La ganadería por sí sola representa el 50 por ciento del uso del agua limpia, tanto en el riego de cultivos forrajeros y pastizales, la hidratación de los animales y el agua que se utiliza para la limpieza de granjas, establos y de los animales que han sido destazados.
Ciudad de México, 21 de diciembre (SinEmbargo).- El consumo de carne es un tema que cada vez preocupa más a organizaciones y activistas de todo el mundo, ya que de acuerdo con ellos, la industria ganadera es la actividad humana que ocupa mayor superficie en la Tierra y genera daños ambientales de importancia.
«Diferentes estudios han reportado que el consumo de carne representa la principal causa de deterioro ambiental y la ganadería industrial genera la mayor cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero», alerta Israel Arriola Toiber, Director de la sede en México de la organización AnimaNaturalis Internacional.
Sin titubear señala que esta industria es la que más daños está causando al planeta tanto en emisión de gases de efecto invernadero, como en la utilización y despilfarro de recursos: llevarla a cabo requiere el 70 por ciento del agua a nivel mundial, provoca desertificación y causa alrededor del 70 por ciento de la deforestación, lo cual conlleva también a la extinción de aproximadamente el diez por ciento de las especies, ya que las deja sin hábitat.
El treinta por ciento de la superficie de la Tierra, sin contar las zonas de hielo, son ocupadas por la ganadería industrial y en México, señala Arriola, los números crecen, pues en la mitad del territorio nacional, las tierras son ocupadas por granjas, rastros, así como por pastizales y cultivos forrajeros.
En nuestro país, el uso doméstico de agua representa el 14 por ciento, la producción de alimentos vegetales para consumo humano, el 20 por ciento; pero la ganadería por sí sola representa el 50 por ciento del uso del agua limpia, tanto en el riego de cultivos forrajeros y pastizales, la hidratación de los animales y el agua que se utiliza para la limpieza de granjas, establos y de los animales que han sido destazados. A nivel mundial, el gasto del elemento es de más de 70 por ciento, dice el experto.
Un kilo de carne de res implica en todo el proceso de producción 15 mil litros de agua, un kilo de carne de cerdo, seis mil litros y uno de carne de pollo, cinco mil. En contraste con cereales o granos, un kilo de maíz o medio kilo de soya requieren 900 litros de agua y para producir un kilo de frutas, en promedio se utilizan 400 litros de agua, con la ventaja, dice Arriola, que estas últimas se producen en árboles que brindan servicios ambientales.
Para producir un litro de leche de vaca se utilizan hasta mil litros de agua y un litro de leche de origen vegetal requiere cien litros del vital elemento.
Para producir un kilo de carne se invierten hasta siete kilos de cereales o granos, con un kilo de carne comen entre siete y ocho personas y con los cereales que se invierten podrían comer hasta 150 personas. Es más eficiente producir proteína vegetal a base de granos que producir proteína animal, asegura.
La solución más importante para generar un verdadero cambio y darle un respiro al planeta es reducir el consumo de carne y productos de origen animal, en ese sentido, Arriola subraya que las dietas vegetarianas son totalmente saludables, siempre y cuando sean bien balanceadas, además del beneficio a la salud que otorga su consumo.
«Aunque sabemos que no todas las personas querrán ser vegetarianas, pero el simple hecho de reducir el consumo de alimentos de origen animal ya es un excelente paso». Por ello recomienda adoptar uno o dos días sin carne a la semana, cambiar la leche de vaca por leche de soya y reemplazar la carne por granos y cereales.
Todos los medios de transporte en conjunto, aviones, autobuses, autos, barcos, etcétera, representan entre el trece y el quince por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero y la actividad ganadera representa más del cincuenta por ciento.
El activista acusa que la industria hace un gasto excesivo de combustibles fósiles y utiliza muchos medios de transporte para trasladar a los animales, de las granjas a los mataderos y de los mataderos hacia los diferentes puntos de venta e hace hincapié en el gasto elevado de energía eléctrica por la actividad de mantener en congelación millones de kilos de carne que se producen diariamente.
UN RESPIRO PARA EL PLANETA Y LA ECONOMÍA
Con la disminución del consumo de carne se ahorraría más del 70 por ciento de agua limpia, se evitaría la deforestación también en un 70 por ciento que ayudarían a generar una mayor cantidad de oxígeno, se liberarían millones de toneladas de granos que podrían servir para erradicar la hambruna en todo el mundo, se recuperarían miles de millones de hectáreas de bosques y de selva tropical, se generaría un aire mucho más limpio debido a una menor emisión de gases de efecto invernadero y de otro tipo de gases.
En términos económicos relacionados con el ambiente, sería posible ahorrar hasta el 80 por ciento de dinero para mitigar el cambio climático hacia el año 2050, «hablamos de 32 mil millones de dólares que podrían ahorrarse si el mundo transitara hacia una alimentación vegetariana o predominantemente basada en vegetales», asegura el director de la ONG internacional.
En el mismo sentido, destaca que si todo el país implementara un día sin carne a la semana se podría hablar de un cambio ecológico bastante considerable, además de los beneficios que otorga a la salud y al bienestar de los animales.