Donald Trump aún tiene un largo camino que recorrer para llegar a la Presidencia de Estados Unidos. Aun así, se ha ocupado de centrar un discurso de odio en contra de los inmigrantes mexicanos. ¿Qué repercusiones tienen estos mensajes entre la población estadounidense que vive en México?
Ciudad de México, 2 de abril (SinEmbargo).– Parece inverosímil que la relación de México con Estados Unidos se tense a cuestas de una sola persona. Pero el precandidato por el Partido Republicano Donald Trump ha logrado al menos llamar la atención intentándolo. Trump, quien ha encontrado en México el enemigo número uno para promover una campaña marcada por señalamientos y eventos que terminan con puñetazos en las graderías. Ahora bien, ¿qué rastro de estas fricciones hay en México, el país con la mayor colonia de estadounidenses afuera de sus fronteras?
Se estima que en México viven alrededor de un millón de estadounidenses, de acuerdo con datos del Departamento de Estado. Y ellos representarían el 76 por ciento de los extranjeros en el país, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
“Son desde grandes ejecutivos, hasta veteranos de la Guerra de Vietnam que viven en San Miguel Allende, Guadalajara o Ajijic [poblado de Chapala, Jalisco]”, detalló José Fernández Santillán, investigador del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM).
Además de la residencia hay que considerar el turismo. El año pasado 28 millones de estadounidenses viajaron a México, que representó el 18 por ciento del turismo fuera de sus fronteras.
A diferencia de Estados Unidos, en donde el efecto Trump ha generado violencia a partir de la división de localidades entre personas que apoyan su candidatura y quienes no, expertos en política internacional rechazan que se deriven agresiones en contra de estadounidenses en México.
Al parecer la gente ha logrado diferenciar entre los señalamientos de un individuo, y lo que sí podría ser tomado como la opinión de todo un país, detalló el investigador José Antonio Crespo Mendoza, del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE). Lo que no es lo mismo a decir que no exista un sentimiento “antiamericano”.
“Yo creo que tenemos una actitud bipolar hacia los americanos. Su progreso económico, científico, genera cierta admiración y envidia. Pero también hay un rechazo, resentimiento y desconfianza histórico por la guerra con Estados Unidos, la perdida de la mitad del territorio y las intervenciones”, dijo Crespo.
Estas situaciones históricas vendrían más allá de Trump, al que a la población mexicana no se ha enganchado pese a sus continuas apariciones en los medios de comunicación. Contrario a las intenciones de Trump de buscar reacciones, una estrategia que le ha servido para su campaña, indicaron expertos.
“El tipo de manifestación de la sociedad mexicana hacia extranjeros no se relaciona con un evento coyuntural. Y por supuesto ni abona, ni se agrava este tipo de percepción hacia ellos”, consideró el experto en migración de la Universidad Iberoamericana Javier Urbano Reyes.
Sin embargo, de llegar Trump a la Presidencia sí que podrían tensarse las relaciones diplomáticas. De acuerdo con Crespo, pese a que es muy temprano ahora, cabría hacer una reevaluación de las acciones de Trump si se diera el caso de que ganara las elecciones.
“Trump está exaltando ese tipo de cosas para sus efectos electorales. Ojalá ese fuera el caso, pero a veces llegan al poder y tratan de frenar la migración, y de hacerle más imposible la vida a los migrantes allá. Entonces, habría que ver hasta dónde lo llevaría. No creo que tengamos muchos elementos para saberlo”, dijo Crespo.
CAPITAL POLÍTICO
Por ahora, el rastro de rencores que ha dejado Trump ha querido ser capitalizado políticamente por algunos políticos nacionales.
Destacan las numerosas declaraciones del ex Presidente Vicente Fox Quesada, quien ante la propuesta hecha por el magnate de que México pague por la construcción de un muro en su frontera norte manifestó: “Yo no voy a pagar por ese pinche muro”.
El reconocido periodista Bob Woodward ha ironizado la propuesta de Trump, ya que la barda a lo largo de 3 mil 200 kilómetros costaría alrededor de 8 mil millones de dólares.
“[Trump] es un fanfarrón presumido e ignorante y no tiene ni idea de lo que es sentarse en la silla de la presidencia de los Estados Unidos, un lugar de alto respeto”, agregó durante una entrevista al periodista de la cadena Univisión Jorge Ramos.
Otro caso de intento de aprovechar la turbulencia mediática generada por Trump es la campaña que esta semana lanzó el Partido de la Revolución Democrática (PRD) en el Senado contra el precandidato, con el mensaje “#MX contra Donald Trump”.
“No seamos una generación de hombres y mujeres que no dijo nada, que guardó silencio”, dijo el coordinador de la bancada, el Senador Miguel Angel Barbosa, al resto del pleno.
No obstante, el punto de acuerdo presentado por el PRD no fue considerado de urgente resolución, y se envío a la Comisión de Relaciones Exteriores América del Norte para su análisis.
Este acto podría ser una maniobra política inusual, aún dentro de un partido como el del Sol Azteca. José Fernández Santillán apuntaló que la izquierda mexicana no se ha caracterizado por una retórica antiestadounidense, como sí existe en los países de Sudamérica.
«Sí en Venezuela, Ecuador, Bolivia, Argentina, esos sí traen broncas con los Estados Unidos, pero no nosotros, porque nuestra relación es muy compleja por ser frontera. Y ha pasado por puntos muy álgidos, como con Fox y Calderón [Felipe], donde casi se congelaron las relaciones, hasta con Peña Nieto que volvieron a mejorar», dijo.
Muy lejos están estas campañas de incidir realmente en la población, opinó Urbano Reyes, los políticos estarían intentando reanimar una animadversión de la cual la población ha pasado de largo.
“Las manifestaciones se están dando en Estados Unidos. Aquí en México se ha intentado construir en torno a una agenda, pero resulta que no lo es, en cambio, la pobreza, la violencia, la inseguridad, sí. Buscan una respuesta que al parecer quieren liderar algunos legisladores, o artistas, pero en el común de la gente se entienden las expresiones de Trump como naturales de gente racista. En términos generales la gente no le está dando demasiada importancia”, explicó.
TRUMP, ¿UNA AMENZA REAL?
Santillán detalló que las posibilidades de triunfo de Trump concluyan antes de lo esperado. El candidato necesitaría de más que un hervor para ser considerado por los grandes tomadores de decisión del Partido Republicano en la convención a realizarse en julio.
Si para momento Trump no cuenta con la mayoría de delegados para su nominación, entonces su candidatura podría correr riesgo. Ya que en ese caso, la convención permite que los delegados voten de forma libre por el precandidato que más les convenza.
«Es muy probable que adentro de la convención se le reviertan los resultados. Es decir, que los delegados de otros candidatos se sumen, y volteen su candidatura y manden a otro. Por eso es la gran política norteamericana se da en las convenciones», detalló Santillán. Hasta el momento, Trump cuenta con 736 delegados, cuando necesitaría mil 237 antes del 18 de julio.