México, 24 Nov (Notimex).- “Mujer que sabía latín” es el nombre de la sesión con la que el ciclo “Una habitación propia” recordará mañana a la escritora mexicana Rosario Castellanos, con motivo de los 90 años de su nacimiento, que se cumplieron este 2015.
La sesión, en la Sala Adamo Boari, del Palacio de Bellas Artes, estará encabezada por Raquel Castro, y explorará la vida y la obra de una de las mujeres más importantes de la literatura mexicana; una mujer que para la ensayista Beatriz Espejo, fue “brillante y supo trazar su vida y destino por sí misma”.
En declaraciones a la Coordinación Nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), Espejo consideró que desde Sor Juana Inés de la Cruz no había surgido una figura realmente importante en la literatura mexicana como lo fue Castellanos (1925-1974).
Rosario Castellanos fue profesora de Beatriz Espejo en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, y la recuerda como “una maestra brillante porque ella así lo era todo el tiempo. Tenía un carácter más difícil de lo que se ha dicho, precisamente por su sagacidad y su ironía”.
Castellanos creció en un rancho familiar en Comitán, Chiapas, donde conoció la marginación por clase social, raza y género. Como muchas mujeres de su generación, fue la escritura su herramienta para alzar la voz ante la sumisión y la injusticia. Con ella, contribuyó a romper con las convenciones sociales que hasta entonces se tenían de la imagen femenina.
“Las líneas que unen a determinados autores trascienden las épocas y tienen que ver más con las inquietudes, los intereses, las batallas que deciden luchar y los retos estéticos que deciden enfrentar. Así, pues, podríamos decir que Sor Juana y Rosario Castellanos se hermanan a pesar de los siglos pasados entre una y otra”, dijo por su parte Raquel Castro.
Para Castro, la sesión de Una habitación propia dedicada a la dramaturga, poeta, ensayista, novelista y narradora de Comitán es una invitación a conocer realmente a Rosario Castellanos y descubrir “por qué sigue viva en nuestra literatura aunque físicamente ya no esté”, concluyó.