Este año, 26 compañías petroleras han quebrado con deuda de más de 17 mil millones de dólares. Según previsiones de Deloitte, alrededor de 175 compañías, o el 35 por ciento del sector orientado a la exploración y producción de crudo, podrían sufrir un impago sobre sus responsabilidades de deuda este año.
Por Jose Luis de Haro
Ciudad de México, 17 de mayo (SinEmbargo/EconomíaHOY).- Pese a la reciente estabilización de los precios del petróleo, el descenso a los infiernos de barril de oro negro se ha cobrado entre 2015 y lo que llevamos de año un total de 69 víctimas entre el sector energético norteamericano con un apalancamiento que supera los 34.286 millones de dólares. Un efecto dominó que ha barrido a pequeñas y medianas compañías especializadas en la exploración, sobre todo es esquisto, y que ha destartalado las inversiones de capital de grandes gigantes petroleros.
Desde el arranque de 2016, 26 compañías petroleras, con deuda (asegurada y sin asegurar) por valor de 17.066 millones de dólares, han mordido el polvo a este lado del Atlántico, según los datos más recientes del bufete de abogados Haynes and Boone LLP.
Una dinámica que no sólo se limita al bastión estadounidense, donde el boom del crudo de esquisto ha sostenido urbes y comunidades en estados como Dakota del Norte u Oklahoma sino que también se contagia a otras partes del mundo, como adelantan desde la consultora Deloitte.
Según sus previsiones, alrededor de 175 compañías, o el 35 por ciento del sector orientado a la exploración y producción de crudo, podrían sufrir un impago sobre sus responsabilidades de deuda este año. Un hecho poco desdeñable si contemplamos que los balances de estas empresas suman más de 150 mil millones de dólares en pasivos.
«Podríamos ver como las quiebras entre el sector superan los niveles registrados en la Gran Recesión ya que muchas de estas empresas tienen grandes dificultades para permanecer solventes», reconoce Joh England, vicepresidente y responsable del sector energético estadounidense en Deloitte.
«El acceso a los mercados de capital, el apoyo bancario y la protección de los derivados, que ayudaron a apaciguar los profundos baches de la industria en 2015, han desaparecido», añade mientras indica, haciendo referencia a la volatilidad que vimos a comienzos de año que «2016 va a ser un periodo duro, de decisiones difíciles para la industria».
Si Wells Fargo ya reconoció que su exposición al sector energético asciende hasta los 17 mil millones de dólares, el mayor de los titanes bancarios a este lado del Atlántico, Bank of America Merrill Lynch o Morgan Stanley también revelaban el impacto que la debacle del crudo ha generado en sus portafolios. Con una exposición aproximada de entre el 1 por ciento y el 6 por ciento a los préstamos tóxicos del sector energético, la gran banca de Estados Unidos ya ha comenzado a realizar provisiones ante las pérdidas del contexto actual.
Wells Fargo, considerado uno de los bancos más cautos, ya ha reservado más de mil 200 millones de dólares en reservas para poder costear posibles pérdidas ante el «continuado deterioro del sector energético». Por su parte, JP Morgan ha dejado de lado más 124 millones para cubrir pérdidas potenciales en sus préstamos energéticos. Aún así avisó de que esta cifra podría llegar a alcanzar los 750 millones de dólares.
Turbulencias que también afectan al sector bancario europeo. Alessandro Roccati, vicepresidente de Moody´s, asegura que «la caída prolongada de los precios del petróleo, conllevará un incremento de las provisiones para los bancos europeos». «Cualquier tipo de pérdidas futuras relacionadas con su exposición a compañías energéticas se comería su rentabilidad, que ya se ve afectada por un contexto débil de sus operaciones», aclara.
La exposición de la gran banca europea al sector energético (tanto en sus balances como fuera de ellos) ascendía hasta los 270 mil millones de euros a finales de 2015. Pese a que la cifra sea elevada es cierto que la exposición de los 19 bancos más importantes del Viejo Continente es relativamente moderada y no presenta un riesgo significativo para sus beneficios o su capital. Eso sí, en algunos casos, se requerirán provisiones adicionales si los precios volvieran a sufrir una nueva debacle bajista y permanecieran bajos durante más tiempo.
Es importante tener en cuenta que los niveles de impagos de la deuda especulativa crecieron a finales de 2015 un 3.4 por ciento, con un total de 108 impagos, casi el doble de los registrados un año antes. Esta situación no se ha frenado en lo que llevamos de 2016, donde la volatilidad en el crudo, el gas y otras materias primas, sigue poniendo presión sobre los bonos basura. Las compañías petroleras, con Chesapeake a la cabeza, seguida por Resources Corp y Offshore Group, llegaron a abarcar hasta un 30 por ciento de los impagos registrados en el último trimestre de 2015. Según las proyecciones de Moody´s, la tasa de impagos aumentará hasta el 3.9 por ciento a finales de este año. A este lado del Atlántico será algo más elevada, del 4.4 por ciento mientras que en Europa alcanzará el 3 por ciento.
Sharon Ou, vicepresidenta de Moody´s, incide en que «las empresas de materias primas así como petroleras y asistas serán las catalizadores de los impagos en 2016». Una opinión que también comparten desde Standard & Poor´s donde hace unos meses avisaban que el 50 por ciento de los bonos basura del sector energético estaban en riesgo de impago.