La revista Rolling Stone dio a conocer hoy un video más largo de la entrevista de Sean Penn con Joaquín “El Chapo” Guzmán, y nuevos detalles del encuentro salen a la luz pública. Mientras, periodistas se preguntan: El actor, ¿es periodista? Porque la respuesta puede tener implicaciones legales para él, y para la actriz mexicana Kate del Castillo.
Ciudad de México, 12 de enero (SinEmbargo).– Ian Mohr, del sitio Page Six del New York Post, cuenta hoy:
“Sean Penn volvió el famoso Polo Lounge del Hotel Beverly Hills en un ‘cuarto de guerra’ para elaborar estrategias sobre cómo manejar su controversia con [la entrevista a Joaquín Archivaldo Guzmán Loera] ‘El Chapo’ en los Globos de Oro [Golden Globes] del fin de semana. Pero mientras consultaba a los espías que dice que consultó, en un equipo que incluyó a un ex empleado del Departamento de Estado y a consultor político, la estrella quizá descuidó considerar que la mitad de Hollywood podía oír todo lo que decían [en voz alta]”.
“Corría como [Bob] Woodward y [Carl] Bernstein en el Washington Post, planeando tanto como era posible, incluso antes de que la historia de ‘El Chapo’ se diera a conocer”, dijo un testigo a Ian Mohr. “Estaban en voz alta hablando de ‘El Chapo’. Todo el mundo estaba pensando: ‘¿Es ese su próximo proyecto?’ Entonces, la historia será un éxito”.
“Pero a medida que el equipo de Penn se reunía diariamente, era como mal periodismo versión 101: estaban reunidos en el centro del Polo Lounge y hablaban muy alto. El lugar estaba lleno de gente para los Globos de Oro. Él estaba de pie mientras hablaba con ellos. ¿No podían haber pensado en ningún otro lugar para reunirse?”, agrega el periodista de Page Six.
“Entre las preocupaciones del equipo de Penn estaba que el enlace de ‘El Chapo’, la actriz mexicana Kate del Castillo, ‘iba a escribir su lado de la historia’, dijo un testigo. Pero el lunes, dijeron: ‘Ella no va a escribir su lado de la historia’, y se relajaron. [Penn] tenía una actitud de ‘[Kate] quiere ser la Charlie Rose en mi lugar’”.
Charlie Rose es un periodista famoso de la televisión pública estadounidense, PBS.
Ian Mohr concluye: “También estuvieron en el hotel, durante el fin de semana, Miley Cyrus y Randy Jackson. El representante de Penn no tuvo comentarios”.
¿ES PENN PERIODISTA?
La polémica no afloja. De hecho, arrecia conforme bajan los detalles de la entrevista entre “El Chapo”, Sean Penn y Kate del Castillo.
Hoy, en el blog de periodismo de Columbia, Joel Simon, ex corresponsal de The New York Times en México, escribe un amplio artículo en el que da voz a varios periodistas mexicanos bajo una pregunta: ¿Es Sean Penn un periodista de verdad? Su artículo empieza con la siguiente cabeza: “¿Quién dice que Sean Penn no es un periodista de verdad?”.
“…Pero, al final, lo que Penn produjo no fue una entrevista y tampoco una pieza de periodismo de investigación. Cabe más en otro género periodístico: el del perfil de celebridad. El trabajo de Penn es un ejercicio de creación de un mito que en la mayoría de las partes deja a ‘El Chapo’ contar su propia historia”, dice Simon en el blog de periodismo de la Universidad de Columbia.
“Irónicamente –concluye, fue la arrogancia mutua entre Penn y su objetivo lo que parece haber llevado a las autoridades mexicanas a las puertas de ‘El Chapo’. Fotos de vigilancia publicadas en la Ciudad de México por el diario El Universal muestran que la inteligencia mexicana estaba rastreando a Penn y a Del Castillo en el momento en que aterrizaron en México desde Los Ángeles”.
