Las acusaciones de amaños y corupción en el tenis profesional empañan al Abierto de Australia y aunque todos los involucrados en el torneo quisieran que la atención se centre en la cancha, es imposible ignorar las sospechas.
MELBOURNE, Australia (AP) — El Abierto de Australia, el primer Grand Slam de la temporada usualmente caracterizado por el buen ánimo y ambiente festivo, comenzó bajo una nube negra por las acusaciones de amaño de partidos.
Y a medida que el torneo de dos semanas llega a su fin, las sospechas de corrupción todavía pesan en el ambiente, aunque todos tratan de que la atención se pose sobre la cancha.
«Las acusaciones de arreglo de partidos han generado titulares, es cierto, pero como organización tenemos que estar satisfechos por la forma que respondió todo el deporte», dijo a la AP el director del Abierto de Australia, Craig Tiley. «(La respuesta) ha sido decisiva y unánime».
Los informes de prensa vincularon a docenas de jugadores activos en el torneo, ninguno identificado, con amaño de partidos para beneficiar a apostadores. El alboroto ocasionado por las acusaciones ensombreció el ambiente entre los jugadores, que usualmente consideran el Abierto de Australia como su slam favorito.
Hasta ahora, nadie ha presentado evidencia concreta sobre las acusaciones y nadie ha sido acusado.
Tiley dijo que las cifras de espectadores y los niveles de audiencia televisiva demuestran que el torneo no se vio afectado por las acusaciones.
«La mejor respuesta para eso es con las cifras», indicó. «Estamos encaminados a fijar un récord de espectadores, y las otras cifras de difusión a través de todas las plataformas también son muy buenas».
La BBC y Buzzfeed reportaron que 16 jugadores, todos ubicados entre los primeros 50 del ranking mundial en algún momento de sus carreras y al menos uno campeón de un Grand Slam, han jugado en partidos que fueron señalados por las autoridades del tenis por patrones sospechosos de apuestas. El informe también acusa a los auditores del deporte de no hacer nada al respecto.
Las autoridades del tenis rechazaron las acusaciones, y dijeron que no tenían evidencia nueva. Los principales jugadores —incluyendo a Novak Djokovic, Roger Federer, Rafael Nadal y Andy Murray— tuvieron que responder en varias ocasiones a preguntas sobre el amaño de partidos.
Todos dijeron que no están al tanto de que sea un problema en el nivel más alto del deporte, pero coincidieron que el deporte tiene que tomar medidas si considera que es un problema.
Justo cuando la primera ola de acusaciones empezaba a pasar a un segundo plano, el diario New York Times sembró dudas sobre un partido de dobles mixtos en el torneo, que involucra a la española Lara Arruabarrena.
Según el periódico, una casa de apuestas estadounidense dejó de aceptar apuestas en el partido entre Arruabarrena y David Marrero contra Lukasz Kubot y Andrea Hlavackova, medio día antes de que empezara el desafío, por una sospechosa caída en las apuestas.
Kubot y Hlavackova ganaron 6-0, 6-3. Ambos dijeron al día siguiente que no notaron nada raro en el encuentro, pero confirmaron que fueron interrogados por la Unidad de Integridad del Tenis.
Arruabarrena, por su parte, se defendió de cualquier sospecha.
«Nunca he amañado un partido de tenis en mi vida», afirmó. «Lo puedo decir más alto, pero no más claro. Me quedé de piedra cuando el lunes aterricé en Dubai y encendí mi móvil y tenía cientos de mensajes, que han ido multiplicándose con el paso de las horas hasta rozar lo absurdo».