Adela Navarro Bello
19/02/2013 - 12:00 am
El sabor a libertad
Todo lo que se disfruta sabe. Tiene un sabor que se percibe por los ojos, por las manos; el sabor no es una sensación privativa del sentido del gusto. La impresión del sabor se encuentra en un buen libro, en la letra de una canción, en la armonía de un conjunto de notas y hasta […]
Todo lo que se disfruta sabe. Tiene un sabor que se percibe por los ojos, por las manos; el sabor no es una sensación privativa del sentido del gusto. La impresión del sabor se encuentra en un buen libro, en la letra de una canción, en la armonía de un conjunto de notas y hasta en el disfrute de una buena obra.
Sin faltar el respeto al lenguaje ni a la rigurosidad de las palabras, el sabor que más se disfruta es el de la libertad. En mi caso, escribir ahora lo que pienso, lo que creo, lo que veo, lo que escucho y pruebo. La libertad de publicar en un semanario, en un portal tiene un sabor que satisface.
El sabor de la libertad es lo primero en que pienso cuando leo sobre la salida de Yoani Sánchez de Cuba. Al arribar a un aeropuerto estatal de Brasil a inicio de semana, la esperaban unos cuantos seguidores del régimen cubano encabezado por los Castro, en el pasado Fidel, en el presente su hermano Raúl. Le gritaron consignas a Sánchez. Vendida, agente de la CIA, lo menos. Pero ella, hasta ese hecho que pudiera tener un sabor amargo, le pareció agradable, porque es producto de la libertad.
Yoani saludó a los manifestantes y les respondió que deseaba que algún día en su país las personas pudieran expresarse “públicamente así en contra de algo. Sin represalias”. Ese es el pensamiento de una mujer libre en una isla cerrada.
La bloguera, como se autodefine y la reconocen, escribe hará unos cinco años un blog en la Internet. Ahí ella publica su opinión, su visión y sobre todo sus experiencias en un Estado socialista, unitario, pero que ella define más como capitalismo socialista dadas las condiciones económicas que tienen a una gran parte de la población en la marginalidad. Desde esa su trinchera ha enfrentado el hostigamiento del gobierno de los Castro.
En sus relatos podemos tener una visión de la realidad cubana de manera directa. De una ciudadana que decidió podía y debía contar su historia a través de la Internet. Así lo hizo hasta que un día su blog fue bloqueado para no ser visto en Cuba. En el exterior podíamos seguir leyéndola dado una larga red de apoyo y solidaridad de voluntarios y blogueros en el extranjero que se las arreglaron para mantener activa la página y esparcir el pensamiento y las condiciones de vida de una disidente cubana que no se queda callada.
El gobierno a través de sus funcionarios y a la menor oportunidad intentan desacreditar a Yoani Sánchez: que es rica, que amasa una fortuna, que labora para intereses externos, que es contrarrevolucionaria, disidente, todo menos la ciudadana que es, la que tuvo el talento para dar a conocer la otra versión de la vida en Cuba. En varias ocasiones le han requerido sus documentos y ha sido retenida, denuncia que la espían pero sigue adelante.
Debido a una reforma migratoria Yoani Sánchez pudo salir de la isla. Le concedieron su pasaporte –cuenta en su historia que ya había roto precisamente para quedarse en Cuba luego de dos años en el extranjero– para permitirle lo que tantas veces le habían negado, viajar. Desde 2008 hasta el presente son innumerables los reconocimientos que por su valentía le han concedido. A punto estuve de conocerla en 2008 cuando el periódico El País le concedió el premio Ortega y Gasset por periodismo digital al tiempo que al semanario ZETA nos honraban con el Ortega y Gasset en periodismo. Yoani no llegó a Madrid. El gobierno cubano no le concedió el permiso de salida. Esta semana, inicia la cubana una gira de tres meses durante los cuales recorrerá más de doce países.
En muchos de los casos acudirá con instituciones, organizaciones, medios y gobiernos que la reconocieron en el pasado y no la pudieron honrar debido a la cerrazón de su gobierno. Dará pláticas, conferencias, entrevistas, de lo que es ser una disidente en Cuba, de lo que es ser a los 37 años, una periodista, una bloguera, en un régimen político para el cual la libertad de expresión no es un derecho de los ciudadanos ni una obligación del gobierno.
Yoani inicia probando el sabor de la libertad con una manifestación en su contra; de eso se trata la libertad, la tolerancia, el respeto. Ella seguirá ejerciendo su oficio, seguirá hablándonos, escribiéndonos, de las vivencias cotidianas en Cuba, las que el gobierno pretende ocultar, las que el gobierno niega y por las que hostiga a sus autores. Las mismas condiciones de opresión que muchos han perdido la vida al divulgarlas, por promover un movimiento hacia el cambio, por desear un país de libertades y democracia; pero por el momento, Yoani nos irá relatando en su blog, de la libertad que vive siendo extranjera.
Y está resuelta a regresar al país que quiere ver transformarse. Escribió así en su Generación Y cuando la reforma migratoria que permitiría a muchos salir de la isla: “… Pero alguien tiene que quedarse para cerrar la puerta, apagar la luz y encenderla nuevamente. Muchos tienen que quedarse porque este país tiene que volver a nacer con ideas frescas, con gente joven y propuestas de futuro. Al menos la ilusión tiene que quedarse, la capacidad de regeneración debe permanecer aquí; el entusiasmo aferrarse a esta tierra. En este 2013, entre los muchos que se queden tiene que estar definitivamente la esperanza”.
A su llegada a Brasil ante la pregunta de si regresaría o si temía que no le permitieran el acceso a su país, respondió: “Yo reúno todos los requerimientos legales para el retorno. Si me impidieran la entrada legal, lo único que me convertirían es en una balsera en dirección contraria, así es que no creo que lo hagan”.
Por lo pronto, Yoani está saboreando la libertad. Ojalá todo le vaya bien, y que ésta, la libertad, sea lo que ella esperaba.
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