Pekín, 20 oct (EFE).- China ha logrado una cifra récord de donaciones voluntarias de órganos en 2015, tras prohibir a principios de año el uso de los de ejecutados, que durante décadas fueron el principal origen de órganos usados en trasplantes, señaló hoy el diario oficial Global Times.
China, el país que más penas de muerte dicta (superó las 500 en 2014, según Amnistía Internacional), fue criticada durante años por organizaciones de derechos humanos por utilizar los órganos de ejecutados, una práctica que el régimen comenzó a erradicar a principios de esta década y que completó este año.
El programa de donaciones voluntarias puesto en marcha en 2010, que entró en vigor a nivel nacional en 2013, ha sido el principal factor para acabar con una práctica que según amplios sectores de la comunidad internacional constituía una grave violación de los derechos humanos.
Creencias tradicionales chinas señalan que el cuerpo del finado debe enterrarse intacto, lo que durante mucho tiempo supuso una gran barrera a las donaciones voluntarias de órganos -e incluso de sangre- en el país.
«La gente debe, en lugar de ello, intentar concebir la donación como una prolongación de sus vidas», destacó el director del centro de trasplantes de Pekín, Zhu Jiye, al Global Times.
En 2014, las donaciones voluntarias se convirtieron por primera vez en la principal fuente para los trasplantes, y ya entonces representaban un 80 por ciento del total.
En cifras absolutas, el gigante asiático es ya el segundo país con más donaciones de órganos del mundo, aunque en términos relativos sus números son muy bajos en comparación con los de países occidentales.
Considerando las cifras publicadas hoy por Global Times, China tiene unos 6.15 donantes por cada millón de habitantes, frente a los 25.9 de Estados Unidos o los 33.8 de España, país líder mundial en donación de órganos.