Zagreb, 30 oct (EFE).- La frontera entre Eslovenia y Austria sigue siendo hoy el cuello de botella en la «ruta balcánica» de los refugiados que viajan de Medio Oriente a Europa central, con miles de personas esperando a la intemperie, con temperaturas casi ya invernales.
Sin embargo, la situación se ha sido tranquilizando durante la noche y esta mañana, según la emisora pública austríaca ORF.
La agencia de noticias eslovena STA informa de que en el centro de acogida de refugiados situado en el lado esloveno de la frontera, en la localidad de Sentilj, unos 4 mil 200 refugiados han pasado la noche en espera de que las autoridades austríacas vuelvan a admitir hoy a los inmigrantes.
Durante la noche han llegado a la localidad eslovena de Dobova, situada cerca de la frontera con Croacia, tres trenes con más de 3 mil refugiados a bordo.
En varios centros de acogida eslovenos hay unos 11 mil refugiados, todos con deseo de pasar a Austria y luego a Alemania o posiblemente, a algún país escandinavo, informó STA.
Según lo acordado entre las autoridades de Eslovenia y Croacia para impedir amontonamientos y largas esperas ante las fronteras, los trenes croatas llevan a los inmigrantes directamente a Dobova desde la frontera croata-serbia, después de registrarlos en el centro de acogida de Opatovac..
De esta forma, el tránsito de refugiados entre los dos países se desenvuelve de forma más fluida desde comienzos de esta semana, al igual que entre Serbia y Croacia, tras acuerdos sobre una mutua coordinación logrados la semana pasada.
Los medios eslovenos sin embargo informan hoy de una situación humana muy difícil en los centros de acogida del país, que el diario «Delo» llegó a comparar con «campos de concentración».
«Las mujeres no pueden ir al baño ya que el centro no los tiene, hay solo un médico para miles de personas, poca comida y pocos activistas humanitarios, entre otras cosas por el complicado procedimiento burocrático para voluntarios», describe «Delo» la situación en un centro de acogida cerca de la frontera croata.