Activistas de Guerrero, Coahuila, Sinaloa, Chihuahua y Baja California están en Veracruz para ayudar a familias de desaparecidos a encontrar a sus seres queridos. De acuerdo con algunos reportes, en el estado hay unas diez en la zona centro donde rastrearán la pista de más de 70 desaparecidos.
Por Miguel Ángel León Carmona
AMATLÁN, Veracruz, 10 de abril (SinEmbargo/Blog Expediente).– Organizaciones no gubernamentales, nacionales y locales, inician este lunes la búsqueda de cementerios clandestinos en Veracruz, como parte de la Primera Brigada Nacional de Personas Desaparecidas. Aracely Salcedo, líder del Colectivo Córdoba-Orizaba, dijo a Blog Expediente que existe información de al menos 10 sectores en la zona centro del estado, donde buscarán a más de 70 ausentes.
Este evento es inédito para Veracruz. Nunca antes grupos civiles se habían organizado en torno a la tragedia de los desaparecidos en la guerra y, por tanto, es la mayor búsqueda en la historia de la entidad.
“Los compañeros de la Red de Enlaces vinieron a capacitarnos para que así surjan nuevos grupos locales de búsqueda en Veracruz. Son personas de Guerrero, Coahuila, Sinaloa, Chihuahua y Baja California, quienes luego de haber perdido a un hijo, han aprendido a sobrellevar el miedo. Ahora nos ayudarán a encontrar corazones que ya dejaron de latir”, dijo Salcedo Jiménez durante el recibimiento a 50 buscadores en la parroquia de Amatlán de los Reyes Magos.
El trabajo de los recién llegados, tan sólo en el estadio de Guerrero, ha tenido como resultado el hallazgo de restos óseos de más de 150 personas.
En los siguientes 15 días; del 10 al 23 de abril probarán suerte en Veracruz, el cementerio más extenso de México, tal cual lo bautizara el padre Alejandro Solalinde Guerra, también defensor de los Derechos Humanos.
A partir de que la inseguridad apareció como jinete del Apocalipsis en Veracruz, sembrando el dolor y el sufrimiento de norte a sur y de este a oeste, desaparecidos, secuestrados, asesinados, fosas clandestinas, los ríos convertidos en cementerios flotantes, los pozos artesianos de agua dados de baja utilizados como panteón de los malandros, aquí, entre nosotros, se han integrado las siguientes ONG, cuyo único objetivo es buscar a los suyos.
Se trata de los colectivos por la Paz Xalapa; por la Paz Región Veracruz: Solecito Veracruz; Solecito Córdoba, Madres en Búsqueda de sus Hijas, Familiares en Búsqueda María Herrera y el Colectivo Familias de Desaparecidos Orizaba y Córdoba.
Todos ellos, durante los próximos 15 días de la Brigada Nacional de Búsqueda, rastrearan pistas de sus familiares levantados, teniendo como punto de partida Amatlán de los Reyes, sede de «Las Patronas», las señoras que desde hace 21 años entregan despensas a los migrantes de América Central con destino a Estados Unidos y en su paso por el pueblo.
La Brigada Nacional de Búsqueda de Desaparecidos, que está en Veracruz, junto con las ONGs locales, está integrada por: el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, Centro Prodh, el Instituto Mexicano de Derechos Humanos, IMDH.
La Brigada también la integran forenses en diversas disciplinas miembros de la Coordinación de Atención a Víctimas de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, deudos de Desaparecidos en los estados de Coahuila, Chihuahua, Sinaloa y Baja California y la Red de Enlaces, en la que participan siete organizaciones civiles, de madres, padres, hermanos y demás familiares de desaparecidos.
Todos ellos son solidarios con los familiares de las víctimas de norte a sur y de este a oeste de Veracruz.
Durante quince días permanecerán en Veracruz buscando fosas clandestinas a través de los aparatos tecnológicos, que en otras entidades federativas les han servido para rastrear pistas y encontrar a algunos.
También se ha solicitado el apoyo a los gobiernos federal y estatal, como la PGR y la Fiscalía y las Comisiones de Derechos Humanos, para garantizar la seguridad de los integrantes de la brigada, «pues varias desapariciones son atribuidas a policías estatales y municipales, como el caso de los cinco jóvenes de Playa Vicente desaparecidos en Tierra Blanca y los tres jóvenes de Papantla.
“Es el turno de ayudar a nuestros hermanos veracruzanos, están viviendo uno de los peores horrores que tiene nuestro país. Es de los estados con más altos indicadores de desaparecidos”, aseguró Juan Carlos Trujillo Herrera, miembro de la ONG, Red de Enlaces Nacionales, con cuatro hermanos levantados en las tierras de Javier Duarte de Ochoa y Arturo Bermúdez Zurita.
