma pan, por Dios, eso es para los mendigos. Tome un café espresso y estamos listos, ha terminado. ¿Verdad que fue sencillo y limpio?
Ahora corra, tiene poco tiempo porque su vida es muy agitada, usted trabaja todos los días, recibe cientos de correos electrónicos y tiene que apresurarse, regresar a su despacho, desahogar sus pendientes, tener apenas contacto con sus compañeros. Sonó la campana y terminó el horario de oficina. Salga con actitud preocupada a buscar su auto.
Hagamos de nuevo una pausa, habíamos olvidado un ingrediente necesario: debe contar con un auto, de otra manera no podrá ser respetado en el ambiente al que pertenece.
Si usted no tiene coche, cómprelo. Es muy sencillo, acuda a una distribuidora y pida que le presten uno. Muestre su identificación, su tarjeta de crédito y firme los documentos en donde se comprometerá a pagarlo, a amarlo y respetarlo en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte los separe. Le darán un crédito automotriz sin dudarlo, el vehículo y las llaves, desde luego.
Refrigerio vespertino
Regresemos al momento en que usted abandona la oficina, de pronto y sin razón aparente, siente que necesita un abrazo. Si algo le aprieta el pecho y le inundan las ganas de llorar, resista: nadie debe verlo llorando en el trabajo, nunca.
Ya está en el interior de su auto, siéntase feliz, quizá eso es lo más cercano a un abrazo que recibirá hoy.
Conduzca hasta su casa y tranquilícese. No sea autocomplaciente con sus inoportunas necesidades de afecto, estas pueden dañar su impecable imagen corporativa.
Si durante el trayecto siente un piquete parecido al hambre, es normal. Busque en la guantera del auto una barra integral con cero grasas, cero proteínas, cero azúcares, cero calorías y cero sabor: cómasela.
No será reconfortante pero sus jugos gástricos tendrán algo para destruir que no sean los propios órganos.
Cena
Ha llegado a casa, abra la puerta sin prisa. Lo recibirá el sonido del refrigerador, ese ronroneo metálico inagotable del enorme aparato plateado que reina en su cocina.
Porque usted vive sin ninguna compañía, naturalmente, tal y como dicta la norma del adecuado estilo de vida contemporáneo. Sugerimos que además de vivir en soledad, viva bonito. Lo bonito lo venden en la tienda departamental de su preferencia.
Parece que la barra integral no hizo gran efecto y usted aún tiene hambre.
Sírvase medio vaso de leche deslactosada light, fortificada con omega tres y diseñada para adultos de alrededor de cuarenta años. La puede encontrar en la tienda de autoservicio, específicamente en el interminable pasillo destinado a exhibir los setecientos tipos de leche que ahora existen. Y nunca se pregunte qué tipo de vaca pudo haber producido semejante cosa.
Escuche los mensajes de teléfono en la contestadora, si sólo hay grabaciones automáticas recordándole las fechas de pago de sus diferentes deudas, siéntase orgulloso y aceptado: esos mensajes dan fe de que usted es una persona exitosa.
Métase a la cama, asegúrese de tener sábanas de un color crudo con la etiqueta de la marca visible a todas luces, también muchos cojines decorativos. Ahora se presenta una segunda oportunidad para buscar un abrazo: ahí están las almohadas.
No llore. La vida es buena, usted tiene todo lo que necesita. Y no descuide esas ojeras.
@AlmaDeliaMC
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