TODO EN UNAS SIMPLES BALLERINAS

02/06/2012 - 12:00 am

Antes de entrar a escena, los nervios y la emoción se revuelven en un solo sentimiento. Las piruets pueden ser uno de los pasos más importantes para los bailarines, pero sus zapatillas de ballet son la conexión entre su ser y el danzar.

“Bailar es mi gran pasión, aunque requiere muchísima disciplina, cuando me pongo mis zapatillas, eso es todo”, dice Jacqueline López, ex primera bailarina de la Compañía Nacional de Danza Clásica.

Jackie es egresada de la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea, después de ocho años de estudios ingresó a la Compañía Nacional de Danza Clásica, de la que después de 18 años de carrera profesional se retiró. Actualmente tiene 37 años y continúa su vocación artística a lado de la fotografía.

Al igual que Jackie, decenas de bailarinas ingresan al mundo de la danza sin saber muchas veces que detrás de los tútus y las zapatillas rosadas, existe un arduo trabajo que requiere paciencia, disciplina y vocación.

Antes de entrar a escena Natzé González, miembro del cuerpo de bailarines de la CND, junto a su compañero y pareja sentimental, Quetzálcoatl Becerra, narran su pasión por la danza.

Zapatillas mágicas

Foto: Mario Higuera

La sensación que se busca con el uso de las puntas es la de movimientos en constante crecimiento y a lo alto, de apenas rozar el suelo, o de no hacer ruido al caer de un salto. De una ligera sutileza y elegancia, que suelen ser también característica esencial en las bailarinas.

Entre las marcas que fabrican ese peculiar atuendo de seda rosa se encuentran Gaynor Minden, Bloch, Freed, Grishko, Sansha y Capezzio. La londinense Freed alcanzó gran popularidad por ser quien proporcionó a la actriz Natalie Portman las zapatillas para su actuación en la cinta Black Swan y que le valió un Oscar como Mejor actriz en 2010.

“Por ahora uso las Sansha, hay variantes, pero utilizo las que son para recital, que son suavecitas”, cuenta Elisa Romero, bailarina profesional del Estudio de danza Antoinette en Puebla, con reconocimiento de la Royal Academy of Dance de Londres.

El Ballet Real de Londres, quizá la más importante compañía de danza clásica en el mundo, gasta aproximadamente 400 mil dólares al año en cerca de 8 mil pares de zapatillas para sus bailarines. En México, el gasto es menor, un par de zapatillas cuesta entre 600 y mil ochocientos pesos dependiendo de la marca.

Para el elenco de la CND hay una bodega de zapatillas. De ahí, el cuerpo de bailarines puede elegir las que más le acomoden. Una primera bailarina llega a usar hasta un par de puntas por función, mientras que alguien del cuerpo de bailarines puede usar hasta 30 zapatillas por año. El tiempo de vida de una zapatilla depende mucho del cuidado y de su uso.

“Alguien que no las usa diario, tal vez un mes o menos, pero también depende del pie, por lo general las que tienen un empeine pronunciado las vencen más fácilmente. Si solo son usadas para tomar clases y no las calzan tanto de 3 a 4 meses como máximo”, explica Elisa.

Taglioni, la primera bailarina

María Taglioni fue la principal precursora del uso de las puntas a comienzos del siglo XIX. Con el fin de alcanzar el máximo refinamiento y delicadeza de movimiento que caracteriza al Romanticismo – estilo obsesionado por los seres espirituales y hadas- este calzado comenzó a adquirir un protagonismo especial.

Con el paso del tiempo, su uso se generalizó para todas las representaciones de ballets clásicos. En la actualidad, las bailarinas profesionales comienzan a usar las puntas desde el primer o segundo año de sus estudios, depende del rigor y periodicidad con la que practiquen y hasta dónde quieran llegar.

Las zapatillas llamadas “media punta” se calzan en el aprendizaje y ejecución de la clase de técnica. Después las mujeres aprenden a utilizar zapatillas de punta; con otro tipo de trabajo. Éstas son de un material mas resistente por las necesidades del trabajo y también son las que usan en escena; los hombres siguen utilizando las “medias puntas”, comenta Miguel Hernández, bailarín y profesor en el estudio de danza La Cantera en la Ciudad de México.