La parroquia de Amatlán de los Reyes Magos, con apoyo de la diócesis cordobesa, será la encargada de hospedar y alimentar a los visitantes. Fue el mismo padre Julián Andrés Verónica Fernández, el encargado de brindarles palabras de aliento: “Todas las iglesias locales deberían ser espacios de acogida para las víctimas de la violencia en Veracruz. En esta realidad lamentable, ustedes representan algunos de los muchos rostros de la gente que está sufriendo”.
Y ante el cuestionamiento hacia los organizadores de la Brigada Nacional de Búsqueda, si el movimiento lleva tintes políticos, Aracely Salcedo contestó: “A los que piensen eso, nosotros les decimos que nuestros hijos no tienen precio. Los gastos y materiales de búsqueda, serán costeados por aportaciones voluntarias de familiares y amigos”.
Los organizadores determinaron que el rastreo dará inicio el próximo lunes 11 de abril. Mientras tanto, el día de hoy detallaron en conferencia de prensa el itinerario de su búsqueda.
Así mismo, los familiares de desaparecidos invitaron a la ciudadanía a sumarse a la causa y compartir información, en el anonimato, sobre coordenadas de fosas clandestinas. “Únete, únete” es el lema de la brigada “porque hoy es mi hijo, mañana puede ser el tuyo”.
Los brigadistas pusieron a disposición el número 2721688464 y a la página de Facebook “Brigada Buscando”. “También nos pueden dejar información en las alcancías de la iglesia. En papelitos” dijo Araceli Salcedo, una de las organizadoras.
La brigada indicó que en nada está involucrada la Fiscalía general pues está claro “que ellos no buscan nada”.
En el mismo tenor hicieron el llamado a los ciudadanos que tengan desaparecidos que se acerquen para recibir ayuda o asesoría sobre lo que se puede hacer.
También criticaron que desde que la Brigada llegó a Amatlán han recibido acoso de parte de elementos de la Fiscalía, “se ha visto a camionetas de la Fiscalía rondando la zona, pedimos a derechos humanos que pusieran a las autoridades o que se retiraran. No los queremos acá”.
La dinámica de búsqueda incluye caminar en zonas donde tengan indicios de la presencia de cuerpos sepultados, “en donde creemos que hay algo, se coloca una banderita, y se da parte a la Policía Científica de la PF, para que ellos hagan el trabajo conducente”.
“Nosotros no vinimos a tener contacto con el gobierno, menos a buscar culpables; la intención es conectar a las familias con los llamados delincuentes, que son también víctimas de un sistema que los ha llenado de vacíos y han decidido estar en malos tratos. Son seres humanos y les pedimos que nos dejen accesar a la verdad y encontrar a los nuestros” solicitó Juan Carlos Trujillo Herrera.
LOS DESAPARECIDOS DE VERACRUZ
A unas horas de que la Primera Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas en la zona centro de Veracruz de inicio se enumeran algunos de los 70 casos del Colectivo Córdoba-Orizaba. Sus madres anhelan recuperarlos, aunque también son consientes que su búsqueda será debajo de la tierra, entre colonias de gusanos.
Fernanda Rubí Salcedo Jiménez desapareció el 07 de septiembre de 2012:
“A tu hija ya no la busques porque ya la cocinamos, eso te pasa por andar de habladora”, le advirtieron los malosos vía mensaje de texto a Aracely Salcedo Jiménez, luego de interponer su denuncia ante la Agencia del Ministerio Público de Córdoba, sobre la desaparición de su hija, Fernanda Rubí Salcedo.
La madre solicitó al comandante de la Agencia Veracruzana de Investigaciones (AVI), Tomás Espinoza que le explicara el verbo cocinar entre el léxico de los malandros. “Es cuando los deshacen en ácido sulfúrico o queman a las personas con diesel” explicó con simpleza.
Fernanda Rubí, ocho días antes de su desaparición, coincidió con un presunto integrante del crimen organizado en Orizaba, fue en el centro nocturno Mumbai Club, el hombre, de quien la madre prefiere omitir el apodo, se dirigió hasta la mesa de la joven, quien se divertía con un grupo de amigas, entonces le ofreció un obsequio; un arreglo floral al tamaño de la mesa, adornado con globos de helio.
“Mi hija, que recién llegaba de Chihuahua, lo rechazó. Dejándolo en ridículo con los demás amigos. Ochos días después me la levantaron. Hoy puedo decirte que él fue uno de los agresores”.
Yael Zuriel Monterrosas Jiménez desapareció el 01 de septiembre de 2012:
Ana Lilia Jiménez, es otra mujer, víctima del apetito insaciable de la inseguridad en Veracruz, hace 43 meses le arrebató a su hijo. A su primogénita la muerte se le anunció en forma de amenazas y desde entonces vive como desplazada. A sus nietas les han desgarrado la infancia; hoy reciben terapias psicológicas para borrar las secuelas de la depresión.
