Perder la libertad es perder el aire, pero no la vida. Extrañamente, tras las rejas una persona puede vivir para contarlo y fuera de ellas recordar esa experiencia límite como para perpetuarla en un libro
Ciudad de México, 2 de abril (SinEmbargo).- La vida es libre hasta que deja de serlo y bien pueden de ello dar testimonio personas como la otrora poderosa dirigente sindical Elba Esther Gordillo y el ex intocable Chapo Guzmán, ambos tras las rejas.
Desde la prisión o fuera de ella, la literatura alberga numerosos textos desde donde se puede vislumbrar un poco más de cerca esa circunstancia límite en la que una persona deja de gozar de su libre circulación.
Aquí, algunos libros interesantes sobre el tema.
Henri Charrière (1906 – 1973) escribió esta novela autobiográfica en 1969. En ella, el protagonista, que se apoda Papillon, si bien es autor de innumerables delitos, es condenado a trabajos forzados en la isla del Diablo en la Guayana francesa por un crimen que no cometió. La trama gira en torno a los intentos de fuga del protagonista y su huida definitiva en 1941.
Aunque se pone en duda su veracidad, es interesante la vívida descripción de las inhumanas condiciones que padecen los reclusos. La novela fue un best-seller y existe una segunda parte llamada Banco en la cual se relata el camino que recorrió el autor desde que fue liberado definitivamente en América, hasta que logró la fama literaria.
En 1973, Franklin Schaffner llevó a cabo la versión cinematográfica de la historia, con Steve McQueen y un joven Dustin Hoffman en el elenco.
«Seguí caminando. Llegué al control. Me despedí del funcionario. Crucé la raya y pisé la libertad. Miré hacia atrás. Guardo en mi retina la imagen del edificio en aquel día caluroso y soleado. No sentí ni una brizna de rencor. Sonreí. Diez años de mi vida quedaban atrás, algunos de ellos prendidos de aquellos muros, de aquellos alambres, de aquellos olores, de aquellos gritos enloquecidos, de aquellas madrugadas serenas, y de algunos que se alegraron al tiempo que sintieron que aquel día fuera el último de mi vida como prisionero de Alcalá-Meco. De momento había ganado porque había conseguido soportar lo insoportable y tolerar lo inevitable sin el menor daño interior. Ahora me sentía libre, pero libre de verdad.»
El banquero Mario Conde lo cuenta todo: sus entradas y salidas de prisión por el caso Banesto y Argentia Trust, el informe Kroll que se encargó para hurgar en su vida privada, el día a día en la cárcel de alta seguridad de Alcalá-Meco, su trato con los presos y, además, su profundo amor por su esposa, Lourdes, y sus hijos…
Detalla su conversación con el asesino del rol, un caso que conmocionó a la sociedad española y relata su cara a cara con un etarra que le confiesa haber sido el jefe del grupo encargado de realizar “un trabajo sobre él”, entre otras muchas anécdotas.
Relato elocuente y conmovedor de la vida del líder sudafricano; desde su nacimiento, el 18 de julio de 1918, hasta su toma de posesión como presidente de Sudáfrica el 10 de mayo de 1994. Mandela traza el entendimiento de un crecimiento opresivo de los negros de Sudáfrica y su convicción de que no había alternativa a la lucha armada, el desarrollo de su creencia de que todas las personas, blancas y negras, deberán ser libres por una verdadera convicción de libertad y el resultado de ese compromiso con el derrocamiento de la opresión a su gente recayó sobre su familia que “pagó un precio terrible.”
Más de un tercio de las memorias de Mandela hablan de sus 27 años de prisión, una narración que cuenta como pudo mantenerse entero y lúcido tras las rejas.
De Profundis es, sin duda, el texto más íntimo de Oscar Wilde (1854-1900) y en el que la inspiración lírica está libre de los preciosismos que aparecen en sus obras. En esta larga carta que dirigió desde la cárcel de Reading a su amante lord Alfred Douglas, se revela la parte más viva y más honda no sólo de su clara inteligencia sino también de su compleja personalidad humana. Esecial Oscar Wilde.
