Según calcula el IHS Jane’s Conflict Monitor, que vigila la evolución militar, el EI perdió sólo el año pasado en torno al 14 por ciento de su territorio. Y desde hace mucho tiempo se está preparando una gran ofensiva contra el principal feudo del EI, la ciudad de Mosul, en el norte de Irak. Si los extremistas la perdieran, es poco probable que pudieran mantener su dominio en las estructuras casi estatales instauradas en Siria e Irakk. La milicia terrorista debe demostrar éxitos para no perder fuerza de atracción de sus seguidores. Pero en esa labor, tiene un fuerte competidor en la yihad mundial: Al Qaeda. Para defender su posición de liderazgo, el EI intenta compensar sus derrotas con atentados en otros países que le den atención internacional. También la difusión de brutales videos de decapitaciones entran en esta estrategia.
Por Jan Kuhlmann, Alkimos Sartoros, Jonas-Erik Schmidt y Josh Lederman
Bruselas/Estambul/Buenos Aires, 23 de marzo (dpa/AP) – Durante días imperó la incertidumbre sobre la posible muerte de «Omar el Checheno», el nombre de guerra del extremista Tarkan Batirashvili, uno de los rostros más conocidos del autoproclamado Estado Islámico (EI) por su característica barba roja. A comienzos de marzo, un ataque aéreo de Estados Unidos en Siria alcanzó al extremista a cuya cabeza se había puesto precio. Y unos días después, activistas sobre el terreno aseguraron que había muerto a consecuencia de sus heridas. De esta manera, el EI había perdido a uno de sus líderes más destacados.
Pero ése fue sólo de los muchos golpes que la milicia terrorista ha sufrido en los últimos meses. Ante este trasfondo, los ataques terroristas del martes en el principal aeropuerto y la red de Metro de Bruselas sirven para recuperar prestigio internacional y probar éxitos, para impedir que merme la fuerza de atracción de seguidores de los islamistas radicales.
Numerosos muertos y heridos, en total casi 300 en el corazón de la Unión Europea, es el balance del que el grupo terrorista podrá ahora presumir durante mucho tiempo. Las imágenes y titulares de Bruselas les servirán sin duda para su campaña propagandística contra los «cruzados».
Este miércoles, desde la capital argentina de Buenos Aires, el Presidente Barack Obama prometió ir detrás del grupo Estado Islámico de manera agresiva y que el mundo debe unirse para luchar en contra del terrorismo.
Obama dijo que Estados Unidos también va a ayudar a en la investigación que se adelanta por las bombas puestas en Bruselas en la víspera.
Obama habló desde Buenos Aires en una rueda de prensa conjunta con el presidente argentino Mauricio Macri. Ahora está de visita en Argentina luego de estar dos días y medio en La Habana.
El grupo Estado Islámico se atribuyó la responsabilidad de los atentados terroristas de Bruselas, que cobraron la vida de al menos 34 personas y dejó heridos a más de 200.
La estrategia del gobierno de Obama se ha enfocado en los líderes del grupo Estado Islámico y atacar y reducir sus guaridas en Irak y Siria y también tratando de poner fin a la guerra en Siria.
Hace un año, todo parecía indicar que la serie de victorias de los extremistas sunitas continuaría sin pausa en Siria e Irak. En mayo de 2015, los combatientes del EI tomaron la capital provincial de Ramadi, en el oeste de Irak, e infringieron una derrota al Ejército iraquí no sólo simbólica, sino también militar. Pero desde entonces no se produjo ninguna gran victoria, sino más bien al contrario: tanto en Siria como en Irak sufrieron dolorosas derrotas.
Entretanto, Ramadi vuelve a estar bajo control del Gobierno iraquí. También en Siria el EI ha perdido terreno. Sobre todo las Unidades de Protección Popular (YPG), la milicia kurda asociada al proscrito Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), pudo conquistar un territorio considerable en el norte del país.
Gracias al apoyo aéreo de la coalición internacional contra el EI liderada por Estados Unidos, los kurdos controlan ya la mayor parte de la frontera entre Siria y Turquía y con ello, una vía de suministro importante del Estado Islámico.
Según calcula el IHS Jane’s Conflict Monitor, que vigila la evolución militar, el EI perdió sólo el año pasado en torno al 14 por ciento de su territorio. Y desde hace mucho tiempo se está preparando una gran ofensiva contra el principal feudo del EI, la ciudad de Mosul, en el norte de Irak. Si los extremistas la perdieran, es poco probable que pudieran mantener su dominio en las estructuras casi estatales instauradas en Siria e Irakk.