“Aparte de aparentemente echar a perder el escondite de ‘El Chapo’, Penn también cometió otro pecado periodístico, que fue confundir el riesgo que tomó en informar de la historia con el valor de la información obtenida. Claro, se necesita un montón de agallas para viajar a México e ir tras una entrevista con ‘El Chapo’. También toma un poco de coraje pegar una cámara en la cara de Sean Penn. Aunque ninguno de los dos hechos producirá necesariamente grandes aportaciones, el periodismo de celebridad es parte del paquete de la libertad de expresión. Si las autoridades mexicanas tratan de actuar contra Penn, como han amenazado con hacerlo, seré el primero en defenderlo”, dice Joel Simon, quien es director ejecutivo del Comité para la Protección de Periodistas (CPJ).
The New Yorker, cuyo reportero se negó a a hacerle una biografía al capo mexicano, reportó un hecho que da un giro interesante de tuerca al tema:
“Abu Bakr al-Baghdadi, el líder del grupo terrorista conocido como ISIS, canceló una largamente esperada reunión con el actor Sean Penn, de acuerdo a un anuncio hecho por esa organización. El vocero no dio razones para la cancelación abrupta de la entrevista, pero dijo que al-Baghdadi no consideró prudente una reunión con Penn”.
Doug Saunders, de The Globe and Mail, dijo en Twitter:
“Si la CIA y Rolling Stone hubieran enviado a Sean Penn a entrevistar a Osama Bin Laden en 2001, nos habría ahorrado mucho tiempo”.
Joaquín Guzmán fue localizado y detenido gracias a que tanto Penn como Kate del Castillo fueron seguidos por inteligencia mexicana. Algunos, en redes sociales, han mencionado la posibilidad de que Penn colabore con la CIA, la agencia de inteligencia norteamericana.
No es algo raro ni extraordinario que gente de Hollywood colabore con autoridades de inteligencia de Estados Unidos.
La prensa norteamericana ha discutido intensamente en estas horas si Sean Penn, quien ha hecho crónicas desde distintas partes del mundo, puede ser considerado periodista. Eso lo salvaría, se discute, de posibles cargos de obstrucción de la justicia, porque el actor estuvo en contacto con un criminal a escondidas, un hombre que ha matado y ha traficado drogas, pero no dio información a las autoridades.
“Una década antes de que Sean Penn tuviera la entrevista exclusiva con el notorio capo de las drogas Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, empezó su carrera como periodista en el San Francisco Chronicle”, dijo ayer el SF Gate, diario también basado en California. “El método de entrevista de Penn con ‘El Chapo’ –crónica, tipo diario de apuntes–, es el mismo que usó en sus ensayos sobre Irán, publicados por el San Francisco Chronicle en agosto de 2005”.
Pero no todos piensan que Penn sea periodista.
CBC News dice hoy que su entrevista, publicado en la revista Rolling Stone, ha causado la burla de los mismos comunicadores.
David Agren, un periodista basado en México, representante del Comité para la Protección de Periodistas (CPJ) en Nueva York, dijo en su cuenta de Twitter: “Lástima que Sean Penn no le haya preguntado a ‘El Chapo’ acerca de los periodistas desaparecidos y muertos en México, muchos de los cuales fueron víctimas de los ataques del cártel de las drogas”.
Tom Harrington, de CBC Radio News, dijo: “Sean Penn hizo del periodismo lo que Milli Vanilli a la música”. Milli Vanilli fue un dúo de música pop acusados de fraude, luego de que se descubriera que sólo ponían la cara para grabaciones realizadas por otros.
The Washington Post publicó un amplio reportaje, escrito por Peter Holley, cuya cabeza lo dice todo:
“Por qué el encuentro de Sean Penn con ‘El Chapo’ es un insulto épico para los periodistas mexicanos en peligro”.
Cita a Alfredo Corchado, corresponsal en México de The Dallas Morning News: “¿El Chapo, Hollywood, Sean Penn? Claro, tiene sentido. Pero no lo llamen periodismo”.
El magazine Politico, basado en Washington, dijo: “Periodistas: dejen de quejarse sobre Sean Penn. Fue un golpe masivo, y a nadie, excepto a los reporteros, le importa las reglas que rompió”.
Un ex editor de Rolling Stone, Evan Wright, concluyó:
“La entrevista de Sean Penn con Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán es síntoma del declive de la revista”.
La polémica, como se dijo, continúa.
