«Voy a matar a este puto!! Sé que va a venir a mi ciudad y aquí lo mato (sic.)», decía la primera amenaza publicada en Hispachan en octubre junto a una fotografía de Robles.
Por Duncan Turcker
Ciudad de México, 12 de diciembre (SinEmbargo/VICE Media).– El conocido pirata informático mexicano y experto en ciberseguridad Raúl Robles había quedado para almorzar con su padre en una plácida cafetería de Guadalajara. Es una cafetería enclavada en una zona residencial donde abundan los árboles. Al poco rato de encontrarse, un individuo enmascarado irrumpió en la tranquila localización y descerrajó cinco disparos a bocajarro contra el joven informático, de 31 años. Robles murió en el acto y el pistolero se dio a la fuga antes de que llegara la policía.
Sucedió el pasado 2 de diciembre y, desde entonces, la comunidad hacker mexicana está conmocionada. El asesinato de Robles, pese a todo, ha servido para descubrir la escabrosa y competitiva naturaleza del pirateo mexicano, un universo donde abundan las enemistades, los sabotajes y hasta los vaticinios luctuosos: según parece el crimen de Robles fue anunciado en un foro online horas antes del fatal desenlace.
Robles, que vivía en el DF, había sido víctima de varias amenazas en la web Hispachan, un portal completamente anónimo que se ha vuelto muy popular entre la comunidad hacker hispanoparlante desde que fuera inaugurado en 2012. Todas las amenazas que habían sido vertidas en la página han sido borradas.
«Voy a matar a este puto!! Sé que va a venir a mi ciudad y aquí lo mato», decía la primera amenaza publicada. Fue colgada en octubre junto a una fotografía de Robles.
La siguiente amenaza fue publicada en la víspera del asesinato. «Estoy harto de Raúl Robles, tengo un arma y le robaré su puto auto haber si se le sigue tirando de bien vergas, lo vi desayunando ayer en un café, va muy seguido, lo esperaré haber si viene mañana».
Finalmente, un tercer mensaje fue publicado horas después del asesinato ilustrado con la imagen de un revólver. «Como les digo, el gordo hijo de puta ya me tenía hasta la madre por lo que no me tenté el corazón a la hora de matarlo».
Robles, a quien se conocía por el seudónimo MegaByte, era el presidente de Hacking México, una firma especializada en ciberseguridad, que presume de entrenar a los agentes de la oficina de la Procuraducría General y al Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN). Robles fundó la empresa en 2012 y se convirtió en uno de los hackers más populares de su país. Había impartido varios cursos sobre pirateo informático y su rostro era habitual en conferencias y debates sobre seguridad informática.
Robles se había convertido en una figura controvertida en el mundillo hacker. Se le había acusado de humillar a otros miembros de la comunidad de piratas informáticos mexicana con sus proverbiales desplantes y artimañas falaces. Las redes sociales Facebook y Taringa se habían llenado de mensajes que señalaban que Robles habría falseado su CV, en que detallaba haber estudiado un máster que nunca estudió. Además, también habría reivindicado que su empresa estaba asociada al Instituto Politécnico Nacional, lo cual era igualmente falaz.
Robles era un miembro muy activo de una comunidad donde son habituales la chulería y el alardeo machista. El joven informático se había recreado en proclamar su riqueza a los cuatro vientos en videos de YouTube en que se le ve luciendo relojes caros, manejando automóviles deportivos y mostrando fajos de billetes. Su afán exhibicionista también salpicó su perfil de Twitter donde dejó constancia de su amor por «la mota, el mezcal y el sexo oral».
A las pocas horas de la muerte de Robles, redes sociales como Reddit y Taringa se llenaron de mensajes violentos que se burlaban de la desdichada suerte del pirata. Algunos llegaron a proclamar que Robles era un maltratador y un defraudador que merecía ser asesinado.
Un usuario de YouTube que se esconde bajo el seudónimo TechnoHack había denunciado que Robles le habría acosado sexualmente. Según relata, el pirata asesinado le habría enviado fotos de sus genitales. Otro usuario que se esconde bajo el nombre Petrovic Ígor, ha confesado que tanto él como otros usuarios se habrían dedicado a insultar a Robles en distintos foros online de software.
Daniel Rodríguez, un informático mexicano más conocido por su alias virtual, Last Dragon, ha contado a VICE News que Robles siempre había despreciado a sus detractores, a quien había tachado de manera manifiestamente racista de «negros o indios».
Rodríguez también había acusado a Robles de arremeter contra él en su blog, pero afirma que Robles era mucho mejor persona de lo que su personalidad virtual podía dar a entender. Pese a ello, Rodríguez considera que el escaso pudor y las mofas populares ante el asesinato «están justificados, a pesar de ser políticamente incorrectos».
