El horror para los migrantes en México lo crean la policía y el narco

28/03/2016 - 8:05 am

La violencia generada por las operaciones del narcotráfico y fuerzas de seguridad afecta directamente a los migrantes; sin embargo, la justicia para este sector es mínima. La hermana Leticia Gutiérrez ha acompañado a esta población y sabe que no hay límites para el horror que se sufre en el camino hacia los Estados Unidos, inclusive existen tantos obstáculos que pareciera que la intención es que sólo aquellos más fuertes, que se reponen y tienen el temple, son los selectos para cruzar ‘al otro lado’.

Foto Luis Barrón Sinembargo
Los Migrantes Son El Reflejo De Que El Gobierno Federal No Tiene El Control Del País Aseguró La Activista Leticia Gutiérrez Foto Luis Barrón Sinembargo

Ciudad de México, 28 de marzo (SinEmbargo).– El acceso a la justicia que tienen los migrantes en México es mínimo, a pesar que la violencia contra este sector se recrudeció en el contexto de la llamada «guerra contra el narcotráfico», de acuerdo con datos de casas y albergues que protegen a esta comunidad.

Desde hace una década, organizaciones de derechos humanos y la hermana Leticia Gutiérrez Valderrama, directora general de Scalabrinianas Misión para Migrantes y Refugiados (SMR), advirtieron a las autoridades que las organizaciones criminales estaban asesinado, secuestrando, violando y torturando a extranjeros. Pero fue después de la primera masacre en San Fernando, Tamaulipas, cuando les creyeron.

En aquel episodio de agosto de 2010, el grupo criminal de Los Zetas ejecutó a 58 hombres y 14 mujeres provenientes de El Salvador, Honduras, Brasil, Guatemala y Ecuador.

Sin embargo, las violaciones a los derechos humanos de los migrantes no fueron atendidas, informó la misionera, pues las autoridades no se responsabilizaron y lo que hicieron fue deshacerse de los cuerpos porque eran como «una papa caliente que no querían tener».

A casi seis años de la primera masacre de San Fernando, la situación no ha cambiado, pues de sur a norte el narcotráfico controla los caminos del migrante, dentro y fuera de México. A eso se enfrentan los más de 400 mil centroamericanos que pasan por la República con la esperanza de llegar al norte, de acuerdo con estimaciones de organizaciones no gubernamentales.

«Para pasar hay que pagar, y en este país se paga a la autoridad de facto, que es el narcotráfico. Por más que nos quieran decir que el Presidente Enrique Peña Nieto o el Secretario de Gobernación [Miguel Ángel Osorio Chong] tienen el control de este país, eso es ridículo y los migrantes nos lo pueden dejar ver: nadie [que no cuente con documentación] puede cruzar por la frontera del norte si no contrata los servicios de los cárteles que operan en la franja controlando el tráfico de todo: armas, drogas, personas, mercancías, de todo», dijo la hermana.

LOS QUE PUEDEN, NO APLICAN LA LEY

Hermana Leticia Y Solalinde
La Hermana Leticia Junto Con Otros Activistas Como El Padre Alejandro Solalinde Ha Hecho Fuertes Reclamos Por La Falta De Atención Al Problema De Seguridad Entre Los Migrantes Foto Luis Barrón Sinembargo

–¿Qué grupos delictivos operan en la frontera norte?

–Antes de responder, mi argumento es que todos los migrantes tienen que contratar los servicios del crimen organizado, de otra manera no pueden pasar. Si no contratan sus servicios no los dejan pasar [los levantan incluso en pleno desierto, contó la religiosa]. Ellos, los que controlan el territorio, son un muro. De la deducción que yo puedo hacer por los testimonios que he recogido, es que cuando un migrante llega al norte cae en manos de los capos, capos grandes: háblese de Los Zetas, el Cártel del Golfo, entre otros.

–¿Quiénes operan el sur de México?

