Un día muy particular: el cine se queda sin Ettore Scola

21/01/2016 - 12:04 am
Ettore Scola La Muerte De Un Grande Del Cine Foto Efe
Ettore Scola La Muerte De Un Grande Del Cine Foto Efe el Cine Italiano Hace Mucho Tiempo Que Ya No Es Lo Que Era Pero Una Vez Fue Inmenso Gracias Al Aporte Entre Otros Del Director De Joyas Como <i>nos Habíamos Amado Tanto<i> <i>la Cena<i> Y <i>feos Sucios Y Malos<i>

A los 84 años, muere en un hospital de Roma el director de joyas como "Feos, sucios y malos", "La cena", "La familia" y "Nos habíamos amado tanto", entre otras

Ciudad de México, 21 de enero (SinEmbargo).- No faltará el crítico de cine provocador e iluminado que le reste grandeza a su legado, pero las criaturas comunes y su amor por el genio Federico Fellini quedarán como promontorios en la historia del séptimo arte del mundo.

El mismo universo que lloró en la víspera la partida de Ettore Scola, el director de La familia y de Un día muy particular, aquel drama pequeño, íntimo, que entre ropa colgada de la soga y discursos entredichos, que debían adivinarse, anunciaban en Italia la preeminencia del fascismo.

En aquella jornada donde Marcello Mastroianni le enseñaba bailar rumba a una rotundamente bella y joven Sophia Loren, Scola, que había nacido en Trevico (Avellino) el 10 de mayo de 1931, comenzó a ser un clásico y a perfilar lo que luego se llamó la moderna comedia italiana.

Eran tiempos donde el cine de la península europea era vasto y emprendedor, eran los tiempos en que la propia Italia era fiel a su historia de civilización y marcaba improntas insustituibles en la cultura universal.

Nos habíamos amado tanto fue otra de sus películas importantes, con un elenco de excepción integrado por Stefania Sandrelli, Vittorio Gassman y el inolvidable Nino Manfredi.

NUNCA FUE ESPECTÁCULO

El cine del director fallecido a los 84 años en el hospital Policlínico de Roma, nunca fue precisamente un hato de fuegos artificiales destinados a explotar en la cara de distraídos espectadores.

Sus películas rindieron en todo caso a la nostalgia, a la introspección y, sobre todo, a la melancolía que se cuela en las entretelas de lo cotidiano, ese esplín por momentos inabarcable que nos deja boquiabiertos frente a un horizonte solitario, incomprensible.

En 1980, este hombre portentoso que el ministro italiano de Cultura, Dario Franceschini, acaba de describir como “un gran maestro, un hombre extraordinario, joven hasta el último día de su vida”, triunfó con La terraza, un filme donde Mastroianni, Ugo Tognazzi, Sandrelly y Gassman, retrataban la clase media italiana luego de las convulsiones políticas de los ’70.

Fue con ese filme que Scola inició un camino sin retorno hacia el cine más dramático, de personajes, que dieron cuenta de sentires profundos del italiano medio, pergeñando joyas como Feos, sucios y malos, de 1976, con Nino Manfredi (en un papel histórico), Francesco Anniballi, Maria Bosco, Franco Merli, Ettore Garofolo y Alfredo D'Ippolito, donde desmitificó el mundo de la pobreza y nos puso a pensar sobre las oscuras pasiones humanas más allá de los bienes materiales.

De la mente de Ettore Scola nació Il Sorpasso, la película clásica que dirigió otro grande del cine italiano, Dino Risi (1916-2008) y de él es también La cena, un filme menos militante que lo habitual, aunque político en el fondo como todos los suyos.

Suya fue El baile, esa película ¿muda?, donde los cuerpos en movimiento contaban la historia del continente europeo de la primera mitad del siglo XX y, claro, suya también es La familia, esa épica íntima y grandilocuente a la vez que nos enseñó de qué estaba hecha la Italia de nuestro contento y descontento.

“El cine siempre ha retratado mejor y con más ternura a los personajes solitarios que a los bon viveurs”, solía decir para explicar por qué la soledad fue una de sus grandes obsesiones artísticas y personales y por qué el espacio cerrado de un salón de baile, de un restaurante, le imponían más que los grandes paisajes y escenarios.

El cine fue la pasión que le impidió ser médico, primero y luego abogado y con sus películas hizo gala de un pensamiento de izquierdas militante que lo acompaño hacia el final de sus días.

El director de Che ora è?  ("¿Qué hora es?"), ese drama paterno filial interpretado magistralmente por Marcello Mastroianni y un jovencísimo Massimo Troisi, quiso honrar en los últimos años de su vida a otro grande del cine italiano, su amigo Federico Fellini (1920-1993).

Fue así como nació el documental del 2013 Qué extraño llamarse Federico, en el que Scola, acompañado por sus hijas Sofía y Paola (responsables del guión) rinde homenaje a su cómplice cinematográfico al cumplirse el vigésimo aniversario de su muerte.

La película combina imágenes de archivo y escenas rodadas en Cinecittà. Scola evoca su encuentro con Federico en la revista satírica Marc’Aurelio, recuerda los amigos comunes (entre ellos Marcello Mastroianni) y, sobre todo, el placer compartido de hacer cine.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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