Pero no significaría ni de lejos una victoria sobre el EI. De hecho, los yihadistas empezaron ya hace tiempo a adaptar su estrategia e internacionalizarse. Y cuanta más presión sienten en Siria e Irak, más extienden sus actividades a otros Estados.
La milicia terrorista debe demostrar éxitos para no perder fuerza de atracción de sus seguidores. Pero en esa labor, tiene un fuerte competidor en la yihad mundial: Al Qaeda. Para defender su posición de liderazgo, el EI intenta compensar sus derrotas con atentados en otros países que le den atención internacional. También la difusión de brutales videos de decapitaciones entran en esta estrategia.
Hace tiempo que Libia, en el norte de África, se ha convertido en objetivo de los yihadistas, que aprovechan la situación de caos para extender su poder. Pero también en Arabia Saudí, Yemen y Egipto están activos. Y especialmente afectado se ve Túnez, el único país que tras la primavera árabe de 2011 consiguió cerrar una transición a la democracia. El EI perpetró nada menos que tres grandes atentados en el país mediterráneo el año pasado, dos de ellos contra turistas.
Durante mucho tiempo los yihadistas han puesto la mira también en Europa, sobre todo en los Estados que participan en la coalición internacional. Es allí, según la propaganda de los extremistas, donde se encuentran los «cruzados» e «infieles» que han matado a incontables musulmanes en guerras en todo el mundo.
Así, el EI asumió la autoría de la serie de atentados de París el pasado noviembre. El martes le siguió la reivindicación de los atentados de Bruselas. Sólo unos días antes un atacante suicida se hizo volar por los aires en el centro de Estambul, un ataque del que el Gobierno turco culpó al Ei, al igual que de un atentado en enero en el barrio más turístico de la ciudad en el que murieron 12 alemanes.
En su reivindicación del martes, el EI acusa a Bélgica de ser un «Estado cruzado que no deja de combatir contra el islam». Y al mismo tiempo los extremistas amenazan, de forma más o menos evidente, con más atentados en Europa, lo que también se corresponde con su cambio de estrategia: «Auguramos días negros para los Estados que se han aliado contra el Estado Islámico, en respuesta a su agresión (…)».
IDENTIFICAN A ATACANTES
Las autoridades identificaron este miércoles a los hermanos belgas Khalid y Brahim El Bakraoui como dos de los atacantes suicidas del Metro y del aeropuerto de Bruselas, mientras que otro de los supuestos terroristas continua prófugo.
Khalid fue el responsable del atentado perpetrado en la estación de Metro de Maelbeek y fue identificado por una huella dactilar, mientras que Brahim detonó una de las bombas del aeropuerto. Este último es el hombre que aparecía en el centro en las fotos tomadas que se distribuyeron para su identificación, informó el Fiscal general belga, Frédéric Van Leeuw.
El hombre que aparece a la izquierda en esas imágenes no fue identificado todavía, aunque se cree que podría haber muerto en el ataque. Un tercer hombre, que vestía una chaqueta blanca, se encuentra prófugo.
«Dejó una bolsa grande [en el aeropuerto] y se marchó antes de las explosiones», dijo el Fiscal. Esa bomba, que no detonó, era la más potente de las preparadas para los ataques.
Según las autoridades, se sigue buscando a una «serie de personas», aunque no se dieron detalles al respecto.
Los medios belgas apuntaron hoy sobre todo como posible sospechoso a Najim Laachraoui, uno de los supuestos cerebros de los atentados que en noviembre dejaron 130 muertos en París. Durante la mañana la prensa informó de la detención de Laachraoui en el barrio de Anderlecht, pero después la noticia fue desmentida.
En cuanto a los hermanos El Bakraoui, según la prensa ya estaban fichados por la policía por crimen organizado, pero no eran sospechosos de terrorismo.
Al parecer, Khalid El Bakraoui alquiló con una identidad falsa una vivienda en la que se prepararon los ataques de París. También arrendó el piso del barrio bruselense de Forest, donde la semana pasada se produjeron una redada y un tiroteo con la policía. En ese tiroteo murió un presunto terrorista mientras que dos sospechosos lograron escapar.
Fue esa operación la que finalmente desembocó el viernes pasado en el arresto en Bruselas de Salah Abdeslam, considerado instigador de los atentados de París. Sin embargo, por ahora la Fiscalía belga se mostró cauta sobre una posible relación entre los atentados de Bruselas y los de París.
