La vanidad y sus propias debilidades llevaron a la tercera captura de Joaquín Guzmán Loera. Pero, además, el capo se volvió predecible: sexo, armas, túneles, puertas falsas, mayor comodidad… Y mucho descuido con las telecomunicaciones.
Ciudad de México, 11 de enero (SinEmbargo/AP).– Su fuga espectacular, por un túnel de un kilómetro y medio con alumbrado y una moto adaptada a rieles, no le fue suficiente. Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, el narcotraficante más notorio y buscado del mundo, quiso más. Y eso lo llevó a su captura.
Quiso un libro biográfico, y contactó a un periodista nada menos que de The New Yorker para que se la escribiera. Quería escribir su libro de memorias, de acuerdo con Patrick Radden Keefe. En 2014, un abogado de la familia Guzmán pidió Keefe, quien en dos ocasiones había escrito un artículo sobre Guzmán, colaborar con el capo en su libro. Keefe dijo que no, por temor a repercusiones legales.
“Yo había escrito dos artículos largos sobre Guzmán y había pasado días entrevistando a ex empleados del Cartel [de Sinaloa] que habían trabajado para él y oficiales de policía que lo habían cazado. Pero esta era la oportunidad de escuchar la historia de Guzmán en sus propias palabras”, narra Keefe en The New Yorker. “Terminé diciendo que no. Mi disposición probablemente hubiera sido ilegal: al ayudar de alguna manera con un libro de memorias, podría haber entrado en conflicto con el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, que había decretado sanciones contra Guzmán y su organización en virtud de la llamada Ley Kingpin. Pero también me preocupaba que todo el escenario se sentía como el Acto I de un thriller en el que el desgraciado redactor de la revista, cegado por su deseo de una primicia, no necesariamente sobreviviría al Acto II. Tratando de ser lo más discreto posible, dije al abogado que ‘incluso bajo las mejores circunstancias, la relación entre el escritor fantasma y el sujeto puede de vez en cuando… desgarradora”.
Patrick Radden Keefe agrega en un texto publicado en The New Yorker: “El libro de memorias promedio es un ejercicio de vanidad, y mi verdadera preocupación era que nuestros respectivos imperativos, entrando en una sociedad tal, serían imposibles de conciliar. Durante los años que estuvo libre, y generalmente invisible tanto para la policía como para el público, el ser humano real llamado Joaquín Guzmán había sido completamente subsumido por el inalcanzable, proscrito, romántico, invencible ‘El Chapo’. Parecía que había pocas posibilidades de que el capo de la droga, o sus ayudantes, quisieran que escribiera con cualquier grado de precisión sobre el hombre en sí mismo, cuando el mito era tan potente y tan ampliamente aceptado”.
Y luego, una perla sobre el mito capturado vivo:
“El mito de ‘El Chapo’ está claramente vivo y bien, incluso cuando su propia conducta parecería socavarlo. Después de la detención del viernes, hablé con Carl Pike, un recientemente retirado agente de la DEA que pasó años persiguiendo a ‘El Chapo’. ‘Siempre ha jugado el ángulo de tipo rudo’, dijo Pike. ‘Pero cuando llegó la hora, dejó que cinco de sus propios chicos murieran tratando de protegerlo, y a continuación se entregó sin luchar’. Guzmán había dicho a la gente, a lo largo de los años, que nunca permitiría ser tomado con vida. ‘Fue todo pura mierda’, dijo Pike. Cuando hablé con un ex empleado de Guzmán, un traficante convicto que traficaba drogas a través de la frontera con Texas, estaba menos sorprendido por la rendición de ‘El Chapo’. ‘Déjame decirte algo, hombre. Nadie quiere morir’, dijo”.
MÁS, MÁS, MÁS
Como se sabe ahora, no sólo era un libro biográfico lo que “El Chapo” buscaba. Quería su película y para ello contactó a Sean Penn y a Kate del Castillo.
También quiso regresar a la ciudad y abandonar las sierras que lo protegían, quizás harto de la incomodidad de andar a salto de mata. Y una vez en Los Mochis, no quiso privarse de los placeres a los que estaba acostumbrado antes de caer preso por segunda vez.
