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Adela Navarro Bello

06/11/2012 - 12:02 am

Hank, entre asesinatos y amparos

“Todo el que se separa un poco del Grupo Caliente es asesinado para evitar que hable”, declaró a inicios de este año a la Procuraduría de Justicia de Baja California, Carlos Fernando Vázquez Figueroa. Se refiere a quienes han sido miembros del equipo de seguridad del Grupo Caliente de Jorge Hank Rhon en Baja California, […]

“Todo el que se separa un poco del Grupo Caliente es asesinado para evitar que hable”, declaró a inicios de este año a la Procuraduría de Justicia de Baja California, Carlos Fernando Vázquez Figueroa.

Se refiere a quienes han sido miembros del equipo de seguridad del Grupo Caliente de Jorge Hank Rhon en Baja California, y habla con conocimiento de causa, él mismo formó parte de ese grupo en el área que comandaba hasta junio de 2011, Jorge Vera Ayala, hombre prófugo y que fue visto por última vez, días antes de la detención por acopio de armas de su patrón Hank Rhon.

Carlos Fernando Vázquez Figueroa fue, durante algunos meses, protegido de las autoridades de los Estados Unidos. Ciudadano norteamericano hacia allá acudió cuando, dice, intentaron asesinarlo por órdenes que salieron del Hipódromo Agua Caliente en Tijuana. En México supieron de su caso y fue llamado a cooperar. Al inicio se resistió, pero después, y con la condición de una protección física por parte de elementos del Ejército, accedió a declarar oficialmente.

Primero lo interrogó la entonces conocida como Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada, hoy SEIDO; a ellos declaró de las actividades criminales del orden federal de las que dijo fue testigo mientras laboraba como seguridad del Grupo Caliente y Jorge Hank Rhon. Resumo: como parte del equipo de confianza de los hermanos Jorge y Jerónimo Vera Ayala (gemelos por cierto, el primero huyendo, el segundo prisionero en el penal de Puente Grande, Jalisco), su labor consistía en resguardar, custodiar y transportar droga para otra persona ligada a los Vera.

Además, que la cocaína y la mariguana que recibían las guardaban en el interior de las instalaciones del Hipódromo Agua Caliente, sede del imperio de Hank Rhon, y mismo lugar donde le fueron localizadas en 2011 más de 80 armas de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas, junto con miles de cartuchos útiles. Ahí resguardaban los enervantes antes de traficarlos a Estados Unidos.

Los detalles con nombres, lugares, fechas, formas, transacciones y demás operatividad ilícita los proporcionó Carlos Fernando Vázquez Figueroa a la PGR; lo hizo en la categoría de testigo protegido y con el alias de “Carolina”. Nada de ello es un secreto en Baja California; los miembros del Consejo Estatal de Seguridad Pública, que encabeza el Gobernador José Guadalupe Osuna Millán, junto al General Alfonso Duarte Mujica, su procurador Rommel Moreno Manjarrez y el delegado de la PGR en la localidad, entre otros, están enterados y conocen el entramado legal –porque ellos participaron en la elaboración– del ambiente para la declaración del testigo.

También conocen las autoridades locales y federales en Baja California, que “Carolina” no es el único testigo en este caso. Existe el dicho ministerial de otro hombre, éste detenido por la comisión de un delito y cuya participación se cuenta como la de testigo-coacusado. De hecho, debido a estas declaraciones, Jerónimo Vera Ayala fue primero presentado, después arraigado y finalmente aprehendido por delitos de delincuencia organizada. La federación lo localizó en Guadalajara, Jalisco, mientras su hermano continúa escapando.

El mismo testigo “Carolina” fue interrogado por la Procuraduría de Baja California, pero en relación a delitos del fuero común. Básicamente, homicidios.

Así quedó asentado en la averiguación previa 5640/09/AP, y lo reprodujimos en ZETA: …el 3 de junio de 2011 intentaron atentar con contra mi vida, pero los sicarios fueron detenidos por elementos del Ejército en el hotel Suites Royal… tengo conocimiento que uno de ellos había declarado que Jerónimo Vera Ayala fue quien les proporcionó las armas y les dio la instrucción directa de ejecutarme ya que decía que yo le había robado un cargamento de droga a Jorge Hank, lo cual es mentira”. Después de esa declaración, Jerónimo Vera fue aprehendido de Jalisco.

El testigo “Carolina” declaró más. Seis homicidios ordenados desde el Hipódromo Agua Caliente, en algunos de los cuáles Vázquez participó cuando laboraba para los Vera. Entre los asesinatos, el de un policía municipal en el mismo periodo en que Jorge Hank Rhon era alcalde de Tijuana, y el de la joven María Angélica Muñoz Cervantes, madre de un nieto de Hank Rhon.

Del homicidio del policía, explicó el testigo: como alcalde, Hank estaba molesto porque los secuestros habían incrementado en la ciudad, era el año de 2006, y ordenó a Vera que pusiera orden y acabara con los municipales que estaban coludidos con el narcotráfico, refiere en su declaración: “Cabada –el policía asesinado– era compadre de Teodoro García Simental y por eso fue que se ordenó su homicidio”.

Sobre el atentado a la muchacha Angélica Muñoz, que no falleció en el acto sino en el hospital, “Carolina” fue más explícito en su declaración: que él, Jorge Vera y Jorge Hank paseaban en las inmediaciones del Hipódromo en un auto Volkswagen antiguo cuando el concesionario del juego le dio instrucciones a su ahijado –Vera– para que planeara y llevara a cabo la ejecución de la mujer, “diciéndole textualmente que quería que mataran a Angélica María Muñoz Cervantes”. Así se lee en la declaración ministerial.

Carlos Vázquez Figueroa fue detenido en Mexicali, Baja California, el 27 de octubre de 2012; se informó primero que en posesión de un vehículo blindado que tenía reporte de robo. De eso dio cuenta públicamente la Procuraduría del Estado, también que se trataba del testigo protegido que señaló a los Vera y a Hank en la comisión de delitos tanto del fuero federal como del común. Días después, ya no se supo de Vázquez. Sólo que la Procuraduría local lo había dejado en libertad, que lo entregó a la PGR y que en esta instancia también fue liberado; que más tarde fue remitido a las instalaciones militares de la II Región Militar y que de ahí lo escoltaron a la frontera con Estados Unidos, y este se internó en el vecino país.

Jerónimo Vera Ayala aprovechó para desde la prisión federal de Puente Grande, Jalisco, ordenar la publicación de un desplegado en un diario de Tijuana, Baja California, donde aprovecha la detención del testigo para despotricar contra las autoridades que lo mantienen cautivo por delincuencia organizada e incluso para amenazar al gobernador Osuna Millán: “Piense usted bien, pero muy bien las respuestas (públicas) que dará a mis cuestionamientos ciudadanos, pues sepa que cuento con pruebas documentales públicas, además de videos e imágenes, que comprueban todas y cada una de mis afirmaciones…”. El gobernador no respondió al comunicado del preso. Tampoco el procurador, y de Jorge Hank Rhon lo único que se sabe es que, uno, públicamente ha dicho que quiere ser candidato del PRI al gobierno de Baja California, y dos, que el 31 de octubre, cuatro días después de la detención de Vázquez Figueroa, tramitó otro amparo –el quinto de que tengamos cuenta en ZETA– para evitar ser aprehendido por la autoridad.

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