En su visita de cinco días a México, el Papa Francisco no se reunió con los padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos en 2014. El único ofrecimiento que las familias de los jóvenes recibieron fue el presenciar desde tres espacios en primera fila la eucaristía multitudinaria del Obispo de Roma en Ciudad Juárez, Chihuahua. No obstante rechazaron esta oferta. Lo que sí hicieron, fue escribirle una carta que el Pontífice recibió el domingo. En la misiva, las familias de los 43 denunciaron una crisis humanitaria que las autoridades quisieron «esconder, maquillar y menospreciar».
Ciudad de México, 18 de febrero (SinEmbargo/EFE/El Sur).– El Papa Francisco dijo hoy que no vio en México a los familiares de los estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos en 2014 porque hubo muchas peticiones de grupos que además estaban «contrapuestos» y con «luchas internas».
El Pontífice ofreció esta explicación sobre la ausencia de un encuentro específico con esas asociaciones a medios internacionales, entre ellos Efe, durante el vuelo de regreso a Roma desde Ciudad Juárez, última etapa de su viaje pastoral a México.
Reconoció que en el caso de los 43 de Ayotzinapa hubo algún intento por parte de grupos de personas que quisieron encontrarse con él «pero eran muchos grupos, incluso contrapuestos y con algunas luchas internas».
«Les dije que les iba a ver a todos en una de las misas», dijo el Papa sobre el asunto, que zanjó así en su conversación con la prensa en el avión papal.
Jorge Bergoglio recordó además que ha hecho en su viaje a México «una referencia continua a los asesinatos, la vida que se cobraron las bandas de narcotraficantes y traficantes de personas, a la violencia como una de las llagas que ha sufrido México».
Francisco destacó como cualidad del pueblo mexicano algo que, confesó, «no se puede explicar», en alusión a la capacidad que tiene de festejar pero también de protagonizar en algunos casos verdaderas «tragedias».
Los padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa pidieron al Papa Francisco «interceder» ante el Gobierno de México para atender los problemas de violencia en el país, informó a la agencia española Efe su abogado Vidulfo Rosales, quien confirmó además que la misiva fue entregada al Pontífice.
El domingo, Francisco se reunió en la Nunciatura Apostólica en la Ciudad de México con hermanos jesuitas, quienes le entregaron la carta con el pedido de los padres de los 43 estudiantes. En la misiva, explicó Vidulfo Rosales, se hizo un resumen de «varias problemáticas», empezando por las «desapariciones forzadas, los feminicidios y las ejecuciones extrajudiciales».
Rosales reveló a Efe que en la carta se le pidió al Papa que intercediera ante el Gobierno mexicano y le pidiera una investigación exhaustiva, que la Ley de desapariciones forzadas pueda terminar de crearse con perspectiva y amplia participación de las víctimas, y que se esclarezca el caso de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa «Raúl Isidro Burgos».
Las familias denunciaron una crisis humanitaria que las autoridades quisieron «esconder, maquillar y menospreciar». Mencionaron el multihomicidio de la Colonia Narvarte, la desaparición de los cinco jóvenes de Tierra Blanca, Veracruz, el caso de los mineros de Pasta de Conchos, en Coahuila, entre otras tragedias ocurridas en años recientes, reportó el diario El Sur que tuvo acceso al documento.
En el documento también abordaron los casos de desplazamiento forzado, de ejecuciones extrajudiciales, de tortura, homicidios y trata de personas, donde se ha señalado la intervención de funcionarios públicos. Los padres de los 43 dijeron que aunque las que autoridades reconocen 27 mil desapariciones, las organizaciones sociales consideran que son muchas más.
Denunciaron que el gobierno no ha respondido a la emergencia, “al contrario, hace lo posible por obstruir las investigaciones y sólo se preocupa más por la imagen internacional, en lugar de garantizar la justicia y reparación del daño».
Hablaron además de las masacres de Tlatlaya, en el Estado de México, y de las ocurridas en Apatzingan y Tananguato, en Michoacán. Dijeron que son referentes internacionales de las ejecuciones por parte de cuerpos de seguridad del Estado mexicano. También mencionaron las ejecuciones cometidas por soldados y policías en Guerrero durante la llamada Guerra sucia de los años 70.