En 1967, al comienzo de la Guerra Civil nigeriana, Wole Soyinka fue acusado injustamente de ayudar a la facción rebelde de Biafra en la compra de aviones de combate, tras lo cual fue arrestado y, sin juicio previo ni sentencia formal, encarcelado durante veintisiete meses, veintidós de ellos incomunicado. A lo largo del cautiverio, y a espaldas de sus guardianes, Soyinka escribió en paquetes de cigarrillos, papel higiénico e incluso entre las líneas de algunos libros que pudo conseguir en secreto.
Parte de ese material se convertiría más tarde en sus memorias The Man Died, mientras que otra parte tomaría la forma de Poems from Prison para, después, expandirse hasta Lanzadera en una cripta, poemas que lo ayudaron a mantenerse cuerdo en prisión.
Este libro incluye El camino más corto con los disidentes y su posterior carta de expiación, así como el magnífico Himno a la picota. La obra cuenta, ni más ni menos, que la historia de una algarada en medio de Londres a favor de un Defoe cubierto de rosas y besos, el ardor legendario de un pueblo que lo alzó a la categoría de héroe popular; pero también cuenta la historia un chantaje, el inicio de la carrera de un espía que durante años fue parte de complots y conspiraciones, ese otro y oscuro Robinson Crusoe.
“Un recluso en una celda. En la pared el reglamento de la cárcel. En el dorso del reglamento, pegadas con migas de pan, unas veinte fotos de asesinos recortadas de la prensa; para los más puramente criminales, un marcho hecho con cuentas en forma de estrella: Y en honor de los crímenes de todos ellos escribo este libro.”
Jean Genet escribió Santa María de las Flores, primera novela, en 1942, en la prisión de Fresnes, y la escribió, para hechizo de mi celda, y secretamente, para comprobar cuál puede ser el método mejor […] para no sucumbir también al horror; llegado el momento.. En este espacio donde el preso espera con terror su juicio y su condena, se conjuran, pues sólo golfos de la peor calaña, héroes sin heroísmo alguno que les pueda conferir alguna nobleza, santos siempre obligados a amar lo que aborrecen. Genet entró en la mitología y en la poesía del siglo XX con esta novela.
Gramsci escribe de muchos temas que tanto en la década de los ‘20 como en la actualidad resultan de suma importancia no sólo para el momento histórico, sino también para la epistemología y la metodología del pensamiento dialéctico del materialismo. Multitud de ideas pueden leerse, aunque sólo esbozadas, en los apartados de este grupo de cuadernos. Y, dentro de este material, es preciso destacar la crítica al oportunismo y al extremismo, dos graves desviaciones que azotaban al Partido Comunista Italiano hacia esos años, en contra de los cuales Gramsci proponía el máximo apego a la racionalidad.
Tras los muros muestra los negocios increíbles que se producen en las cárceles argentinas, donde todo tiene precio. Las historias que Luis Beldi cuenta de manera descarnada develan cómo se soborna a los guardias o a los directores para comprar fugas; cuánto cuesta la “buena conducta”, una calificación que permite al detenido ir a una prisión de baja seguridad para escaparse o para salir a robar y volver a prisión. Cómo son las estadías en las celdas vip de los barrabravas a partir de sus relaciones con intendentes, ministros, jueces, fiscales y dirigentes, en un fiel reflejo de los manejos ocultos del poder. Y cómo los jefes de las barras de Gimnasia y Esgrima y Estudiantes de la Plata y los de Boca Juniors fueron alojados en un pabellón preferencial junto con el “Rey de la Efedrina”, Andrés Segovia, mientras el ministro de Justicia y los jugadores del club los visitaban con asiduidad.
En la mayor indefensión que el estado puede otorgar; el amor a su familia, al periodismo y a la escritura, salvó a Jesús Lemus de la muerte. Una llamada telefónica dirigió al reportero directo a una emboscada que lo llevaría tres años y cinco días a prisión en el penal de Puente Grande. Allí, distintos hombres le narraron sus historias y las vivencias de personajes conocidos en todo el país por su alto nivel de criminalidad: los malditos. Daniel Arizmendi, el mochaorejas; Álvaro de león, el Duby, sobreviviente de la secta de los narco-satánicos; Joaquín el chapo guzmán; Mario Aburto, el supuesto asesino de Donaldo Colosio; Heriberto Lazcano, “El Lazca”, hasta el famoso Rafael Caro Quintero.