La madre, hasta la fecha, teme que Yael Monterrosas haya sido reclutado junto con más jóvenes a las “diestras”, que de acuerdo con ella, son encierros de varios meses en los que el crimen organizado alista a sus hombrecitos para trabajos que impliquen un alto riesgo. Convertidos muchas veces en carne de cañón.
Pedro Iván Ramos Molina desapareció el 03 de septiembre de 2012:
“Ser madre de un policía desaparecido significa estar sola. No hablar con nadie. Vivir en el encierro y con miedo; desconfiar de las autoridades. Es como tener la peste; la familia se aleja por miedo a que los maten, mientras que los rumores son duros con mi hijo, dicen que de seguro era de los malos”.
De acuerdo con la investigación ministerial 288/2012, el subcomandante Pedro Iván Ramos Molina, de 25 años, fue levantado a la mitad de su jornada laboral, en Ixtaczoquitlán, Veracruz, junto con tres de sus escoltas. A la fecha, el caso sigue abierto. Un muchacho que gustaba de cantar música rap en su habitación, un fanático de los videojuegos y las mujeres bellas. El hijo que gastaba su quincena de cuatro mil pesos con la familia.
Joshua Mendoza Castillo desapareció el 08 de septiembre de 2012:
“Desde que desapareció mi hijo duermo tres horas al día. Del trabajo a las funerarias, a ver si por lo menos recupero su cadáver. Hace tres años y siete meses que lo perdí. Vivo con el alma mutilada. Si no fuera por mi otro jovencito ya me hubiera suicidado”.
Comparte Nohemí Mendoza Castillo, quien describe a su desaparecido como un chico amiguero, popular en el barrio de la Cuauhtémoc, en Río Blanco Veracruz. Su casa siempre estaba llena de jóvenes, escuchaban canciones de La Arrolladora y Calle 13. Ahora el silencio es perpetuo. Los amigos no volvieron por miedo, desde que a su cuate de 14 años lo raptaron policías municipales.
Cinthya Aranda Ruano desapareció el 15 de febrero de 2013:
“Mi hija estaba lista para ser mamá, abonaba mes con mes su paquete prenatal en el hospital Covadonga. Sabía el sexo de mi nieto, su nombre, hasta la escuela donde estudiaría. Era su más grande sueño. Sabrá Dios si lo cumplió. Hace tres años y un mes que no tengo noticias de ellos”.
Doña Cristina Ruano, recuerda a su hija como una joven sonriente, soñadora y vanidosa; amante de los cosméticos y los bolsos. Solía pintar sus gruesos labios de rojo y aromatizar con lociones de esencia a cítricos su piel morena clara. La historia de una joven orizabeña que soñaba con dar vida. ”Sabrá Dios si lo cumplió”.
Diego Yahir Valerio García, desapareció el 03 de agosto de 2013:
“Aquel día que levantaron a mi Dieguito yo presentí algo malo. Nunca imaginé vivir algo así, desconfiar de mis autoridades. Jamás podré borrar la horrible imagen que hallé en internet; algo me dice que a mi niño lo mataron y no me lo quieren dar para enterrarlo. Son corazonadas que una madre tiene y esas nunca fallan”.
La vida para Mónica Miguelina García Heredia, cambiaría por completo las seis de la mañana del tres de agosto, cuando golpearon la puerta de su casa sin control, hubo gritos también: “¡Señora!, ¡señora!, los estatales levantaron a Dieguito“. Gritos que desencadenarían el maleficio de una desaparición forzada.
Con base en el expediente 443/13 del Ministerio Público de Córdoba y el caso AP/PGR/SDHPDSC/UEBPD/M23/025/201 de la PGR, a Diego Yahir Valerio García se le vio por última vez con vida la madrugada del domingo cuatro de agosto de 2013, en el interior del centro nocturno Pitbull, sobre el bulevar Córdoba-Fortín.
Randy Mendoza Campos desapareció el 02 de agosto de 2014:
“La angustia por encontrar a mi hijo me ha hecho visitar lugares tenebrosos. Nunca imaginé pisar una cárcel, una morgue, ni mucho menos un prostíbulo. Aquella noche la maldita desesperación me disfrazó de prostituta. Dios sabe cuánto he buscado a mi niño. No pienso detenerme”.
Era una tarde trivial para la familia Mendoza Campos, a las 17:00 horas los rumores de vecindario anunciaron un operativo de seguridad en el Centro Histórico de Orizaba, Veracruz, a unas cuadras del trabajo de Randy Mendoza Campos, el último lugar donde se le vio con vida. Por andar de perra hocicona, te vamos a chingar.
“El gobierno no tiene condiciones ni voluntad para buscar a nuestros hijos, así que haremos el trabajo por ellos. Deberían estar agradecidos con nosotros… Pero nos mandaron a tres comandantes de la Fiscalía General, de la Unidad de Desaparecidos y ya andan afuera haciendo rondines, buscando no sé qué”.