En su visita de cinco días a México, el Papa Francisco no se reunió con los padres de los normalistas desaparecidos. El único ofrecimiento que las familias de los jóvenes recibieron fue el presenciar desde tres espacios en primera fila la eucaristía multitudinaria del Obispo de Roma en Ciudad Juárez, Chihuahua. No obstante rechazaron esta oferta.
En entrevista para SinEmbargo, Vidulfo Rosales dijo que los padres de los normalistas desaparecidos en manos de policías corruptos y miembros del crimen organizado solo pedían al Papa Francisco «unos tres o cuatro minutos en privado, para saludarlo, para escuchar una palabra de aliento”.
No obstante, la reunión nunca se realizó. Incluso Francisco no hizo ni una sola mención al caso . El único que se refirió al tema fue el vocero de El Vaticano, Federico Lombardi, quien dijo que «el Papa habla con todos con gran compresión y cercanía, con todos los que sufren violencia. Él tiene en su corazón a cada uno de ellos, es consciente de la tragedia de los 43 y de muchas tragedias de otras personas que sufren”.
Pese a que el Pontífice no mencionó en sus homilías, ni en sus reuniones los hechos ocurridos el 26 y 27 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero, miles de personas se encargaron de recordarlos unos 40 minutos antes del arribo de Francisco I al estadio “Venustiano Carranza” de Morelia, Michoacán.
En un video que circula a través de redes sociales se observa cómo varios religiosos organizan a las personas del estadio y realizan un conteo hasta llegar al número 43. El maestro de ceremonias rogó oraciones por las familias, los sacerdotes y las vocaciones y, a continuación, pidió un minuto de silencio por “los 43″.
En la carta que dirigieron al Francisco, y de la cual da detalles El Sur, las familias de los normalistas advirtieron que muchos políticos que pidieron su bendición, son cómplices por acción o por omisión de crímenes atroces. Con el título “México herido, en esta hora de gracia”, hicieron un resumen de los crímenes relacionados con el Estado y el daño que ha causado a la sociedad.
Por ejemplo, dijeron que en la colonia Narvarte, a 5 kilómetros de la Nunciatura Apostólica donde el Papa se hospedó en la Ciudad de México, fueron asesinadas cinco personas. Dijeron que en la emblemática avenida de Paseo de Reforma, que el pontífice recorrió en distintas ocasiones, cinco jóvenes salieron de bar y fueron plagiados y asesinados.
Sobre al acto masivo que encabezó en Ecatepec, en el Estado de México, indicaron que éste es el municipio con el mayor número de feminicidios en el país. Explicaron que de acuerdo con datos de organizaciones civiles, en dos años fueron asesinadas 110 mujeres, sin que las autoridades hayan hecho algo para evitar más muertes.
De Chiapas, el tercer estado que visitó, dijeron que es un paso de los migrantes centroamericanos que comienza su trayecto hacia Estados Unidos “si es que las organizaciones criminales, ayudadas por funcionarios estatales y federales, no los extorsionan, secuestran y desaparecen».
«Además de que la entidad es considerada por las Naciones Unidas como un punto rojo en la trata de personas. Muchas mujeres padecen esclavitud sexual en la ciudades que colindan con la frontera sur”, dijeron con respecto a esta entidad.
Sobre Michoacán, cuarto estado de la gira, informaron que fue la primera entidad militarizada desde 2006 y que hasta la fecha no ha tenido paz. Dijeron que aunque la población, en un esfuerzo por protegerse, tomó las armas, el gobierno los dividió provocando más daño.
De Ciudad Juárez, Chihuahua, último punto de la gira, recordaron que llegó a ser la ciudad más peligrosa del mundo y pese a que los políticos aseguran que la seguridad mejoró “no se deje engañar, […] la violencia sigue impactando en la ciudad fronteriza”.
-Con información de Lourdes Chávez de El Sur