“Nos hace mucha falta ver teatro”, asegura Eduardo Ruiz Saviñón, director de la obra, en diálogo con el público que asistió al Colegio Nacional para escuchar al poeta. “La escritura no es para los débiles”, afirma el viejo. “Tampoco el mar”, contesta el joven.
Por Alicia Sandoval
Ciudad de México, 30 de abril (SinEmbargo).- Un joven marinero, ansioso por viajar y escribir una gran novela, se encuentra con un viejo amargado, golpeado por la vida, que ha dejado el oficio. Los dos se llaman Herman Melville y su miedo se encarna en una página en blanco, en una ballena que recorre las costas del Pacífico. “La escritura no es para los débiles”, afirma el viejo. “Tampoco el mar”, contesta el joven.
De eso trata Melville en Mazatlán, obra en un acto de Vicente Quirarte, leída y dramatizada en El Colegio Nacional por Arturo Ríos y Elena de Haro, bajo la dirección de Eduardo Ruiz Saviñón y el videoarte de Azael Sáenz.
Inspirado en la estancia -entre marzo y abril de 1843- del célebre escritor estadounidense en el puerto de Mazatlán, Vicente Quirarte imagina a un Melville deprimido, sacudido por el suicidio de su hijo, a punto de terminar Billy Bud, obra que sería publicada de manera póstuma.
El encuentro ficticio con su “yo” joven suscita a reflexionar sobre el choque entre generaciones y sus respectivos valores, el proceso creativo de la escritura, los anhelos y las expectativas de un “querer ser” frente a la desilusión de un “no haber sido”; sobre la experiencia como navegación, la literatura como el mar.
Vicente Quirarte, miembro de El Colegio Nacional apuntó que, más allá de ser un homenaje al autor de Moby Dick y Bartleby el escribiente, la obra se construye y se relaciona sobre su obsesión permanente con las ballenas.
“Uno de mis máximos regalos de mis amigos en Mazatlán fue llevarme en un barco a navegar en medio de las peñas, mi fervor por las ballenas, tratar de conocerlas en persona e ir varias veces a Bahía Magdalena, se traduce en la obra”, afirmó el poeta.
“Lo que Vicente escribió y lo que quiso decir, lo que nosotros hacemos nuestro, pasa de una manera muy nítida y gozosa, para mí hacer la obra es siempre un placer”, dijo el actor Arturo Ríos, quien interpreta al Melville viejo.
“Nos hace mucha falta ver teatro y salir con la buena energía y la luz que proyecta el arte. Para lo oscuro que está este país, es una obra muy gozosa”, dijo a su tiempo el director Eduardo Ruiz Saviñón, a quien le gustaría llevarla al puerto sinaloense e incluso montarla junto al mar.