Los investigadores del Weizmann Institute of Science de Israel han descubierto que la gente diagnosticada de ansiedad tiene menos probabilidades de ser capaz de diferenciar un estímulo neutro o «seguro» de uno que suponga una amenaza.
Por Lindsay Holmes
Ciudad de México, 27 marzo (SinEmbargo/The Huffington Post).- La gente que sigue creyendo que las enfermedades mentales se definen con las frase «está todo en la cabeza» tienen otro motivo para dejar de creer en ese mito: según un reciente estudio publicado en la revista Current Biology, las personas que sufren ansiedad perciben el mundo de una manera distinta debido a una diferencia cerebral.Todo es cuestión de la plasticidad del cerebro, o de su capacidad de cambiar y reorganizarse a sí mismo formando nuevas conexiones. Estos cambios inherentes del cerebro son los que determinan cómo responde una persona ante los estímulos.
Los investigadores del Weizmann Institute of Science de Israel han descubierto que la gente diagnosticada de ansiedad tiene menos probabilidades de ser capaz de diferenciar un estímulo neutro o «seguro» de uno que suponga una amenaza.
Según estos investigadores, las personas que padecen ansiedad experimentaban una plasticidad duradera mucho después de que terminara una experiencia emocional (lo que también se conoce como «estímulo»). Lo que significa que el cerebro era incapaz de distinguir las situaciones nuevas e irrelevantes de las situaciones familiares o que no suponían ninguna amenaza, dando lugar a la ansiedad. En otras palabras, las personas con ansiedad tienden a generalizar en exceso las experiencias emocionales, tanto si suponen una amenaza como si no.
Y, lo que es más importante, esta reacción se escapa del control del individuo con ansiedad, ya que tiene su base en una diferencia cerebral.
Para llevar a cabo el estudio, los investigadores hicieron que los participantes asociaran tres sonidos específicos con estos tres resultados, respectivamente: perder dinero, ganar dinero o ni perder ni ganar dinero. En la siguiente fase del estudio, los participantes escuchaban 15 sonidos y se les pedía que identificaran si los habían oído antes o no.
La mejor manera de «ganar» el juego de identificar melodías era no confundir ni generalizar los nuevos sonidos con los que se habían oído en la primera fase del estudio. Los autores de la investigación se dieron cuenta de que los sujetos con ansiedad tenían una mayor tendencia a confundir un sonido de los nuevos con uno de los que habían oído antes que los sujetos que no sufrían ansiedad.
Esto no se debía a dificultades auditivas o de aprendizaje. Se debía a que percibían los sonidos anteriores, que estaban asociados a una experiencia emocional como es ganar o perder dinero, de una forma diferente a la de los demás participantes.
Los científicos descubrieron que, durante el ejercicio, las personas con ansiedad presentaban diferencias en la amígdala, la región del cerebro asociada con el miedo. Es posible que los resultados de este estudio expliquen por qué este trastorno se desarrolla en algunas personas y no en otras.
«Los rasgos de la ansiedad pueden ser completamente normales e incluso beneficiosos desde el punto de vista evolutivo. Aunque una experiencia emocional puede provocar cambios en el cerebro que deriven en una ansiedad completa», afirmaba el líder de la investigación, Rony Paz.
Este nuevo estudio nos recuerda que, en general, una persona no es responsable de padecer una enfermedad mental; la mayoría de las pruebas demuestran que las enfermedades mentales tienen bases genéticas y fisiológicas. Una investigación realizada en 2015 reveló que la ansiedad podría ser hereditaria, mientras que otros estudios sugieren que la depresión puede ser considerada una enfermedad inflamatoria.
No obstante, pese a que cada vez se investigan más, sigue habiendo un estigma considerable en torno a las enfermedades mentales. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, solo un 25 por ciento de las personas que padecen alguna enfermedad mental sienten que los demás entienden por lo que están pasando.