El ejemplar de marlín pescador bigotudo que atrapó y mató un investigador de Estados Unidos es considerado como «el único macho jamás observado por la ciencia».
Ciudad de México, 14 de octubre (SinEmbargo).– Christopher Filardi, un investigador del Museo Americano de Historia Natural, halló por primera vez en más de 50 años un ejemplar vivo de un marlín pescador bigotudo en las Islas Salomón y decidió, en «nombre de la ciencia», matarlo, por lo que ha sido calificado por especialistas como un acto que puede contribuir a la total extinción de la especie.
De acuerdo con The Washington Post, Filardi decidió viajar a las islas ubicadas en Oceanía, en donde dos ejemplares hembras fueron vistos por primera vez en 1920, para tratar de encontrar alguna rastro del ave que había buscado por más de dos décadas y el cual fue avistado por última ocasión en 1950, por lo que sus posibilidades reales de hallar un macho de marlín ejemplar eran prácticamente nulas.
Pese a tener todo en contra, Filardi logró su cometido. Junto a su equipo consiguió ver y atrapar a un ejemplar macho de martín pescador bigotudo de un magnifico tono azul y de cara color naranja brillante, pero después sucedió algo inesperado. El científico decidió matar al ave pues dijo que así se puede conocer de mejor manera y se puede ayudar a conservar la especie.
La decisión de Filardi ha indignado a decenas de científicos como Marc Bekoff, profesor emérito de ecología y biología evolutiva de la Universidad de Colorado, quien escribió en The Huffington Post: “¿Cuándo va a parar la muerte de otros animales?, tenemos que hacer esta pregunta porque en la investigación y la biología de la conservación es demasiado sangrienta y no tiene que ser así”.
En respuesta a las críticas, Filardi escribió un artículo titulado «Por qué recogí al Martín pescador bigotudo”.
En el texto aseguró que el verdadero descubrimiento fue mostrar que hay cientos de ejemplares que aún se desarrollan de forma rica y atemporal, y aseguró que antes de matar al ave se evaluó el estado de su población y de su hábitat por lo que concluyó que era importante tomar la muestra del “único macho jamás observado por la ciencia”.
El cientifico mencionó que matar al pájaro no fue una decisión fácil ni hecha por la emoción del momento y recalcó que la acción fue con la intención de ayudar a preservar la especie. «He llegado a conocer, a través de la experiencia de primera mano, cómo los especímenes y otros artefactos en los museos pueden convertirse con el tiempo en algo sagrado», escribió.
Pese a las explicaciones, muchos científicos coincidieron que en otras ocasiones investigadores han tratado de conservar a especies en peligro de extinción con este tipo de acciones, pero esto no ha resultado como se planeó en un principio.