Según Rodríguez, Hacking México es conocida por su proverbial y desaprensiva rivalidad con otras firmas especializadas en seguridad informática, como Anonymous México. Estos, de hecho, hackearon la web de la empresa de Robles en 2013 y descubrieron los puntos débiles de su sistema de seguridad. Igualmente, explica Rodríguez, la Organización Mexicana de Hackers Éticos (OMHE) quedó muy molesta cuando uno de los colegas de Robles arremetió contra ellos online.
Hay «mucha tensión» entre los miembros de la comunidad hacker mexicana, señala Rodríguez. Para él, «lo único que tienen en común los hackers mexicanos es que todos odiaban a MegaByte».
Poco después de la ejecución, el procurador general de Guadalajara, Eduardo Almaguer, proclamó ante la prensa que Robles habría usado distintos sobrenombres y que había sido objeto de varias denuncias por cibercrímenes en Ciudad de México, aunque no especificó de cuáles se trataría.
Alejandro Torres, que trabaja como ingeniero informático en Hacking México, ha declarado a VICE News que si bien algunos grupos de hackers mexicanos están especializados en delitos como los robos online, lo cierto es que él jamás ha sido testigo de ninguna actividad ilegal en la empresa de Robles.
Respecto a las oleadas de criticismo que ha despertado el comportamiento de su amigo, Torres explica que Robles habría construido a consciencia un personaje egocéntrico y sarcástico en las redes sociales. Según Torres, el único objetivo del mismo habría sido generar controversia con el único fin conseguir publicidad para su negocio.
«En la vida real era otra persona», reconoce.
El asesinato de Robles es el más mediático de la nueva oleada de asesinatos que surcan Guadalajara desde el arranque de diciembre. El récord de violencia se alcanzó en dos días de principios de mes, en que se registraron 23 homicidios. Según los especialistas se trataría de una lucha por el control del hampa local que habría sido desencadenada por el arresto de una serie de capos de los carteles de la droga que operan en la zona. El hecho de que la muerte de Robles fuese anunciada en un foro de hackers ha provocado, sin embargo, que las sospechas sobre quien habría podido asesinarle estén centradas en los miembros de la comunidad de piratas informáticos mexicanos.
«O quizás alguna persona se sintió muy ofendida por algún comentario desde tiempo atrás y quedó con coraje hasta que encontró la oportunidad», elucubra Torres.
Torres también sugiere que el asesinato podría estar relacionado con un ciclo de clases que Robles iba a impartir este mes. Estas estarían dedicadas a cómo hackear casinos. La intención del curso no era otra que revelar los puntos débiles de la seguridad en varios casinos. Los piratas podrían aprovecharse de estas entrando en los servidores online que suministran sus servicios a los casinos en cuestión. El objetivo no era otro que ayudar a los propietarios de los servidores a proteger sus negocios. «A lo mejor hubiera alguien a que no le pareció o que le afectaba sus intereses», cuenta Torres.
Los casinos mexicanos han sido vinculados con el crimen organizado desde hace tiempo. En 2011, la asociación entre ambos terminó en un siniestro baño de sangre, cuando 52 personas perdieron la vida a manos de los sicarios de un cartel en la ciudad de Monterrey, al norte del país.
Torres también advierte que Hacking México ha sido una de las primeras empresas del país que ha prestado un servicio de entrenamiento en ciberseguridad, una disciplina que ha despertado el interés público sobremanera. Torres considera que la desorbitada violencia que reina en México en los últimos años, las inagotables enemistades entre miembros de carteles y la ausencia de reacción alguna por parte de un gobierno que sigue permitiendo la impunidad criminal de manera escandalosa, serían otros factores a tener en cuenta.
Los secuestros virtuales —en los que los delincuentes utilizan información que encuentran online para engatusar a sus víctimas, les hacen creer que han consumado el secuestro de alguno de sus familiares, y les convencen para que paguen el rescate a toda prisa— son cada vez más habituales en todo el país, gracias, en parte, al uso indiscriminado de las redes sociales. Tales estrategias de extorsión se aprovechan de la escasa encriptación, del engaño y de las amenazas fraudulentas. Sin embargo pueden resultar de lo más efectivas en un país donde la violencia alimenta constantemente las noticias y donde el índice de crímenes por resolver rebasa la barrera de lo vergonzoso.
El asesinato de Robles ha provocado que ambos fenómenos, las amenazas reales y las falaces, se hayan dado de la mano.
«Me saca un poco de onda la situación que se vive en México con la delincuencia y que tan fácil puede ser que alguien que se le ocurre matar a una persona puede comprar un arma y le mata, en un lugar que se supone es segura», afirma Torres.
Torres considera que si bien la conmoción provocada por la muerte de Robles sigue coleando entre los piratas informáticos del país, no cree que la misma desemboque en nada parecido en un hermanamiento entre los miembros de dicha comunidad. Estos viven encerrados en sus foros y apenas se comunican los unos con los otros.
«Siempre ha sido así en las redes sociales», comenta. «Y eso no va a cambiar».