Washington, 9 nov (dpa) – Representantes de Estados Unidos y Cuba abordaron hoy por primera vez desde que restablecieron relaciones bilaterales el tema de los fugitivos de la justicia de ambos países, uno de los asuntos más espinosos en las relaciones bilaterales.
Durante mucho tiempo la isla comunista fue refugio para decenas de prófugos de la Justicia estadounidense, pues la rivalidad ideológica entre Washington y La Habana les ofrecía un paraguas protector.
Delegaciones de ambos gobiernos se reunieron hoy en Washington, donde mantuvieron el primer Diálogo sobre Justicia y Aplicación de la Ley. Washington y La Habana coincidieron en señalar que la discusión tuvo lugar en «un clima respetuoso y profesional y con un espíritu constructivo».
En el encuentro, ambas delegaciones abordaron, entre otros asuntos, «la lucha contra el terrorismo, el narcotráfico, el crimen transnacional, el crimen cibernético, la seguridad en los viajes y el comercio y los fugitivos», explicó el Departamento de Estado.
También trataron el tema del «tráfico y trata de personas, el lavado de dinero, el contrabando y otros delitos transnacionales», añadió la embajada de Cuba en Estados Unidos en un comunicado. Y también hablaron del caso de los fugitivos de los sistemas de justicia de Cuba y Estados Unidos
Se trataba de una primera reunión de contacto entre ambos gobiernos, desde que en julio reanudaron relaciones bilaterales. Ambos gobiernos acordaron la necesidad de continuar el diálogo bilateral y realizar más reuniones técnicas en la primera mitad de 2016 para avanzar en la materia.
El FBI cree que hay más de 70 fugitivos buscados por la Justicia estadounidense residiendo en Cuba.
La fugitiva estadounidense más famosa que, según el FBI, vive en Cuba es Joanne Chesimard, una militante de la organización extremista Ejército Negro de Liberación, acusada del asesinato de un policía en Nueva Jersey.
Washington cree que también están en Cuba Frank Terpil, ex agente de la CIA acusado de vender armamento al difunto dictador libio Muamar el Gadafi; Victor Manuel Gerena, buscado por robo a mano armada en Connecticut en 1983; y el independentista puertorriqueño Guillermo «William» Morales, acusado de participar en atentados terroristas en los años 70 en Nueva York.
La isla da amparo además a Ishmael LaBeet, condenado a cadena perpetua por el asesinato de ocho personas en las Islas Vírgenes. En 1984, LaBeet desvió a Cuba un avión comercial, con 183 pasajeros a bordo y 12 tripulantes. Los pasajeros resultaron ilesos.
Hasta ahora, La Habana se ha negado a entregar a fugitivos a los que considera perseguidos políticos como Chesimard, de quien Cuba sostiene que no tuvo un juicio justo en Estados Unidos.
Sin embargo, en los últimos años Cuba ha entregado a Estados Unidos algunos fugitivos, pero siempre lo ha hecho caso por caso. En 2013, repatrió a una pareja de Florida que había secuestrado a sus propios hijos tras perder la custodia.
Si Cuba accediera a entregar a los fugitivos de la justicia estadounidense, lo más seguro es que pediría algo a cambio: la isla exige desde hace años a Estados Unidos la entrega de Luis Posada Carriles, acusado de terrorismo por La Habana. Posada Carriles, que vive en Florida, es considerado el autor intelectual de un atentado de 1976 contra un avión cubano en el que murieron más de 70 personas.