Nepomuceno Moreno Núñez, conocido como don Nepo, sabía que moriría y tres semanas antes envió dos correos electrónicos a un miembro del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD) diciendo que sabía quiénes eran los asesinos de su hijo y la forma en la que lo mataron.
Ciudad de México, 20 de noviembre (SinEmbargo).– Entre el 4 y el 5 de noviembre de 2011, Nepomuceno Moreno Núñez envió desde su correo electrónico gritos desesperados de ayuda a sus amigos del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD), donde aseguró que la Procuraduría General de la República (PGR) tenía ubicados a tres de los asesinos de su hijo y que se enfrentaba a “lo más grueso del crimen organizado”.
Desde su correo electrónico [[email protected]] el padre de Jorge Mario, muerto a los 18 años, escribió:
“Buenas noches, no me había reportado porque estaba ocupado en la investigación de mi hijo. Ya tengo resultados muy importantes, nada más que son muy delicados, ya que estoy enfrentando al crimen y al gobierno directamente y los estoy acusando directamente. Esta bomba va a explotar, no tarda. Ya hay detenidos, son tres y están en diferentes puntos de la república. Estoy en contacto con SIEDO [Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada]. Estos monstruos y otros que faltan, destrozaron a mi hijo y a sus dos compañeros con motosierras y los echaron en tambos de 200 litros con ácido. Estoy por saber dónde dejaron los residuos”.
Una integrante de la organización MPJD, quien era una persona que fue muy cercana a Nepomuceno Moreno y solicitó anonimato porque se encuentra amenazada de muerte, es la fuente de estos mensajes. El contenido de los correos que envío a esta redacción, los rescató de una cuenta que aseguró, ya no tiene.
La fuente expuso que no cuenta con capturas de pantalla de ambas comunicaciones de Moreno Núñez, pero puso a disposición de SinEmbargo el contenido para revelar la pesadilla que vivió el sonorense antes de ser asesinado.
En el correo enviado por don Nepomuceno el 4 de noviembre de 2011, el activista le dice a su interlocutor que le escribe para que “estén enterados que cualquier rato me desaparecen o me matan. No les tengo miedo, desde que empecé esto no he parado y le juré a mi hijo que no lo abandonaría, hasta que las fuerzas me duren. Anoche durmieron soldados enfrente de mi casa cuidándonos”.
En un segundo correo enviado el 5 de noviembre de 2011, Nepomuceno Moreno informa que tres de los asesinos de su hijo ya cayeron y que necesita urgentemente tomar una decisión, para poner a salvo a su familia.
La fuente del MPJD decidió hacer públicas estas comunicaciones, porque asegura la PGR abandonó a su suerte a la familia de Nepomuceno Moreno, después de que el padre de familia fue asesinado el 28 de noviembre de ese año a plena luz del día en el centro de Hermosillo, Sonora.
“Durante el velorio y el sepelio la entonces Procuradora [Marisela Morales ] y funcionarios de la Presidencia de la República, a través de los teléfonos de integrantes del MPJD, le llamaron insistentemente a la esposa-viuda de Nepo, madre-amputada de Jorge Mario para convencerla de viva voz para que ella y sus hijos se salieran del estado de Sonora de inmediato. Ofrecieron que la PGR con base en su normatividad se harían cargo de la familia en todos los aspectos, hasta que reconstruyeran su vida y hasta que no tuvieran ya peligro de volver a su casa en Hermosillo, Sonora. Además la PGR lo hizo como reconocimiento a la negligencia y omisión con que se mal atendió la instrucción de seguridad hecha con oportunidad para proteger la vida de Nepo. Fueron sacados por el gobierno con lo que traían puesto, en su casa la comida se quedó en la estufa, la ropa en la lavadora, las fotografías colgadas en las paredes mirándose entre sí, en espera de la vida que se suspendió y los sueños felices que se diluyeron para siempre”, dice la carta enviada por el miembro del movimiento que lidera Javier Sicilia Zardain.
La fuente aseguró que de este compromiso fueron testigos representantes del MPJD y el ahora Secretario de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) Emilio Álvarez Icaza.