Cuando los 17 marinos de la Unidad de Operaciones Especiales de la Marina Armada de México entraron a donde fue su último refugio, encontró mujeres, además de pistoleros. Y halló más. Cuenta Carlos Loret de Mola en su blog:
“En la casa quedaron los boquetes que son registro del poderío del armamento. Rastros de pólvora en columnas, paredes, techo, puertas. Cristales estallados en ventanas y electrodomésticos. Comida tirada y salsas que parecen sangre. Sangre de verdad también. Cajas de balas y celulares de los más caros y de los más simples. Escapularios y estampas religiosas. Ropa y cosméticos, artículos de aseo personal. Moronas de pan y galletas. Dulces, uno de los vicios del Chapo Guzmán. Tintes para barba y bigote. Testosterona inyectable, jeringas, antibióticos, desinflamatorios, una nota de farmacia por más de 4 mil pesos en medicinas para mejorar el rendimiento sexual. Y cuatro dvds con La Reina del Sur, la serie de televisión sobre narcos que protagoniza Kate del Castillo”.
Además, “El Chapo” confió demasiado en su ingenio para escapar en ocasiones anteriores: túneles, puertas falsas y puertas blindadas, drenajes, pasadizos. Y muchas armas. Eso se sabe ahora que la Marina ha dado acceso a la fortaleza en un tour al que fueron invitados 400 periodistas mexicanos y extranjeros.
Loret de Mola: “Los marinos fueron triplemente sorprendidos: no calcularon que los del Chapo fueran tantos, con tan buen adiestramiento y con tan letal equipo. Esperaban cinco elementos, fueron quince. Esperaron sicarios comunes, estaban bien entrenados en el manejo de armas. Esperaron cuernos de chivo y R-15, y las había, pero también granadas, tres metralletas Barret calibre .50 y dos lanzacohetes RPG de fabricación rusa”.
El periodista agrega que la información de inteligencia les señalaba que “la casa seguro tendría túnel y que éste no estaría bajo la tina —como aquel de Culiacán hace dos años— sino en el refri. En efecto. Había un hoyo bajo el electrodoméstico, pero tan pequeño que no cabría nadie. Uno de los detenidos, identificado como especialista en túneles, fue interrogado en el lugar: se mantuvo fiel a su jefe: les dijo que no habían alcanzado a terminar el túnel. Era otro engaño. Los marinos buscaron en todos los espacios, hasta que hora y media después notaron que la pared detrás de un clóset del vestidor era en realidad una puerta. La abrieron a golpes con un mazo. Descubrieron más tarde que, escondida en el foco del techo, tenía una palanca como de cofre de coche que ‘la botaba’”.
“El Chapo” se había vuelto predecible.
Loret cuenta este diálogo:
“–Se te terminaron tus seis meses de vacaciones –dijo el jefe del grupo élite de la Marina cuando finalmente lo tuvo sometido, el mismo que lo capturó en 2014.
“–Sí, se me terminaron las vacaciones –aceptó el Chapo Guzmán”.
BAJÓ LA GUARDIA
Como el hombre más buscado del mundo, Guzmán debía saber que la más sofisticada tecnología de información y búsqueda estaba en su contra: satélites, aeronaves no tripuladas, intercepción de comunicaciones por parte de la NSA y la DEA, piratas cibernéticos del gobierno mexicano.
Sin embargo, Guzmán pudo haber bajado la guardia antes de recibir a los actores Sean Penn y Kate del Castillo hace tres meses en lo más remoto de la sierra mexicana, en un intento aparente de producir una película autobiográfica.
No es probable que las autoridades revelen los traspiés de seguridad que pudieran haber llevado a la recaptura de Guzmán el pasado viernes.
“Cualquier error o traspié que haya tenido un papel importante en la captura, lo más probable es que el gobierno lo vaya a mantener en secreto. Porque si ‘El Chapo’ cometió este error, otros lo harán en el futuro», dijo Christopher Soghoian, un experto en vigilancia de la Unión Americana de Libertades Civiles.
Mike Vigil, ex jefe de operaciones internacionales para la DEA, dijo que la visita de Penn el pasado 2 de octubre posiblemente pasó desapercibida porque el actor tomó «extraordinarias» medidas previas, como el cambio de teléfonos desechables a diario.
Ningún actor llevó algún aparato electrónico al encuentro con Guzmán.
En su lugar, se interceptaron comunicaciones previas entre Del Castillo y los abogados de Guzmán que resultaron ser clave — las autoridades sabían de los planes de hacer la película y se acercaban a él mucho antes de que Penn, designado por Rolling Stone, acompañara a Del Castillo a la reunión que ella organizó, comentó Vigil, quien fue informado al respecto.
La Procuradora General de la República, Arely Gómez, dijo el viernes que la seguridad del cártel había quedado comprometida durante los contactos entre los abogados de “El Chapo” y “actrices y productores” que pretendían realizar la cinta autobiográfica. Se presume que se refería a Del Castillo, quien de acuerdo a Penn, fue contactada por un abogado de Guzmán en 2014 para discutir el tema.
