Por Dogan Tiliç
Ankara, 31 oct (EFE).- Tres mítines multitudinarios en las ciudades turcas de Ankara, Estambul y Adana han puesto hoy fin a una campaña electoral tensa para las elecciones generales de mañana, consideradas cruciales por los partidos políticos.
Proteger al país de la amenaza terrorista es la promesa que reiteró hoy en Anakara el primer ministro interino y dirigente del partido islamista AKP, Ahmet Davutoglu, quien perdió la mayoría absoluta en las elecciones de junio pasado.
«Queremos trabajar solos» ha sido el lema de su campaña en alusión a la aspiración de recuperar los 18 escaños que separan a su partido de la mayoría absoluta, algo poco probable aunque no imposible, según los sondeos.
Impedir ese objetivo es precisamente la prioridad de los otros tres partidos, el socialdemócrata CHP, el ultranacionalista MHP y el izquierdista prokurdo HDP.
Así lo subrayó el dirigente del CHP, Kemal Kiliçdaroglu, en el acto de cierre de campaña en Estambul, donde acusó al AKP de haber arrastrado el país a repetir elecciones sólo por el afán de no compartir el poder.
El CHP será capaz de preservar el respeto a la ley y evitar arbitrariedades como la confiscación de medios de comunicación críticos, agregó Kiliçdaroglu, en alusión a la intervención judicial de dos canales de televisión y dos diarios esta semana.
El dirigente del ultranacionalista MHP, Devlet Bahçeli también acusó al partido gobernante de autoritarismo en su acto en Adana (sur de Turquía), y pidió transformar la «rabia silenciosa» en una «explosión democrática» en las urnas.
El HDP canceló todos sus mítines electorales tras el doble atentado suicida que el 10 de octubre mató a 102 personas en una marcha por la paz en el centro de Ankara, a la que asistieron en atendida simpatizantes del HDP y del CHP.
En consecuencia, Selahattin Demirtas y Figen Yüksekdag, codirigentes no cerraron este sábado la campaña con un mitin.
Demirtas participó en la sentada de las Madres del Sábado, un acto apartidista que celebran en la calle Istiklal de Estambul todos los sábados al mediodía los familiares de personas desaparecidas en la década de 1990 para pedir al Estado que aclare lo que pasó.
Los que acuden a la sentada, a la que asistió esta vez el ex presidente de Uruguay José Mujica, son en su mayoría kurdos e izquierdistas, pero no es un acto masivo y no se ondean banderas de partidos.
Frente a los comicios, la percepción dominante en los círculos de izquierda es que el domingo es más necesario que nunca evitar una nueva legislatura en solitario del AKP.
Los comicios son «la última salida antes de la dictadura», señala hoy un titular del diario opositor Cumhuriyet, mientras que el rotativo liberal Taraf califica el 1 de noviembre como «el último día del sultanato».
Ambos diarios consideran que la influencia del presidente, Recep Tayyip Erdogan, en un gobierno del AKP será absoluta, pero que el mandatario tendrá que renunciar a sus notorias aspiraciones de hacerse con el poder ejecutivo si se forma un gobierno de coalición.
La prensa progubernamental, en cambio, recoge los mensajes de Davutoglu y Erdogan, quienes consideran que la nación debe decidir entre «la estabilidad o el caos».
Pese a una campaña de bajo perfil y con poca actividad callejera, se espera una participación muy alta, entre el 84 y el 91 por ciento, superior incluso a la registrada en junio pasado, según los sondeos.
Las encuestas revelan que la mayor participación podría beneficiar ligeramente al CHP, ya que una de cada dos personas que no fueron a votar en junio era simpatizante de este partido socialdemócrata.
La oposición está preocupada por posibles manipulaciones de las urnas, un temor que ya circulaba en junio pero entonces se reveló infundado, según pudieron constatar los más de 50 mil voluntarios de la ONG Oy ve Ötesi (Votos y demás), que se constituyeron en observadores independientes.
La misma organización vigilará los comicios con 65 mil voluntarios, mientras que el CHP y el MHP han movilizado a más de 500 mil afiliados para observar las urnas, y el AKP ha anunciado que un millón de seguidores suyos harán otro tanto.
Por otra parte, 385 mil policías velarán por la seguridad física de los votantes.
Al temor a un nuevo atentado yihadista se añade la difícil situación en el sureste, que ha estado todo el verano bajo el fuego cruzado del proscrito Partido de Trabajadores de Kurdistán (PKK) y las fuerzas de seguridad.
En consecuencia, la Comisión Electoral ordenó reubicar algunos colegios electorales fuera de los barrios más conflictivos.
Hace tres semanas, el PKK suspendió sus ataques y prometió no interferir con las elecciones, y expresó el deseo de que éstas sirvieran «para democratizar Turquía».