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Adela Navarro Bello

17/04/2012 - 12:02 am

Peña, Obama y los hechos

Los hechos y la congruencia de estos con en el ejercicio del día a día son lo más importante al momento de medir la conducta, el rendimiento y el compromiso de  las personas. En el ámbito personal, los valores, los principios y la ética pregonados deben ser acordes con las experiencias vividas. En el ambiente […]

Los hechos y la congruencia de estos con en el ejercicio del día a día son lo más importante al momento de medir la conducta, el rendimiento y el compromiso de  las personas. En el ámbito personal, los valores, los principios y la ética pregonados deben ser acordes con las experiencias vividas. En el ambiente laboral, la relación de experiencias en una hoja curricular debe forzosamente ser equiparable al conocimiento presumido. Y en términos de política, la realidad física debe ser el resultado de un compromiso adquirido, sea como candidato, sea como gobernante.

No hay de otra. Hacer públicas las fallas de unos por otros, no es desde mi punto de vista una campaña sucia, sino la enumeración de los vicios que llevan a una persona a mentir presumiendo ser un cumplido cuando ha destacado por fallar. Completar solo una serie de compromisos autoimpuestos y asumir con ello que se ha dado cuenta en su totalidad, no significa una atenuante al momento de la evaluación. Ahora sí que o somos o no somos.

Esto viene a cuenta porque desde hace unos días el Partido Acción Nacional decidió emprender una campaña para demostrar con imágenes y hechos, que el candidato del PRI a la Presidencia de la República, Enrique Peña Nieto, ha mentido no sólo a las personas a quienes gobernó durante seis años en el Estado de México, sino a los mexicanos a quienes pretende ganarles su confianza al presentarse merecedor de un voto.

Los hechos –para quienes no vivimos en el Estado de México– son presentados en imágenes televisadas o proyectadas en un video dado de alta en la Internet. Ahí podemos ver que donde se comprometió, firmó y aseguró haber construido una red para agua potable, no hay más que pastizales y abandono. El candidato del PRI nos dice en su propaganda política que él sí cumple, y después asegura que nosotros lo sabemos, se refiere así a que todos damos por hecho que los 600 compromisos que firmó como candidato y gobernador los cumplió, y que para ello lo único que debemos tener como prueba es su palabra y nada más.

Quienes no somos mexiquenses o residentes de aquella entidad, no podemos saber si efectivamente cumple, si en realidad es un hombre de compromisos, primero porque no estamos ahí y no somos pues beneficiarios o afectados de las acciones que haya decidido tomar o no; segundo porque debido a que fue gobernador de un estado, existimos mexicanos que nacimos o vivimos en otras 31 entidades federativas, hasta donde la influencia, la administración y la política de Enrique Peña Nieto no llegó.

Para quienes han tenido la oportunidad de ver en los noticieros de transmisión nacional a los reporteros acudir a los lugares donde el candidato del PRI se comprometió a erigir una obra, y vemos que efectivamente no hay nada, la realidad es que no hay hechos, y por lo tanto se presume que hay una falta; en la palabra, en la acción y en la omisión.

En estas condiciones es válido –para información del resto– que entre candidatos, investiguen y señalen las incongruencias que sus competidores han tenido a lo largo de su vida en el ejercicio público. Vaya, el voto debería darse con base en los resultados, si aquella es una persona capaz, que con sus acciones mejoró la calidad de vida de los gobernados, o si la otra logró en su administración pública hacer rendir los dineros de los ciudadanos. Ese es, en muchos países, el sustento de la relección. Que se le de otro voto de confianza a quien cumplió con lo que prometió. A quien benefició a su comunidad, quien votó ponderando los intereses de los electores por encima de los de su partido. Quien ha tenido congruencia entre promesas, acciones y resultados.

A propósito, el Partido Acción Nacional, y quienes se hacen llamara “Ciudadanos informados del Estado de México”, crearon, alimentan y mantienen vigente la página electrónica www.peñanocumple.com ahí se pueden observar –hasta el lunes 16 de abril– unos 23 videos sustentados en la red YouTube, donde dan cuenta con número, compromiso y firma, de lo que Enrique Peña Nieto prometió, firmó y cumplió, según con notario de testigo, pero que en realidad no existe.

Del equipo del candidato del PRI la única respuesta ha sido que no caerá en provocaciones. No ha defendido su palabra ni mostrado las imágenes que deben probar que sí hizo lo que dijo que haría, y que sí existe lo que le certificaron en obra y le etiquetaron en presupuesto. Responder a los panistas y a los ciudadanos para demostrar que como dice, sí fue un buen gobernante, no es caer en la provocación, sino ser congruente con su prestigio de político y funcionario comprometido.

La campaña de denuncia de hechos no es una novedad en la política. A lo mejor en México quienes se dedican a ello no están acostumbrados a que se les eche en cara aquello con lo que no cumplieron, porque siempre había una forma de negociar hasta el discurso. En Estados Unidos, por ejemplo, es una prácticamente una norma de toda campaña: atacar al opositor haciendo públicos sus errores, sus mentiras y sus deficiencias en la administración.

Actualmente inmersos en su propio entorno político electoral para la renovación o la relección de la Presidencia de la Unión Americana, el presidente Barack Obama lo hace incluso de manera abierta.

En su página www.barackobama.com dedica una buena parte del espacio cibernético para hacer del conocimiento de sus seguidores, usuarios y ciudadanos norteamericanos en general, sobre las fallas, mentiras, incongruencias y debilidades de su competidor principal, el republicano Mitt Romney.

Si usted accede a la referida página de Obama, lo primero que encontrará en el lado derecho de su pantalla es un recuadro con la leyenda: “Mitt Romney: What we’ve learned” (Mitt Romney: lo que hemos aprendido). Al dar click en la referencia, lo remitirán a un video, también sustentado en la red YouTube, donde con imágenes televisivas del republicano, los demócratas evidencian su falta de compromiso o de incongruencia, utilizando entrevistas o discursos pasados, algunos incluso de cuando Romney fue gobernador de Massachusetss.

En la misma página de Obama, hay otro recuadro que anuncia: “Truth Team, get the facts” (Equipo de la Verdad: toma los hechos)”, la referencia lleva al usuario a una página de textos donde por lo menos siete, tienen en su cabezal el nombre de Romney y hacen referencia las incongruencias del candidato republicano a la Presidencia de los Estados Unidos. Uno se titula “Romney contra la realidad”, otro habla de cómo el ex gobernador declaró en el pasado que retirar a las tropas estadounidenses de Irak sería un hecho desafortunado, uno más donde se compromete a matar el programa de salud de Obama, y así varios más que los demócratas utilizan para afectar la imagen y la figura de su oponente a partir de lo que hizo o dejó de hacer en su pasado como gobernante.

De manera abierta, legal y evidente son inscritas las críticas contra Romney en la página de Obama. Y nadie, al menos no en esas mismas redes cibernéticas, refiere que la utilización de ese recurso en la campaña, sea una guerra sucia. La realidad es que se trata de hechos, y para el ejercicio de la democracia, es lo único que debería contar… ¿No?

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