“Se hizo un acuerdo y debido a la peligrosidad comprobada de los perpetradores, se les cambió constantemente de lugar de residencia. Hace tres meses sin avisar a la familia, de un día para otro, sin explicaciones desde la SEIDO suspendieron lo convenido, argumentando que lo repondrían en unos días, que sólo era un retraso temporal debido a los intermitentes cambios de titulares y encargados de la SEIDO durante 2015. Con esa promesa la familia esperó y se comprometió durante este tiempo para hacer frente “temporalmente” a lo que debía atender la PGR, sólo mientras la PGR cumplía y ahora resulta que la PGR-SEIDO dice que siempre no, que no les toca, que ya es otra administración y pretenden desconocer su responsabilidad en la actual situación de la familia de Nepomuceno Moreno, que ellos mismos provocaron”, dice.
El miembro del MPJD aseguró que la familia de Nepomuceno Moreno está en peligro de muerte ente un grupo delincuencial que “sigue fortalecido, que tiene paciencia, que sabe esperar, que está al acecho, ellos tienen en sus manos el reloj de la venganza, la PGR lo sabe”.
NEPOMUCENO SABÍA QUE MORIRÍA
Nepumuceno Moreno Núñez sabía que iba a morir. Días antes de que lo asesinaran dejó un testimonio que ahora es revelado por primera vez. Se trata de un video en el que habla sobre la posibilidad de un ataque a su integridad física, pero parece resignado por su lucha para recuperar a su hijo, desaparecido tiempo atrás.
“Si se muere uno pues hay que morirse por algo que sea justo. Como yo le dije a todos […] Si se muere uno, o si le llega a pasar en esta guerra que andamos que digan nada más que murió porque andaba peleando por su hijo”, dice Moreno en el video.
El activista del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad murió asesinado en uno de los peores momentos del sexenio de Felipe Calderón Hinojosa, quien lanzó una guerra contra las drogas en diciembre de 20o6 y desató una violencia que no termina hasta el día de hoy. Muchos mexicanos han muerto desde entonces. Se calcula que con Calderón fueron entre 60 mil y 90 mil. En sólo tres años, Peña Nieto acumula cerca de 40 mil bajas.
La muerte de Nepomuceno trajo un gran desaliento nacional, porque representaba una lucha ciudadana por recuperar a los miles de desaparecidos en el periodo del Gobierno del Presidente Felipe Calderón Hinojosa.
El activista luchó de manera incansable por encontrar a los responsables de la desaparición de su hijo de 18 años, y en el camino encontró la muerte el 28 de noviembre de 2011 en el centro de Hermosillo, Sonora, y a plena luz del día.
El video, que fue enviado a SinEmbargo por una persona cercana a Nepumuceno, quien además alerta sobre el peligro que corre la familia del sonorense, a casi cuatro años de su muerte.
“El Estado Mexicano desde la PGR [Procuraduría General de la República] y la Presidencia de la República, le falló a Nepomuceno Moreno Núñez asesinado; a su hijo Jorge Mario secuestrado y desaparecido; ahora pretende hacerlo con su familia, exponiéndoles a la violencia de la delincuencia organizada”, destaca la fuente.
Y prosigue: “El próximo 28 de noviembre es el cuarto aniversario del asesinato de Nepomuceno Moreno Núñez, padre-buscador-activista integrante del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, luchaba por Jorge Mario, su hijo menor secuestrado y desaparecido a los 18 años de edad.
La última llamada de los secuestradores salió de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Sonora, él se lo reclamó al titular, denunció en la PGR. Buscó e hizo lo que la Procuraduría no fue capaz: dio con los responsables, integrantes peligrosos de la delincuencia organizada que ya eran buscados por la PGR por diversos delitos federales, pero que con toda la tecnología y los recursos de investigación, no habían podido localizar”.
En la grabación de más de casi cuatro minutos de duración, el activista y padre de familia habla, días antes de ser asesinado, sobre cómo su familia lo intentaba persuadir de que no hiciera nada, de que parara, sin embargo él aseveraba que nunca podría olvidar a su hijo. Explica también el por qué las autoridades se negaron a investigar con él la desaparición de su hijo, Moreno dijo, fue por miedo.
Narra que su familia trató de convencerlo de que no hiciera nada, sin embargo no lo pudieron convencer. Él aseveraba que su hijo nunca se le iba a olvidar hasta que hubiera una razón para ello, por ejemplo, “que lo encontrara”, luego de decir esto, el activista rompe en llanto.
“No hay vuelta pa’ atrás, ya me metí en la jaula de los leones y no hay vuelta pa’ atrás”, decía.
También sostenía que lo único que le restaba era continuar adelante con sus investigaciones, “nunca he pensado para atrás”, decía.
