Alexiévich escribe sobre temas trágicos porque es así como viven los que conocieron lo antiguos regímenes comunistas. «El ‘hombre rojo’ está por todas partes y vive de esos recuerdos».
Ciudad de México, 10 de diciembre (SinEmbargo/EFE).- La escritora bielorrusa Svetlana Alexievich recibió hoy en Estocolmo el premio Nobel de Literatura de manos del Rey Carlos XVI Gustavo de Suecia, por su obra Voces de Utopía, en la que se analiza la vida de la antigua URSS desde la perspectiva de los individuos.
La escritora y periodista de 67 años retrató en sus libros las amargas consecuencias del dominio soviético, por lo que el presidente del Comité Nobel de Literatura, Per Wästberg, aseguró que los relatos de Alexiévich «perturban» a sus lectores, «especialmente en este año de flujo de refugiados, cuando sus historias sobre la tenacidad y el valor de los desamparados son más apropiadas que nunca».
Voces de Utopía es la «obra maestra literaria y moral», en la que traza «la historia mental de los ciudadanos soviéticos que ella asocia a una tumba, a un baño de sangre y a un diálogo interminable entre verdugos y víctimas lo más oculto posible», agregó Wästberg.
Alexiévich compone sus obras a partir de la memoria oral de sus protagonistas, que ella ordena y organiza como un coro de seres marcados por sus experiencias, especialmente de los que sufren los efectos de las guerras. Por ello, la periodista y escritora, merecedora del galardón por su obra «polifónica, un homenaje al sufrimiento y al coraje en nuestro tiempo», según la Academia sueca, se definió como «un oído humano», que durante cuarenta años ha escuchado miles de pequeñas historias, que le han provocado tanto «admiración» como «repulsión».
Nacida en la antigua Unión Soviética en 1948, Alexiévich habló del comunismo. «La gente quiso instaurar el reino de los cielos en la Tierra. ¡El paraíso. La ciudad del sol!. Y al final, solo quedó un océano de sangre y millones de vidas arruinadas por nada».
Hace 20 años que el «imperio rojo» desapareció, pero el «hombre rojo» sigue todavía existiendo, dijo la autora de La guerra no tiene rostro de mujer, Los ataúdes de zinc y La súplica.
Alexiévich escribe sobre temas trágicos porque es así como viven los que conocieron lo antiguos regímenes comunistas. «El ‘hombre rojo’ está por todas partes y vive de esos recuerdos».
Un hombre que tras la caída del comunismo y el accidente de Chernobil, se dio cuenta de que había «un mundo sin espías, sin enemigos del pueblo», cuando «la Atlántida socialista fue tragada por las aguas», «se encontró frente a cientos de preguntas y estaba solo. Nunca estuvo tan solo como en esos primeros días de libertad», dijo la Nobel de Literatura.
Ante un auditorio lleno, criticó que Rusia haya vuelto a «los tiempos de la fuerza». «los rusos hacen la guerra a los ucranianos. A sus hermanos. Mi padre es bielorruso y mi madre ucraniana. Hay muchos en esta misma situación. Los aviones rusos están bombardeando Siria…»