Después de unas semifinales polémicas e intensas llegan a la final del Apertura 2015 Pumas y Tigres. Se trata de un partido de pronósticos reservados, a pesar de los antecedentes de esta Liguilla.
Ciudad de México, 7 de diciembre (SinEmbargo).- Desde hace días, cuando fueron dados a conocer los semifinalistas de la Liguilla se especuló sobre quienes podrían llegar a la final de futbol mexicano. Las estadísticas indicaban que era muy probable que Tigres y América se midieran en la última instancia del torneo de Apertura 2015. Así mismo, hubo pocos (muy pocos) que esperaban ver a Toluca peleando por un título. Por otro lado, los más románticos, demandaban una final entre los únicos dos clubes que ostentan el nombre de una universidad: Pumas y Tigres. Al final, ni las estadísticas ni la minoría aficionada a los Diablos tuvieron la razón.
Me gusta una final Pumas-Tigres, de origen estudiantil, dirigidos por técnicos universitarios y que coinciden en muchos valores del juego.
— José Ramón Fernández (@joserra_espn) noviembre 30, 2015
El duelo Pumas-Tigres luce, en teoría, parejo y estará rodeado de expectativas por el regreso de Ricardo Ferretti, entrenador actual de Tigres y que también fue DT de los auriazules en dos periodos, siendo el último entre 2006 y 2010, obteniendo el campeonato en el Clausura 2009.
Por otra parte, también es un partido que invita al morbo, ya que es la primera vez que «Tuca» enfrentará a Pumas en una final.
Sin embargo, en lo referente a la tabla, lo que aparenta equidad fue alterado por completo en las semifinales. Mientras que los auriazules pasaron del cielo al suelo entre el Azteca y el estadio Universitario, en dos encuentros en los que la polémica arbitral se convirtió en un protagonista; los de la Universidad Autónoma de Nuevo León fueron más claros en su propuesta y, de no haber sido porque se toparon con una férrea defensa toluqueña, el marcador global con el que accedieron a la final hubiera reflejado de manera más clara su poderío.
Así, no han sido pocos los que, desde que se definieron los dos finalistas, destacan en sus opiniones la presunta ayuda arbitral que los de la UNAM recibieron tanto en la ida como en la vuelta contra las Águilas. Si a ello se le añade la polémica del también presunto racismo por parte de Darío Verón hacia Darwin Quintero, se tiene en el equipo del Pedregal al villano perfecto para esta final.
Si se habla de presuntos en el caso de la ayuda arbitral es porque este supuesto auxilio del colegiado vino de la mano de la falta de serenidad de los jugadores de Coapa. En todo caso, lo que sí es imperdonable es la terrible fractura que Cortés le propició a Güémez; pero ya le tocará a la Comisión Disciplinaria decidirlo.
«La entrada fue mal calificada. Meteremos una carta para que se haga una investigación porque nos perjudica», dijo al respecto Ricardo Peláez, presidente deportivo del América.
En el caso de Verón, lamentablemente también se trata de un «presunto» por la sencilla razón de que será difícil presentar las pruebas necesarias sobre los insultos racistas que el futbolista de origen paraguayo pudo haber dicho. Así que, independientemente de que los haya hecho o no, lo más probable es que todo caiga en una laguna administrativa.
Por su parte, el defensa de los Pumas se desmarcó de las acusaciones. «Me buscó mucho Quintero y no sé por qué, nunca discutí con él», dijo.
Sin embargo, si Pumas puede ser un potencial villano a vencer en esta final no es porque el arbitraje los haya favorecido o no, o porque Verón sea un racista o no. Simplemente porque el encuentro representa la rivalidad arquetípica del mexicano incluso antes de que México fuera país: el norte contra el sur, provincia contra la capital… Y ya se sabe que, de acuerdo al imaginario nacional, los capitalinos son tachados de todo menos de buenos, sobre todo cuando hay futbol de por medio.
Si bien, los habitantes de la capital del país consideran a la Ciudad de México y sus alrededores más próximos el Centro, lo cierto es que ambas facciones jamás cederán en sus concepciones. Por otro lado, que mejor que dicho enfrentamiento se dé entre clubes que remiten a dos de las universidades más renombradas del país: la UNAM y la UANL, quienes se vieron en este torneo en la jornada 10, terminando el partido 1-0 a favor de los del Pedregal.
Motivos sobran para ver la final y pocas razones hay para dejarla pasar. Después de todo, ambas escuadras no se han visto en esta instancia desde la temporada 77-78, cuando los Tigres obtuvieron su primer título en el máximo circuito del futbol mexicano. Se trata de una revancha bastante añeja; pero, como ya se ha dicho: pretextos sobran.