Vidulfo Rosales, abogado de los padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa, dijo que las familias de los jóvenes desaparecidos tienen también “derecho a recibir una palabra de aliento y consuelo espiritual del Papa”. Federico Lombardi, vocero del Vaticano, dijo ayer, sobre una posible reunión con los familiares de los estudiantes, que es “un poco extraño que se presione al Papa sobre lo que tiene que hacer”.
Ciudad de México, 16 de febrero (SinEmbargo/EFE).- Los padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa no están ejerciendo presión alguna para reunirse con el Papa Francisco durante su visita a México y han buscado los canales de acercamiento habituales para lograr el encuentro, dijo hoy a la agencia Efe su abogado Vidulfo Rosales.
«No hemos ido a una manifestación ni a un acto de otra naturaleza. Hemos sólo buscado los canales e instituciones adecuadas y pertinentes para lograr acercarnos al Papa», declaró Rosales respondiendo al vocero del Vaticano, Federico Lombardi, quien este lunes dijo a los medios que era «un poco extraño que se presione al Papa sobre lo que tiene que hacer».
«El Papa habla con todos con gran compresión y cercanía, con todos los que sufren violencia. Él tiene en su corazón a cada uno de ellos, es consciente de la tragedia de los 43 y de muchas tragedias de otras personas que sufren», indicó ayer Lombardi.
Sin embargo, para Rosales, los familiares de los 43 jóvenes tienen también «derecho a recibir una palabra de aliento y consuelo espiritual del Papa».
Rosales dijo que los padres respetan mucho la agenda del jefe de la Iglesia católica y que valoraron positivamente los posicionamientos que estos días ha dado el pontífice sobre las víctimas de la violencia o los pueblos indígenas, destacó.
Los padres de los 43 normalistas desaparecidos no se reunirían con el Papa durante su visita a México. El único acercamiento que tendrían con el Pontífice sería el presenciar desde tres espacios en primera fila la eucaristía multitudinaria en Ciudad Juárez, Chihuahua, el 17 de febrero. No obstante rechazaron esta oferta.
Pese a no ser recibidos por el Pontífice, este día seminaristas, sacerdotes, religiosos y las miles de personas que acudieron al estadio Venustiano Carranza de Morelia, Michoacán, para escuchar al Papa, realizaron un conteo por los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, desaparecidos en septiembre 2014, en Iguala, Guerrero.
Tras unos segundos de silencio, se empezó a corear la cuenta del 1 al 43, la cual fue acompañada por los golpes de batería de los músicos que estaban animando la espera.
Los 43 normalistas siguen desaparecidos, a pesar de las presiones internacionales para que el Gobierno de México dé con ellos. Las autoridades lograron capturar al capo más notorio del mundo, Joaquín “El Chapo Guzmán, pero no han logrado aclarar el asesinado de 43 jóvenes. La investigación realizada por el entonces Procurador Jesús Murillo Karam, la llamada “verdad histórica”, resultó un fiasco y fue desmontada por peritos y expertos extranjeros del Grupo Interdisciplinario de Expertas y Expertos Independientes (GIEI).
La cúpula clerical mexicana, por lo regular relacionada con la élite de poder en México, apenas se ha pronunciado sobre los 43 jóvenes desaparecidos por policías en una noche en la que hubo presencia de fuerzas federales. A niveles más bajos de la iglesia católica, sin embargo, otros religiosos sí han denunciado al Estado mexicano.
Vidulfo Rosales afirmó hoy que los familiares de las víctimas de la tragedia de Iguala, acontecida el 26 de septiembre de 2014, lamentan «mucho» que su interés por la reunión «se interprete en estos términos».
«Lo único que estamos haciendo los padres de los 43 es tener un acercamiento con el papa como víctimas que sufren el dolor permanente que implica de la desaparición forzada, víctimas de un hecho que conmovió México, convulsionó e indignó a los mexicanos y generó una crisis política en nuestro país», detalló.
Rosales reconoció que cada vez es más difícil el encuentro con el Santo Padre, quien mañana culmina su visita a México, y confirmó que no asistirán a la misa de Ciudad Juárez, en el norteño estado de Chihuahua, a la que fueron invitados.
«Pero no queremos que suene como un mecanismo de presión, fue la posición inicial», remarcó Rosales, quien alegó que les faltaba logística para trasladar a padres y representantes, ya que se están preparando para una reunión que sostendrán con la Procuraduría General de la República (PGR).
Por último, agregó que desconoce si el Papa ha leído o sabe de la misiva que le enviaron a través de los hermanos jesuitas el pasado sábado.
El 26 de septiembre de 2014, 43 jóvenes de la escuela normal Rural de Ayotzinapa desaparecieron en el municipio de Iguala, en el sureño estado de Guerrero, a manos de policías corruptos y miembros del cártel Guerreros Unidos, quienes los asesinaron y quemaron en un basurero cercano, según una cuestionada versión oficial.
En esta fatídica noche también murieron seis personas y 25 resultaron heridas por el fuego abierto de los policías de Iguala.