Pandemonio debería formar parte de las lecturas fundamentales de todos aquellos que se interesen por la modernidad, las vanguardias y la Europa de entreguerras.
Ciudad de México, 14 de mayo (SinEmbargo).- “Probablemente la única novela dadaísta. El antimanifiesto por excelencia. Un pequeño clásico universal”. El anuncio de editorial MalPaso pone en el centro un texto de un artista primordial que en su única novela –ahora reeditada- a caballo entre la sátira costumbrista y el más ácido revisionismo sobre la escena artística del momento, construye una crónica imperdible de la vida social en los restaurantes, cenáculos y cabarés de moda de París.
La visionaria y sentida recreación de aquel mundo nos acompaña en este divertido testimonio de las intensas peripecias vanguardistas de una enloquecida Europa que apenas alcanza a reponerse de los desastres de la Gran Guerra para sumirse en la reivindicación de la belleza, del placer extremo y de la creatividad sin ataduras ni convenciones.
Duchamp, Breton, Aragon, pintores, escritores, profetas y otras luminarias del momento componen el elenco de personajes que pueblan las páginas escritas en 1924 y que permanecieron olvidadas hasta reaparecer inopinadamente en Canadá para publicarse, por primera vez, en Francia en 1974.
Se trata de una novela singular, una de esas que marcan época y que a pesar de ello resultan inclasificables.
¿Quién es Francis Picabia? (París, 1879-1953) uno de los creadores más representativos de las vanguardias que revolucionaron el universo artístico y la sociedad durante la primera mitad del siglo XX. Produjo una obra extraordinariamente variada y vinculada a distintas corrientes, pero destacó como un activo (y feroz) militante del movimiento dadá, cuyas turbulencias lo acompañarían toda su vida. Su relación con las rígidas ortodoxias y jerarquías del surrealismo fue siempre incómoda, cuando no abiertamente belicosa, conflicto que reflejan cabalmente las páginas de su novela Pandemonio.