Desde la semana pasada, en un foro celebrado en la capital francesa, el dirigente del Banco de México expuso que “es una fuente de preocupación” que “la volatilidad en el flujo de capitales se ha incrementado”, lo que se ha traducido “en volatilidad en el mercado accionario y en las tasas de interés”. Esta vez, en entrevista con el Financial Times, pidió estar listos porque la situación de China podría provocar un golpe severo a las economías emergentes.
Ciudad de México, 18 de enero (SinEmbargo).– El gobernador del Banco de México (Banxico), Agustín Carstens Carstens, alertó que el ajuste de economías como la de China «podría ser violento» para los países emergentes por lo que los bancos centrales de esas naciones deben utilizar políticas económicas no convencionales para enfrentarlo.
“Los mercados emergentes necesitan estar listos para un potencial golpe severo”, aseguró en entrevista con el diario británico Financial Times. “El ajuste podría ser violento y los responsables de la políticas públicas necesitan estar listos para enfrentarlo”.
Mañana China –cuya desaceleración ha alterado los mercados mundiales– divulga los datos de su Producto Interno Bruto (PIB) del cuarto trimestre y del conjunto del año pasado. Los analistas prevén de forma unánime una continuación de la progresiva ralentización económica. El PIB chino creció un 6.9 por ciento en los nueve primeros meses de 2015, y el Gobierno ha previsto un incremento del PIB de «alrededor del 7 por ciento» para todo el año.
El dragón asiático se encuentra inmerso en un ambicioso proceso de transición hacia un modelo económico más basado en la demanda interna y menos en las exportaciones, explican analistas.
El martes pasado, durante un foro, Carstens Carstens expuso que “es una fuente de preocupación” que “la volatilidad en el flujo de capitales se ha incrementado”, lo que se ha traducido “en volatilidad en el mercado accionario y en las tasas de interés”.
Afirmó que después de varios años con flujos positivos, en 2014 empezaron a volverse negativos. “2015 fue un año terrible, probablemente peor que 2009”, comparó. “Por supuesto no tengo los datos de la primera semana de 2016, pero probablemente se vea muy, muy, muy mal”, agregó.
Tan habituales se han vuelto las políticas monetarias, dijo en una reunión en París, que es muy posible que los países emergentes también tengan que servirse pronto de los programas de compra de deuda.
“La coordinación [contra la volatilidad] sería deseable, pero debemos estar preparados para que cada uno actúe independientemente”, concluyó Carstens en el martes pasado.
A mediados del año pasado, los inversionistas internacionales comenzaron una «intensa» venta de acciones y bonos de los mercados emergentes lo que, de acuerdo con economistas, puede «provocar una crisis crediticia que podría dificultar a las compañías de países emergentes enfrentar el servicio de sus deudas», expone el diario especializado.
En la década pasada, documenta el texto, muchas empresas de los mercados emergentes se atiborraron de créditos baratos gracias al auge de las materias primas y las políticas monetarias flexibles de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos. «En la medida en que los inversionistas se salgan, se espera que esos costos se detonen», prevé el Financial en una nota firmada por Jonathan Wheatley.
INYECTAR DINERO AL SISTEMA FINANCIERO
El dirigente del Banxico dijo al FT que la respuesta esperada en términos de políticas por parte de los banqueros centrales de los mercados emergentes no deberían detenerse «solo en una expansión cuantitativa absoluta», es decir, una gran compra de activos financieros en los mercados desarrollados. La respuesta, aseguró, debería incluir «el intercambio de activos de alto riesgo y larga data en poder de los inversionistas, por obligaciones menos riesgosas y de corto plazo en poder de los bancos centrales y los gobiernos».
De acuerdo con un reporte del investigador en inversiones Michael Dooley, cuando un banco central compra activos en el mercado, los paga con bonos u otros activos propios o del gobierno, con lo cual, efectivamente, se inyecta dinero al sistema financiero.
Sin embargo, esa operación sólo funciona si los participantes del mercado creen que el gobierno es solvente y sus obligaciones mantienen su valor, medido por ejemplo contra una divisa extranjera como el dólar.
“Si el gobierno es solvente y puede validar el precio de los activos, estará simplemente ayudando a la gente durante una mala temporada y puede vender los activos de vuelta más tarde y con ganancias”, dijo Dooley citado por el Financial Times. Eso funcionaría en el caso de México, aseguró.
Para los mercados emergentes, declaró Dooley, la confianza y la solvencia serán clave. “En Carstens, México tiene a alguien a cargo que entiende lo que está pasando. Pero eso no sucede en todos los demás países”, concluyó.