A Francisco Hinojosa no le duele más la cabeza y lo cuenta todo en “Migraña en racimos”

El entrañable autor de "La peor señora del mundo". Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo

El entrañable autor de “La peor señora del mundo”. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo

El nuevo libro del autor de La peor señora del mundo es en realidad una reedición donde cuenta lo que ha investigado alrededor de una dolencia extraña que ha padecido durante mucho tiempo y de la que se ha librado, al parecer, gracias a la escritura

Ciudad de México, 14 de mayo (SinEmbargo).- “Sin causa aparente, el cuerpo de pronto sabe que el dolor llegará. Una sensación extraña, un asomo de malestar que inquieta y predice otro, mucho mayor; y tarde o temprano llega, en relámpagos, en un brutal ataque que se concentra en el ojo, que cubre la mitad de la cabeza con un velo impenetrable de oscuridad”.

La oscuridad del dolor de cabeza que el escritor Francisco “Pancho” Hinojosa ha sufrido durante tres décadas y que ha desaparecido hace 11 años “por arte de escritura”.

Efectivamente, escribir sobre la migraña en racimos, una dolencia muy poco comprendida y para la que hasta ahora no existe cura, le permitió al autor de La peor señora del mundo, mantener “comunicación por correo electrónico, por teléfono o en persona con varios enfermos de este mal que se han visto reflejados en las páginas” de un libro que luego de 10 años reedita Almadía, en una versión corregida y aumentada.

“Pancho”, nacido en Ciudad de México en 1954, heredó la migraña de su familia. Primero la sufrieron su padre y su hermano mayor, hasta que a los 25 años empezó a cobrar forma un infierno personal que da cuenta en un texto que Juan Villoro ha calificado de “saca chispa” y Élmer Mendoza ha destacado, por provenir de un escritor “que crea para el recuerdo”.

“Al escribir estas líneas cumplo 11 años y tres meses de haber terminado mi último ciclo de migrañas. No sé si el alivio sea definitivo, aunque creo que sí. Tampoco sé a ciencia cierta a que se deba la cura o la muy prolongada remisión. Lo que me digo y digo a los demás es que muy probablemente sea el resultado de haber escrito este libro.

La escritura libera, sana: al menos en mi caso funciona así”, dice Hinojosa en el prólogo.

Y agrega: Tengo 61 años. Las migrañas y, sobre todo el miedo a que regresen, se han disipado. Ahora el cuerpo me cobra otras facturas: la artrosis que me impide cerrar las manos y que transita de un dolor tolerable a otro incómodo; la visita eventual de la resistente y persistente Escherichia coli en las vías urinarias, un principio de arterioesclerosis, el insomnio y ciertos achaques de espaldas y pies. Nada de esto me impide llevar una vida normal, como no sucedía cuando era presa de la bestia llamada cefalea de Horton, otro de los nombres que recibe la migraña en racimos”.

Francisco Hinojosa, notable autor y experto en migraña en racimos. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo

Francisco Hinojosa, notable autor y experto en migraña en racimos. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo

Ahora que a Pancho no le duele la cabeza, es menester entrevistarlo y tomar contacto otra vez con ese autor mexicano entrañable, metido en el corazón de lectores pequeños y no tanto, para quien la escritura es experimentación permanente y un modo de salvarse de las temibles enfermedades que nos llegan a todos en algún momento de nuestras fútiles existencias.

–No sufriste cualquier tipo de dolor de cabeza, ¿te viste impulsado por algún tipo de misión al reeditar el libro?

–Sí, porque se estaba acabando en las librerías y siempre va a aparecer gente con migraña y a la que le interesará saber más sobre el tema. Hay muy poca bibliografía al respecto y mi punto de vista es el de un paciente, no el de un médico

–¿Se puede padecer un dolor de cabeza que te haga desear la muerte?

–Sí. Por eso se llama también “migraña del suicidio”, porque hay gente que quiere tirarse por la ventana. Yo no lo llegué a considerar nunca, pero cuando el dolor dura más de una hora y media, piensas: -si esto sigue, quién sabe…

–¿Estás libre de ella?

–Estoy libre. Y quiero pensar que la cura vino de escribir el libro, tal como cuento en Migraña en racimos. Exorcicé los demonios. Escribir un dolor desde la perspectiva del humor negro se convierte en una especie de escudo que te salva de muchas cosas.

–¿Por eso escribes cosas tan diferentes entre sí?

–Sí, creo que es por eso y también porque para mí la literatura es siempre experimentación. Este texto me lo pidieron en alguna ocasión y con ello saldé una deuda, debía escribir sobre la migraña en racimos. Escribo todos los días, donde caiga. Viajo mucho, escribo en aviones, hoteles, donde sea…

Conjurar la enfermedad a través de la escritura. Foto: Almadía

Conjurar la enfermedad a través de la escritura. Foto: Almadía

–Tuviste un año arduo como embajador de la FILIJ

–Sí, visité 19 ferias del libro e hice 59 viajes en avión. Este año por suerte está más tranquilo, le entregué la estafeta al ilustrador Mauricio Gómez Morín. En los viajes descubrí lo que significa el mundo del libro en lugares como Londres, Beijing o Bolonia. Te das cuenta allí de que lo que importa son los negocios alrededor del libro. Ahí se manejan los dólares, los euros…en Los Ángeles o en Buenos Aires, el asunto es más festivo. La FIL Guadalajara junta muy bien las dos cosas: es negocio y fiesta en un circo de varias pistas.

–¿Es bueno ver el libro como negocio?

–Sí, se tiene que ver como negocio. Claro que también hay instituciones del Estado muy valiosas que publican libros, pero las editoriales privadas deben luchar por hacerlo un negocio.

–¿Qué escribes ahora?

–Escribo un diario alrededor de la pérdida de memoria inmediata que padezco y que tiene repercusiones físicas porque obedece a daños en el cerebro.

–La arterioesclerosis de la que hablas en Migraña en racimos

–Así es. Estoy recordando, haciendo una especie de libro de viajes para no olvidar. Alguna vez escribí un diario y para mí fue muy liberador. Espero que este también lo sea.

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