El mural, al que el mexicano dio el nombre de «Entre Héroes», contiene los rostros y nombres de 166 veteranos mexicanos que combatieron principalmente en la Segunda Guerra Mundial.
Los Ángeles, 29 may (EFE).- El artista Carlos «El Jaguar» Aguilar comenzó a pintar un mural gigante sobre la fachada del restaurante «La Chiquita», en la ciudad de Santa Ana, y cuatro años después su obra es una reivindicación del aporte de los méxico-americanos en los conflictos armados en los que ha participado EU.
«Éste es uno de los proyectos más ambiciosos que he tomado, que decidí hacer. Y aquí estoy cuatro años después, tratando de dar los últimos toques finales», aseguró Aguilar en entrevista con Efe.
El mural, al que el mexicano dio el nombre de «Entre Héroes», contiene los rostros y nombres de 166 veteranos mexicanos que combatieron principalmente en la Segunda Guerra Mundial.
La mayoría de estos veteranos, lamentó Aguilar, están muertos y jamás verán la obra finalizada pero las generaciones venideras, sí podrán.
Aunque la idea inicial del michoacano era retratar a 40 soldados, la popularidad del proyecto superó todas las expectativas y optó por ampliarlo.
Así que, el artista tuvo que pedir permiso al dueño del restaurante para utilizar todo el muro exterior del local para dar cabida a 170 héroes mexicanos que protagonizarán la obra final.
El muralista explicó que entre los cuatro últimos héroes que le faltan por pintar se encuentra Anthony Méndez, un veterano que actualmente tiene 94 años de edad.
En 1944, este exsoldado mexicano fue enviado por Estados Unidos a las playas de Normandía (Francia) para luchar contra las tropas nazis, y su valentía le mereció recibir una condecoración de las autoridades belgas.
«Perdió a seis de sus compañeros en el campo de batalla. Tres a la izquierda y los otros tres a la derecha, pero a él nunca le tocó una bala», relató Aguilar del hombre de quien dijo que «no le gusta hablar de ese episodio de su vida».
«Entre Héroes» está situado en la intersección de las calles Washington y Custer, en uno de los barrios más antiguos de Santa Ana, fundado en 1897.
El artista eligió esta ubicación para honrar también la memoria de los 150 mexicanos que salieron de este vecindario para unirse a las tropas estadounidenses en el campo de batalla.
«De esos 150, solamente dos perdieron la vida en combate. Uno de ellos se llamaba Luciano Arzate. Él perdió la vida el 23 de diciembre en una de las ofensivas más grandes de las fuerzas alemanas hacia los aliados», explicó el muralista.
A través del mural, Aguilar se ha convertido en la voz de una generación de ancianos reacia a compartir públicamente las vivencias más trágicas que vivió en la guerra.
El artista, «agradecido» por el conocimiento que estos veteranos le han confiado, espera que la obra contribuya a derribar los estereotipos asociados con estos combatientes y con la comunidad latina.
«No quería pintar al méxico-americano como lo tienen pintado: marginado, en los campos y en las factorías trabajando duro. Lo quería poner en un pedestal un poco más alto», reivindicó.
Para completar el proyecto y sobrevivir estos años, el muralista ha tenido que compaginar trabajos esporádicos en la construcción y con donaciones altruistas de vecinos y de los familiares de los veteranos retratados.
«Tiene dos años que no trabaja por estar haciendo el mural. Así que ese poco dinero que le dan le sirve para pagar el alquiler. Y comida nunca le ha faltado porque, cuando ha necesitado, aquí le hemos dado de comer», aseguró el dueño de La Chiquita, Samuel Montoya, quien puso los fondos iniciales para el mural y las pinturas.
El mejor amigo de Aguilar, Ernesto Álvarez, también lleva años brindándole todo su apoyo.
No solo le ayudó a colocar el andamio que usa para pintar la parte superior de la obra, sino que además lo lleva en coche a comprar pinturas y le hace compañía en las innumerables horas que pasa trabajando en la pieza.
Incluso, «de vez en cuando me deja que le ponga un pequeño retoque al mural», confesó Álvarez entre risas.
No obstante, a pesar del apoyo recibido, el artista lamentó que los que no han sido ni generosos ni han mostrado interés en la obra han sido las autoridades de Santa Ana.
«Yo sé que van a venir cuando ya termine, pero cuando en verdad necesitaba ayuda, no vinieron», afirmó El Juaguar, cuya contribución artística e histórica no ha pasado desapercibida en su comunidad y en el mundo académico.
«Entre Héroes» es ya una herramienta educativa para los maestros del condado Orange y Aguilar espera que su popularidad crezca una vez se inaugure la obra a finales de julio.
El muralista explicó que Gerald Padilla, profesor de estudios étnicos en Fullerton College, organiza visitas con grupos de estudiantes para que «se empapen» de la historia de los méxico-americanos que se obvia en muchos libros de texto.
