El joven autor venezolano obtiene el galardón por su novela Patria o muerte, que conoceremos en noviembre próximo. En 2006 había ganado el Premio Herralde con La enfermedad
Ciudad de México, 1 de octubre (SinEmbargo).- Aunque no es muy conocido en México, el escritor venezolano Alberto Barrera Tyszka (Caracas, 1960) ya tiene dos premios importantes en su haber.
Primero ganó el Herralde con La enfermedad, un texto abigarrado y conmovedor por donde transitan los enfermos terminales, los hipocondríacos, los médicos sin respuestas y las recepcionistas aficionadas a las telenovelas.
En la víspera, se ha sabido que el también autor de Rating, se hizo acreedor al XI Premio Tusquets Editores de Novela 2015, según dictamen de un jurado presidido por Juan Marsé e integrado por Almudena Grandes, Juan Gabriel Vásquez, Juan Trejo -ganador en su anterior convocatoria- y el editor Juan Cerezo.
Patria o muerte es el título de la novela premiada que, según el jurado, posee “la valentía de contar, desde las vivencias cotidianas de un grupo de personajes, la realidad venezolana de un modo poco complaciente”, con una habilidad que propone “un ritmo absorbente, reflejando las angustias y complicaciones de unas vidas condicionadas por la histeria y las tensiones de un país pendiente de un líder carismático”.
El insomnio y una persistente inquietud acompañan la jubilación del oncólogo Miguel Sanabria, que siente cómo la situación política ha emponzoñado su país, Venezuela, y también su vida, dirimida entre el extremismo antichavista de su esposa y el radicalismo bolivariano de su hermano.
Esos desajustes irán en aumento en cuanto su sobrino Vladimir, recién llegado de La Habana, le pida que esconda un teléfono móvil en el que hay una grabación comprometedora y secreta de Hugo Chávez en un momento avanzado de su enfermedad.
Entretanto, un periodista en paro, Fredy Lacuna, que intenta investigar sobre la enfermedad del presidente, se resiste a dejar el apartamento que le reclama la dueña, recién regresada de Miami; una estudiosa estadounidense, Madeleine, obtiene un contacto importante para completar su ensayo sobre el carisma.
Y María, una niña de nueve años que vive encerrada en casa con su madre por la violencia que se ha adueñado de la calle, logra encontrar un amigo por internet.
Para esta edición del galardón, los manuscritos recibidos fueron 570, informó la editorial Planeta.
El premio consiste en una estatuilla de bronce diseñada por Joaquín Camps y en un anticipo sobre derechos de autor de 18.000 euros.
Entre los ganadores del Premio Tusquets Editores de Novela se encuentran La máquina del porvenir, de Juan Trejo (2014); Los gatos pardos, de Ginés Sánchez (2013), y Las poseídas, de Betina González (2012).
«Los premios son un espaldarazo siempre para la obra y para la novela, y es interesante porque en Venezuela se están escribiendo y se van a escribir cada vez más cosas sobre este proceso y eso pudiera generar una curiosidad y un interés sobre la literatura venezolana», dijo el escritor venezolano a la agencia efe.
¿QUIÉN ES ALBERTO BARRERA?
Narrador, poeta, guionista y columnista del periódico El Nacional, Alberto Barrera Tyszka (Caracas, 1960) fue el primer venezolano en ganar el prestigioso Premio Herralde de Literatura. Su trabajo ha sido escribir culebrones televisivos, un oficio al que se dedica desde hace dos décadas.
En colaboración con la periodista venezolana Cristina Marcano publicó la primera biografía documentada del presidente de Venezuela: Hugo Chávez sin uniforme. Una historia personal (2005).
“Empecé a escribir de muchacho, como a los 12 o 13 años, imitando a Horacio Quiroga, que era un escritor que me fascinaba. Y escribí como 17 cuentos, todas versiones distintas de “La gallina degollada”. También escribía poemas, impresionado por Pablo Neruda y su derroche verbal. Me gustaba mucho leer, mis padres me dieron bastantes libros y la televisión llegó muy tarde a mi infancia. Luego estudié Letras en la Universidad Central de Venezuela”, contó en una entrevista que le hiciéramos hace unos años.
“Con esa carrera pasa algo interesante en mi país: Si quieres estudiar Ingeniería, te exigen 16 de promedio sobre 20. Si quieres estudiar Letras, con que tengas 10 está bien. Así que estudié con mucha gente que no quería estudiar Letras, o con gente como yo, que quería ser escritor, pero no profesor ni académico”, afirma.
Su primer libro fue un poemario escrito con un amigo y al que titularon Amor, fruto de su pertenencia al grupo literario aire que en los años 80 quería recuperar la poesía conversacional, como la de Ernesto Cardenal, “una poesía que incorporara todo lo cotidiano, para oponernos un poco a la tradición francesa que dominaba la poesía venezolana. Hice ese primer libro, ya sabes del cual uno regularmente se avergüenza”, bromea.
A los 18 años, Alberto Barrera quería ser jesuita y seguía las enseñanzas de San Ignacio de Loyola. Su corto trabajo social en un hospital oncológico lo ayudó a nutrir un tema que es recurrente en su literatura: la enfermedad, el deterioro físico.
De los escritores espera que “hagan su trabajo lo mejor posible”, puesto que a pesar de casos como el del asesino de John Lennon, Mark Chapman, influido por El Guardián del Centeno, “la literatura no hace daño”.
“No tiene tanto poder la literatura, digamos, nosotros sentimos que hay libros que nos cambian la vida, pero bueno, ninguna biblioteca será comparable con un quirófano”, admite.
Disciplinado a la hora de escribir, la jornada empieza muy temprano para Alberto. Se encierra en su estudio y entre las cinco y ocho de la mañana escribe sin parar. El resto del día es para organizar lo escrito y dedicarle un buen tiempo a la lectura.
“La literatura me hace feliz de verdad, creo que además no podría pensar en este mundo sin esa posibilidad de la literatura, es la forma para organizar eso: la felicidad, la curiosidad, la desesperación, el dolor… la vida”, dice Barrera.
“La única manera en que me interesa conectarme con los lectores es desde la fragilidad, desde lo imperfecto, desde el dolor, desde el sufrimiento, desde aquellas cosas horribles que la literatura termina embelleciendo”, agrega.
Barrera Tyszka abona la idea de “cazar al lector, en el sentido que decía Tito Monterroso cuando contaba que si en una librería veía a una persona que abría un libro suyo, pensaba: ¡Ya lo tengo!. Me fascina esa idea a mí también: cómo podemos cazar al lector”, afirma.
“Cazarlo con una literatura que cuente el cuento, al estilo de la tradición estadounidense y que deje un poco de lado eso a lo que hemos sido tan aficionados los venezolanos que consiste en ejercer demasiado el juego lírico y contar poco la historia. Otra cosa que me interesa mucho es la capacidad para conmover que tiene la literatura”, expresa.