Originario del Distrito Federal logró estar tras las rejas y hacer lo que no han podido narcotraficantes mexicanos en prisiones californianas: ser uno de los jefes de la poderosa «EME».
Por Isaias Alvarado
Ciudad de México, 9 de octubre (SinEmbargo/La Opinión).- Le apodan “Chino” por sus ojos rasgados, pero es chilango. Arturo Padua, nacido en la Ciudad de México, es uno de los reos más peligrosos de California.
Es el “defeño” de peor reputación en la prisión estatal Pelican Bay, en el norte de California.
Aún sin haber sido pandillero, ni haber nacido en este país, Padua es considerado uno de los pocos jefes de la Mafia Mexicana, que tras las rejas ordenan diversas actividades criminales en California y otros estados.
Según autoridades penitenciarias, Padua, quien vivió en Fresno y Los Ángeles, es uno de los 59 jefes de “La EME” en Pelican Bay, donde purga condena la mayor parte de la membresía de ese grupo delictivo.
“Chino” ha estado encerrado en correccionales californianas más de la mitad de sus 57 años. A principios de la década de 1980 lo condenaron a cadena perpetua por cometer un asesinato en el condado de Los Ángeles.
Primero estuvo en la prisión New Folsom y por su peligrosidad (lo acusaron de intentar matar con un arma a un reo) fue transferido a Pelican Bay poco después de que abrieron esa penitenciaría, en 1987.
Una de sus fotos más recientes, que lo muestra como un hombre serio y a punto de convertirse en anciano, se incluyó en una gráfica elaborada por investigadores para identificar a los dirigentes de la organización. Es el único que no está ligado a una pandilla callejera.
¿POR QUÉ UN CHILANGO FUE ACEPTADO COMO JEFE DE «LA EME»?
“Él es uno de los pocos nacidos en México a los que se les permitió entrar a la organización”, explica Gabriel Morales, autor de un par de libros sobre la Mafia Mexicana.
“Ya que él tiene conexiones directas con México también tiene buenas conexiones para el tráfico de narcóticos, algo que ‘La EME’ está buscando”, agregó Morales.
Aunque dicho grupo penitenciario tiene lazos directos con los carteles de Sinaloa, Tijuana y Los Zetas, que han permitido la distribución de droga a través de distintas pandillas en California y otros estados, pocos mexicanos tras las rejas –como Padua- han alcanzado el grado de “carnal” o jefe de “La EME”.
Sólo la “falsa” mención de Padua en una carta interferida en 2009 por guardias en Pelican Bay habría bastado para que el reo César Rodríguez fuese considerado parte del liderazgo activo de la Mafia Mexicana y se le aislara del resto de la población carcelaria, según una demanda.
La defensa de Rodríguez alegaba que se consideró erróneamente que el texto trataba de ocultar un diálogo sensible sobre “Chino”, porque señala al de los “ojales de aros” y sugiere que los rumores sobre él son ciertos.
Descifrar mensajes ocultos en cartas, así como señas y diálogos con visitantes (incluidos sus abogados), es parte de la vigilancia constante a los miembros de la Mafia Mexicana. Según las autoridades, de esta manera ellos ordenan asesinatos, extorsiones, secuestros, treguas, pactos y la venta de narcóticos.
Las pandillas que obedecen a este grupo incluyen el número 13 (por la ubicación de la letra eme en el alfabeto) en sus nombres, como MS13 o Mara Salvatrucha.
Morales asegura que algunos jefes de “La EME” tienen a Padua en la lista negra, pero otros aún confían en su lealtad. “Todavía es considerado un ‘carnal’ porque no los ha delatado”, dijo.