Las agencias mexicanas poseen spyware comercial de empresas como Hacking Team, que puede utilizarse para infectar computadoras o teléfonos celulares de las personas involucradas. Tales programas capturan la presión de teclas, llamadas de voz, correos electrónicos o mensajes de texto.
Vigil comentó que el escape de “El Chapo” el 6 de octubre a un intento de captura por parte del gobierno en las mismas montañas en las que se reunió con Penn y Del Castillo, no estaba relacionado directamente con su reunión con los actores. El Ejército simplemente trataba de cerrar el cerco, recalcó.
Penn dijo que se sentía vigilado una vez que llegó a la zona central del país para la reunión.
“No me queda duda de que la DEA y el gobierno mexicano están siguiendo nuestros movimientos”, escribió.
Organizaciones noticiosas mexicanas publicaron el lunes imágenes de Penn y Del Castillo, que aparentemente fueron captadas por una cámara de seguridad en Guadalajara. Penn dijo estar «confundido» por la disposición de “El Chapo” a arriesgarse a ser visitado e imaginó la presencia de un «dron artillado» surcando el cielo, mientras tomaba tequila con el capo.
El diario mexicano El Universal escribió el lunes que un abogado del cártel le dio a Del Castillo en septiembre «un teléfono especial», presumiblemente con la intención de concretar la reunión. “No puedo hablar de eso”, respondió Penn vía correo electrónico cuando se le preguntó sobre el teléfono. El actor también reiteró lo que escribió en su artículo: No llevó a México su teléfono celular desde el sur de California.
“Mis comunicaciones no fueron factor”, comentó.
Penn no dio detalles sobre las medidas de seguridad que se tomaron.
En Rolling Stone describió “etiquetar los teléfonos satelitales TracPhones, uno por contacto, uno al día, destruirlos, quemarlos, comprar otro, balancear los niveles de encriptación, compartiendo pantallas a través de Blackphones, direcciones anónimas de correo electrónico, acceso a mensajes no enviados”.
Se describió a sí mismo como “el hombre más iletrado en materia tecnológica en el mundo”.
“La OPSEC (Seguridad Operativa) no es sencilla ni para los expertos, y llevar a un completo desconocido a la tecnología, como el actor, es algo completamente descuidado», dijo Nicholas Weaver, experto en ciberseguridad de la Universidad de California, campus Berkeley.
A pesar que las llamadas de Blackphone están encriptadas, se puede determinar la ubicación e identidad del propietario. El intercambio de mensajes no enviados en las carpetas de borrador de los servidores de correo electrónico es una práctica desacreditada e insegura, incluso antes del escándalo en el que se involucró al ex director de la CIA, David Petraeus.
La mayoría de las aplicaciones de encriptación no hacen mucho por ocultar la información conocida como metadata, que revela quién habla con quién y revelar su ubicación física, dijo Matthew Green, criptógrafo de Johns Hopkins.
Tal vez la pregunta de seguridad más extraña en el tema del «Chapo» es el uso del cártel de la aplicación BlackBerry Messenger, para sus comunicaciones. De acuerdo a los expertos, no está diseñada tomando en cuenta la seguridad.
«BlackBerry Messenger existe en dos formas: servidores empresariales y servicio público, ambos diseñados para ser intervenidos», dijo Weaver. Sería fácil intervenir las cuentas de los usuarios en caso que el cártel de Guzmán utilice el servicio público y las agencias de la ley los identificara; si el cártel configura sus propios servidores, los ciberrastreadores podrían identificar fácilmente a cualquiera en la red en caso de que fuera penetrada, digamos, al confiscar un teléfono de un usuario.
En su artículo para Rolling Stone, Penn describió cómo los hombres que lo trasladaron a su encuentro con «El Chapo» recibían constantes mensajes de BlackBerry Messenger. Y comentó que después de su intento fallido por reunirse con el capo el 11 de octubre para una entrevista formal, Del Castillo reestableció contactó «por medio de una red de dispositivos de BBM».
Penn escribió que fue entonces que recibió «información creíble» de que la DEA sabía de su encuentro con «El Chapo».
El inusitado relajamiento de la seguridad en torno al capo en su intento por seducir a Hollywood, es un fuerte indicio de que evitar la justicia no era su prioridad, dijo Vanda Felbab-Brown, analista de Brookings Institution.
En vez de optar por la cirugía plástica y huir a Venezuela, «probablemente tomó la decisión de que sería capturado», comentó.
«Si su prioridad hubiera sido permanecer fuera de prisión, jamás habría aceptado estos encuentros».
–Con información de Frank Bajak y Katherine Corcoran, de Associated Press