Sturla, nombrado cardenal este año por el papa Francisco, insistió en una conferencia de prensa en el Vaticano en que la labor de la Iglesia católica debe ser la de «acompañar» en esas situaciones «frágiles».
Ciudad del Vaticano, 21 oct (EFE).- El cardenal uruguayo Daniel Sturla, arzobispo de Montevideo, dijo hoy que la Iglesia «no puede ser un club de perfectos» sino una «casa con puertas abiertas», al comentar las situaciones que examina el Sínodo de obispos.
Sturla, nombrado cardenal este año por el papa Francisco, insistió en una conferencia de prensa en el Vaticano en que la labor de la Iglesia católica debe ser la de «acompañar» en esas situaciones «frágiles», como denominó a cuestiones suscitadas en la asamblea de obispos sobre la familia.
«La Iglesia no puede nunca ser un club de perfectos, sino un pueblo de Dios que camina, una casa con puertas abiertas», insistió el cardenal, quien defendió que el papa tenga «la última palabra» en relación con el resultado del Sínodo.
«La presencia de Pedro en la Iglesia es fundamental», dijo el arzobispo en alusión al papa Francisco, sucesor del apóstol discípulo de Jesús y primer pontífice, «porque sabemos que él tiene la última palabra y será él quien decida».
Sturla consideró que la figura del papa le da a la Iglesia «ese sentido fuerte de unidad» al comentar los trabajos del Sínodo, en el que se advierte ya que no hay unanimidad en relación con asuntos como la negación de sacramentos a los divorciados vueltos a casar.
El cardenal se refirió a su aportación a la reunión de los obispos porque procede de una «realidad uruguaya» en la que, recordó, existe un «contexto muy secularizado», con la aprobación del divorcio en 1907 y del aborto en los años treinta del siglo XX.
Sturla también aludió a que en su país se aprobaron las uniones entre personas del mismo sexo y posteriormente se les reconoció el derecho a contraer matrimonio y que por ello en Uruguay «la Iglesia ha tenido que tomar una postura».
Precisamente la posición sobre los homosexuales es uno de los asuntos que se debate en el Sínodo, que comenzó oficialmente el pasado 4 de octubre y que concluirá el próximo fin de semana. EFE