Arnoldo Cuellar
06/09/2012 - 12:35 am
Reforma laboral: las tempranas debilidades de Villarreal
Muy pronto, apenas en la primera semana tras su protesta como diputado y su entrada estelar a escena como coordinador de la bancada panista en el Congreso, el guanajuatense Luis Alberto Villarreal García está mostrando las que serán sus principales debilidades para comandar a la bancada que unitariamente es la segunda fuerza política en San […]
Muy pronto, apenas en la primera semana tras su protesta como diputado y su entrada estelar a escena como coordinador de la bancada panista en el Congreso, el guanajuatense Luis Alberto Villarreal García está mostrando las que serán sus principales debilidades para comandar a la bancada que unitariamente es la segunda fuerza política en San Lázaro.
En una entrevista telefónica con la periodista Carmen Aristegui, el miércoles 5 de septiembre, en la primera edición de MVS Noticias, un titubeante Villarreal mostró sus escasas dotes para enfrentar ya no se diga las negociaciones con Manlio Fabio Beltrones, sino también los embates de la triada que conformará la bancada del Movimiento Progresista.
(La entrevista puede ser consultada en línea en la siguiente dirección: http://ww2.noticiasmvs.com/entrevistas/primera-emision-con-carmen-aristegui/iniciativa-de-reforma-laboral-enviada-por-fch-luis-a-villarreal-coordinador-pan-408.html).
Llegado a la coordinación, que no al liderazgo, de la diputación panista en la Cámara de Diputados sólo por su amistad con Gustavo Madero Muñoz, Luis Alberto Villarreal ya se había puesto en evidencia cuando desperdició lamentablemente sus seis años en el Senado para crecer como Parlamentario.
Ni por las iniciativas presentadas, ni por su preparación para el debate, será recordado el sanmiguelense entre los integrantes de la LXI Legislatura en el Senado de la República, donde fueron mucho más activos sus paisanos Humberto Andrade y Ricardo Torres Origel.
En cambio, sí se recordará cuando, promovido por el propio Madero para presidir la Comisión de Relaciones Exteriores de América del Norte, Villarreal “logró” que por primera vez en muchos años la reunión Interparlamentaria con Estados Unidos, en su edición número XLIX, fuera organizada por la Cámara de Diputados, desplazando al Senado, debido a sus pésimas gestiones.
En esa ocasión, el novel senador fue chamaqueado por el colmilludo tándem conformado por el diputado priísta Ildefonso Guajardo y el petista Porfirio Muñoz Ledo.
Al escuchar la tambaleante postura mediante la cual el chamaco Villarreal, como se le conoce en Guanajuato desde que fue un festivo presidente municipal de la paradisiaca comunidad de San Miguel de Allende, pretende defender la reforma laboral propuesta por Felipe Calderón, se entienden las crecientes dudas en el seno de la diputación panista sobre el destino de este liderazgo.
Con largas pausas que indicaban la posibilidad de que el coordinador panista estuviera siendo tarjeteado para contestar la entrevista en el noticiero matutino más escuchado del país; con inquietantes silencios que indicaban su falta de familiarización con los postulados de la reforma y con abiertos reconocimientos en algunos casos a su falta de información, resulta claro que Calderón no tendrá su mejor aliado para esta iniciativa postrera en el líder parlamentario que eligió Madero.
La reforma, ciertamente, pasará, aunque más por el interés del PRI de pasarle los costos a la administración saliente que por una hipotética eficiencia del PAN, la cual por cierto brilló por su ausencia a lo largo de los últimos doce años.
Sin embargo, ante la deficiente conducción de Villareal, donde nada hace esperar que mejore en las próximas semanas, lo más probable es que la negociación de los términos de la reforma acabe por propiciar una crisis, otra más, en el desorientado panismo que emerge de la derrota electoral y la pérdida de la presidencia de la República.
Por ejemplo, es muy probable que la reforma deje sin atender los postulados de transparencia obligatoria para las cúpulas de los grandes sindicatos del país, sobre todo los de las dependencias y entidades gubernamentales, pues con ello se afectaría a importantes aliados del PRI; en cambio, es muy factible que sí prosperen los apartados que incrementan la indefensión de los trabajadores en lo individual.
Una reforma que no propicie la modernización integral del aparato productivo y las relaciones de los factores de la producción, al mantener las deformidades incubadas en el viejo patrimonialismo priísta; pero que, por otra parte, busque liberalizar la protección social a los trabajadores, tendrá profundos costos para los responsables políticos de su aprobación.
Uno de los agraviados por los muy probables cambios en el contenido de la reforma laboral, será el propio Calderón, autor de la iniciativa pero no de la ley que de ella surja.
Si ese factor se suma a la lucha interna que se derivó de la derrota electoral en el PAN, el Presidente saliente podría no dejar pasar la oportunidad para seguir debilitando el de por sí tambaleante liderazgo de Gustavo Madero.
Para ello sólo tiene que usar la misma arma que el dirigente puso a su disposición: la inexperiencia y la torpeza de un coordinador legislativo que está a años luz de las personalidades con las que el PAN se ha manejado en la historia parlamentario del México moderno, a la vez que desmerece notablemente del talento y la chispa que ya ha venido mostrando el otro coordinador parlamentario panista, el bisoño senador Ernesto Cordero, al que le podrá faltar experiencia legislativa, pero no oficio político ni talento personal.
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