Mientras, la periodista Hanna Kozlowska, de Quartz, recuerda:
“Como todo lo que hace, el escape –que según los informes fue a través de un largo túnel de una milla– está destinado a convertirse en sofisticada materia de leyendas. Guzmán, del Cártel de Sinaloa, es responsable de al menos una cuarta parte todas las drogas que se contrabandean desde México a los Estados Unidos, y es uno de los principales actores de la sangrienta guerra contra las drogas del país, que se han cobrado al menos 100 mil vidas en la última década. Pero en algunas partes de México, Guzmán es visto como un poderoso empresario bondadoso, que se compara con el cortesano Don Corleone de El Padrino”.
EL ASESINO NARCISISTA
Ayer, en una entrevista radiofónica con Joaquín López-Dóriga, la Procuradora General de la República, Arely Gómez, dijo que “por el momento no hay ningún hecho conducente que involucre en delitos a los actores Kate del Castillo y Sean Penn, por reunirse con Joaquín El Chapo Guzmán, y que son investigados”.
“Tendría que ver qué fue lo que se platicó, lo que se dijo y a qué acuerdos se llegaron en esa reunión, pues puede haber varios casos; no me quisiera adelantar, pero puede haber algunos temas que pueden [tener relación con] encubrir, pero el tema es a qué acuerdos llegaron”.
Ayer se dio a conocer que Guzmán Loera no sólo quiso una película, sino también un libro biográfico, y contactó a un periodista de The New Yorker para que se la escribiera. Quería su libro de memorias, de acuerdo con Patrick Radden Keefe.
En 2014, un abogado de la familia Guzmán pidió Keefe, quien en dos ocasiones había escrito un artículo sobre Guzmán, colaborar con el capo en su libro. Keefe dijo que no, por temor a repercusiones legales.
“Yo había escrito dos artículos largos sobre Guzmán y había pasado días entrevistando a ex empleados del Cartel [de Sinaloa] que habían trabajado para él y oficiales de policía que lo habían cazado. Pero esta era la oportunidad de escuchar la historia de Guzmán en sus propias palabras”, narra Keefe en The New Yorker. “Terminé diciendo que no. Mi disposición probablemente hubiera sido ilegal: al ayudar de alguna manera con un libro de memorias, podría haber entrado en conflicto con el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, que había decretado sanciones contra Guzmán y su organización en virtud de la llamada Ley Kingpin. Pero también me preocupaba que todo el escenario se sentía como el Acto I de un thriller en el que el desgraciado redactor de la revista, cegado por su deseo de una primicia, no necesariamente sobreviviría al Acto II. Tratando de ser lo más discreto posible, dije al abogado que ‘incluso bajo las mejores circunstancias, la relación entre el escritor fantasma y el sujeto puede de vez en cuando… desgarradora”.
Patrick Radden Keefe agrega en un texto publicado en The New Yorker: “El libro de memorias promedio es un ejercicio de vanidad, y mi verdadera preocupación era que nuestros respectivos imperativos, entrando en una sociedad tal, serían imposibles de conciliar. Durante los años que estuvo libre, y generalmente invisible tanto para la policía como para el público, el ser humano real llamado Joaquín Guzmán había sido completamente subsumido por el inalcanzable, proscrito, romántico, invencible ‘El Chapo’. Parecía que había pocas posibilidades de que el capo de la droga, o sus ayudantes, quisieran que escribiera con cualquier grado de precisión sobre el hombre en sí mismo, cuando el mito era tan potente y tan ampliamente aceptado”.
Sobre el mito capturado vivo:
“El mito de ‘El Chapo’ está claramente vivo y bien, incluso cuando su propia conducta parecería socavarlo. Después de la detención del viernes, hablé con Carl Pike, un recientemente retirado agente de la DEA que pasó años persiguiendo a ‘El Chapo’. ‘Siempre ha jugado el ángulo de tipo rudo’, dijo Pike. ‘Pero cuando llegó la hora, dejó que cinco de sus propios chicos murieran tratando de protegerlo, y a continuación se entregó sin luchar’. Guzmán había dicho a la gente, a lo largo de los años, que nunca permitiría ser tomado con vida. ‘Fue todo pura mierda’, dijo Pike. Cuando hablé con un ex empleado de Guzmán, un traficante convicto que traficaba drogas a través de la frontera con Texas, estaba menos sorprendido por la rendición de ‘El Chapo’. ‘Déjame decirte algo, hombre. Nadie quiere morir’, dijo”.