–Lo que nos dicen los migrantes es que son varios grupos. Ellos nos han narrado que desde Guatemala, que es el punto de entrada, la gente de Centroamérica ya los entregó a alguien. Lo que creemos es que son células que pagan a los cárteles, y lo hacen porque de otra manera no podrían operar. Entre los nombres de grupos que hemos escuchado están: el Cártel de la Santa Muerte y Los Negros. Son grupos pequeños de cuatro o cinco personas que van moviendo a los migrantes. Usan claves en los cambios de transporte. De los códigos que no han comentado, hay dos que se repiten: «Piña» y «América».

–¿Hay justicia para los migrantes en México?

–Sí, pero son pocos los casos. Nosotros hemos acompañado a víctimas de privación de la libertad que reconocieron las casas de seguridad donde los metieron y gracias a eso fueron consignados a los integrantes del grupo que los secuestró.

–¿Cuántos migrantes se encuentran desaparecidos en México?

–Cualquier cifra que yo diga es irreal porque con esta invisibilización y con la poca posibilidad que tienen las madres centroamericanas de venir a denunciar la desaparición de sus hijos es muy difícil tener un conteo de migrantes desaparecidos.

–¿Cuántos migrantes han sido asesinados?

–Pues tenemos al menos registro de los casos más evidenciados. Por ejemplo, en Querétaro, los guardias de seguridad [de servicios ferroviarios] mataron el año pasado a varios migrantes, por este acto de tirar a matar. Pero pasa lo mismo que en desapariciones, no tenemos un conteo de cuántas muertes hemos estado teniendo.

–¿Cuántos familiares o migrantes están en el registro de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV)?

–El año pasado que acompañamos un caso de privación de la libertad en un grupo de 49 migrantes, entre ellos una niña de cinco años de edad que viajaba sola, y que al final sólo quedaron 27 personas. Para acompañarlos se requería una estrategia integral, y nos acercamos a la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, el caso fue que los funcionarios nos dijeron que era el primer caso de migrantes que atendían.

La hermana Leticia Gutiérrez informó que el acompañamiento de la CEAV es limitado, pues en aquel entonces al grupo de 27 migrantes sólo les dieron víveres, luego de dos meses de buscar justicia por el secuestro que sufrieron. Por otra parte, el acceso al mecanismo no contempla a personas víctimas del delito del fuero común.

«Empezamos a ver muchas trabas y no nos hemos vuelto a acercar otra vez. No la hemos involucrado en todos los casos que llevamos, consideramos que falta trabajar mucho, porque no han comprendido que al final del día, un migrante víctima del fuero común debería tener una respuesta desde el fuero federal», dijo Leticia Gutiérrez.

EU Y EL TRATO A LOS MIGRANTES

Frontera Juáres En Espera De Visita Del Papa Foto Xinhua
La Entrevistada Lamentó Que El Materia De Política Migratoria Todos Los Países Involucrados Obedezcan a Estados Unidos Foto Xinhua

–En la política migratoria de la región, ¿cuál es el papel de los Estados Unidos?

–Es el que manda y que México, Guatemala y todos obedecen servilmente. Ejemplo de ello es que México adoptó y aceptó sin cuestionar el plan de la frontera sur, que hasta ahorita lo tenemos implementado no en el sur de nuestra frontera, sino en el sur de los Estados Unidos. También le pidió al triángulo norte de Centroamérica implementarla, pero con un discurso de progreso, cuando no es más que la ‘securitización’ de las fronteras.

–¿Cómo afecta esta securitización?

–Es una línea de los Estados Unidos y es perversa. En esta situación migratoria, vienen violentadas personas de Centroamérica, allá se enfrentan a esta militarización, van a encontrar presencia de las pandillas, ya en México van a encontrar a más militares, a las patrullas fronterizas y los operativos del Instituto Nacional de Migración (INM) y está securitización oficial está acompañada de grupos criminales, que aumentan todavía más la vulnerabilidad de los migrantes, porque al contratar sus servicios ya son un grupo cooptado. ¿Cómo te explicas que con todo eso los migrantes son capaces de recuperarse, restablecerse y llegar a los Estados Unidos? Entonces, yo creo que nos nos hemos vuelto una agencia de colocación, donde sólo los fuertes, sólo los que tienen carácter y pueda recuperarse, sea laque tenga la posibilidad de llegar a los Estados Unidos y pueda entrar. Los débiles no lo van a poder lograr. Es perverso, pero eso está pasando.

 

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