LA PRUEBA DE LA BALLERINA

Para las bailarinas, la adquisición de las primeras puntas puede llegar a ser un evento muy especial. Cuando están listas, acuden a elegir el par que las acompañará en su vida dancística. Tienen que ser las que más se acomoden a la forma de su pie y con las que se sientan más cómodas.

Las puntas muy grandes, muy chicas o inadecuadas en su forma y/o dureza causan ampollas, llagas y mucho dolor en el mejor de los casos y lesiones como tendinitis, esquinces, juanetes y fracturas en el peor de ellos. Por eso es mejor probarse muchos pares antes de tomar la gran decisión.

A pesar de que no es un proceso científico, existen algunos parámetros y ejercicios que sirven de guía. De preferencia se recomienda acudir con una especialista o quien ya tenga más experiencia para que ofrezca los mejores consejos, en el caso de las niñas, lo más óptimo es que sea aconsejada por su profesora de ballet.

En una prueba de puntas profesional, después de determinar qué tipo de pie tiene la niña, se le prueban tantos pares como sean necesarios hasta encontrar el indicado. El elegido será el que se amolde como un guante a la mano.

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ANATOMÍA DE UNA PUNTA

  1. Plataforma: la parte que “en punta” apoya sobre el suelo (taco o base)
  2. Bordes de los pliegues o plumas
  3. Suela Exterior: la que “á terre” apoya sobre el suelo
  4. Costura lateral: separa la parte delantera, “la caja”, de la trasera, “los cuartos
  5. Cuartos: parte trasera formada por los laterales y el talón
  6. Pala: parte superior de la caja que cubre los dedos. Su largo varía y su escote puede ser en forma de “U” o “V”
  7. Pliegues: parte inferior de la caja en la que el raso se pliega y ajusta bajo la suela exterior
  8. Alas: zona rígida de la caja en los laterales de la punta. Otorga soporte lateral en punta. Varía su largo
  9. Costilla, espina o shank: suela interna colocada entre las dos suelas interior y exterior. Otorga la dureza de las puntas.
  10. Caja: parte delantera y rígida de la punta que cubre los dedos y el metatarso, formada por la plataforma, la pala, los pliegues y las alas. Hecha normalmente en pasta de papel, pegamento y tela.
  11. Cordón: ajusta la “garganta” de la punta (puede ser de algodón o elástico).
  12. Ribete del Cordón: bies cosido alrededor de la “garganta”, contiene el cordón suele ser de lona o algodón
  13. Suela interior: sobre la que apoya el pie á terre, a veces viene acolchada en la punta.
  14. Costura trasera: divide los cuartos traseros.

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LA MÁS BELLA DISCIPLINA

La cinta Black Swan abrió una nueva puerta sobre el ballet, el público intento acercarse más y a quitarse el estigma de que la danza es para sólo un sector de la sociedad.

“En realidad, la gente no asiste porque cree que el ballet es más de princesas y les da miedo acercarse”, comentó Jacqueline López quien se despidió de la CND haciendo como último papel el de Cisne Negro.

Con respecto a la fuerte preparación que tienen los bailarines, Natalie Portman comentó: “Estás sometiendo el cuerpo constantemente a un dolor extremo. Realmente he comprendido la autoflagelación que practica una bailarina de ballet”.

Sin embargo, las bailarinas no sólo pueden ser anoréxicas y presumidas, también son cariñosas y juguetonas, son mujeres y hombres que se entregan todos los días a su trabajo y pasión y que dan todo en el escenario. Que se sonrojan con flores y aplausos y que muchas veces llegan ser su más grande satisfacción.

“Es una carrera fuerte, difícil pero llena de muchas satisfacciones, la verdad es que cuando logras hacer algo bien, es muy satisfactorio sobre todo cuando te dan el aplauso del público, yo creo que eso es lo que te lleva cada día a estar trabajando y mejorando, y buscándote ahí en la danza te ayuda a descubrir quién eres y de qué eres capaz. Cuánto estás dispuesto a hacer por alcanzar lo que tú quieres”,  afirma Natzé.

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