Khalid, de 27 años, fue condenado en 2011 a cinco años de prisión por robo de coches con violencia, después de haber sido arrestado en posesión de rifles Kalashnikov, según la agencia de noticias Belga. Su hermano Brahim, de 30 años, fue condenado en 2010 a nueve años de cárcel por haber disparado a un policía con un Kalashnikov durante un atraco, agregó Belga.
Tras la pista proporcionada por un taxista, los investigadores realizaron una redada en el barrio de Schaerbeek, en Bruselas. En una vivienda encontraron 15 kilogramos de explosivos y otro material para la fabricación de bombas, además de una bandera del Estado Islámico, la organización terrorista que reivindicó los atentados.
En un contenedor de basura de ese barrio se localizó una computadora con el testamento de Brahim El Bakraoui. Según el Fiscal, El Bakraoui escribió que estaba «en apuros, sin saber qué hacer, siendo buscado por todas partes». «Ya no se sentía seguro en ninguna parte y aseguraba que si se prolongaba [la situación] se arriesgaba a terminar en una celda», agregó el Fiscal.
Según los medios, el taxista recogió a los tres hombres en una vivienda y los llevó hasta el aeropuerto. Al parecer se quejaron porque habían pedido un vehículo más grande y no se dejaron ayudar con el equipaje.
Las últimas informaciones oficiales cifran el número de víctimas mortales en 31, después de que el martes se hablase de 34, aunque la cifra podría aumentar. El número de heridos asciende a unos 270, según la Fiscalía.
EL DÍA DESPUÉS DEL TERROR
Los ataques terroristas han dejado a Bruselas sumida en una confusión y pesadumbre de la que intenta recuperarse lentamente, devolviendo la vida a algunos de los lugares más transitados de la ciudad, como su estación central de trenes.
Allí, un policía pide a los viajeros que se abran la chaqueta para ver qué hay debajo. Los equipajes son revisados minuciosamente por agentes uniformados de camuflaje y fuertemente armados.
El procedimiento en la estación central es engorroso y lento, pero también es el primer paso para recuperar la normalidad en el día a día de la estación bruselense.
Para muchos, sin embargo, es agobiante. Las personas se aglomeran porque tienen que cruzar un puesto de control a través de una puerta del edificio cuya amplitud brilla por su ausencia.
Apenas algo más de 24 horas después del atentado en el aeropuerto de la capital de Bélgica, la sensación entre los viajeros es desagradable. «Se quiere salir pronto de aquí», afirma Manuel, que se dirige a su lugar de trabajo. Pero esa sensación es precisamente la que quieren provocar los terroristas.
Un día después del atentado, las banderas están a media asta y las sirenas policiales continúan resonando. En la plaza de la Bolsa, donde se han concentrado numerosos homenajes, la lluvia nocturna apagó el mar de velas colocado en honor a los fallecidos.
Los bruselenses que pasan por la plaza vuelven a encender las velas. Una mujer afirma que ha pasado casi toda la noche allí.
Todo aquel que paseé por la ciudad podrá observar cómo la vida va volviendo a la normalidad, que saltó por los aires de forma abrupta apenas 24 horas antes.
A primera hora del día, los corredores habituales ya rondan el Parque del Cincuentenario, situado en el barrio europeo de Bruselas. A pocos metros, se vuelve a escuchar el sonido del tráfico propio de la hora punta en Bruselas. La única diferencia apreciable es que el sonido de las bocinas es algo más discreto que de costumbre.
Numerosos empresarios tratan hoy de volver a la normalidad reabriendo sus comercios tras el «estado de excepción» declarado el martes. «Uno trata de volver a la normalidad», afirma la portavoz de la asociación de minoristas Comeos. Ikea, por su parte, prefirió mantener cerrados sus dos centros en Bruselas.
Las instituciones europeas también intentan recuperar un ritmo normal. Según anunció la Comisión Europea, sus trabajadores tienen hoy permiso para trabajar desde casa. Los primeros informes afirman que hay numerosos miembros de las instituciones europeas entre los heridos.
La estación de metro de Maelbeek se encuentra situada a escasos 500 metros del «corazón» de Europa. «Media hora antes yo estaba en ese metro», recuerda una diplomática de la UE que aún no se ha recuperado del impacto.
Durante el día de hoy, la estación aún continúa acordonada por la policía y los militares. El tráfico ferroviario continúa siendo irregular.
Entre los diplomáticos y funcionarios de la UE hay una máxima: «El trabajo debe continuar». «Estoy muy, muy triste. Pero la vida sigue», lo resumen un trabajador.