“Todo el mundo sabe quiénes son los ‘asesinazos’ […] pero si les tienes miedo es peor, es peor se te encaraman. Y si te pasa algo vamos a estar conscientes por qué te pasó, porque andabas peleando por tu hijo”.
“Qué esperanza tiene uno si el Gobierno tiene miedo”, dice Nepomuceno en la grabación.
Mientras, la mujer que dialoga con él, le cuestiona: ¿Te dijo eso el Procurador?
Y Moreno responde: “Me dijo el Procurador no puedo meter a un comandante a que investigue este caso, por qué, porque el comandante me va a decir ‘renuncio’, mejor renuncio a que me des este tipo de casos”.
Señala que los comandantes renunciaban porque conocían al tipo de “gente que se [iban] a enfrentar”, con lo que el funcionario le había respondido, aseveraba Nepomuceno, le dijo que ellos conocían todo el movimiento.
“En todos los estados está igual. Las policías protegen a los delincuentes, los protegen al cien por ciento”, alertaba el activista.
Al final de la grabación, Nepomuceno expresa también la confianza que le tenía al entonces Presidente Felipe Calderón y el beneplácito que le causó el que lo haya recibido a él junto a su familia para escuchar su caso.
LA BÚSQUEDA DE DON NEPO
Un primero de julio de 2010 “levantan” al hijo. Su padre, desesperado, inicia una campaña con sus propios recursos: dibuja cartelones, copia fotos, camina por las calles de su ciudad, habla con los plagiarios y ruega a todos que le ayuden: a policías, a autoridades locales y estatales, al Gobierno federal. Se une a las marchas de Javier Sicilia y, a pesar de su edad, hace plantones, reclama justicia.
Pero nada. El hijo no aparece y los gobiernos le dan la espalda. Como a esos miles que sufrieron lo mismo durante el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa y su guerra contra el narcotráfico.
El padre de ese desaparecido, Nepomuceno Moreno Núñez, es acribillado en plena luz del día en una céntrica avenida de Hermosillo. Después la familia tuvo que irse al exilio.
Don Nepo, como era llamado entre sus amigos, luchó durante más de un año por encontrar a Jorge Mario, de 17 años, su muchacho, y nunca se dio por vencido. Pero en lugar de justicia, encontró las balas que le arrebataron la vida el 28 de noviembre de 2011.
La familia del activista ha vivido durante casi cuatro años errante. No tiene un domicilio estable y ha estado incluso fuera del país, porque tienen miedo de regresar a México, en especial a Sonora, por temor a sufrir una agresión, específicamente, del ex Procurador de Justicia del Estado de Sonora, el priista Abel Murrieta Gutiérrez, actual Diputado federal por el PRI.
Nepomuceno narró en un video que circula en la red social YouTube lo que ocurrió aquel primero de julio de 2010.
“Fue entre el área de Obregón y Guaymas. Ahí las autoridades y delincuentes los persiguieron, los balacearon y se salieron de la carretera. Ahí en un Oxxo entró a meterle saldo a su teléfono y fue cuando nos enteramos. Me habló a las siete pasaditas, yo le dije que no se saliera del Oxxo para que no lo fueran a encontrar, pero me dijo ‘ahí vienen por mí’, era demasiado tarde; entraron los policías y delincuentes y con pistola en mano llegaron y lo sacaron”, dijo.
El padre continúa: “No hallábamos qué hacer, si correr, pero a dónde íbamos a correr si estábamos en Hermosillo nosotros y pues yo empecé a buscarlo. Toda la familia, le marcábamos al teléfono y le contestaron a mi hija los delincuentes. Y le dijeron ‘aquí los que hacemos las preguntas somos nosotros, somos policías municipales’, después a mí me dijeron que eran policías del Estado. Me dicen que querían 30 mil pesos, ‘somos tres danos 30 mil y te lo regresamos’, yo reuní el dinero”.
Pero aunque Nepomuceno estaba dispuesto a pagar la suma, jamás volvió a ver a su hijo, sólo logró escucharlo por última vez:
–¿Cómo estás hijo?, ¿cómo te va?, que gusto hablar contigo, aquí la familia estamos muy preocupados por ti–, le dijo.
–Estoy bien apá, estoy bien, dile a mi amá que no se mortifique, más al rato allá les caigo en Hermosillo–, contestó el muchacho.
Esa fue la última vez que el padre y el hijo hablaron. Después vino la búsqueda y la desesperación y luego, la muerte.