Ciudad de México, 13 de septiembre (SinEmbargo).- Todo comienza con el portal Soy Homosensual, un sitio web dirigido a la comunidad LGBT (lésbico, gay, bisexual y transgénero) que en estas fechas cumple tres años. Los cerebros detrás de este proyecto, Alex Camarillo y Alberto «Demonio», crearon este espacio convirtiéndose en el primero en su tipo en Latinoamérica.
«No había nada parecido y tuvo mucho éxito», dice Camarillo, que además es el director creativo. «Parte del objetivo del proyecto es empezar a exportar con marcas multinacionales para que empiecen a invertir y a pistar al mercado LGBT porque en México no lo hacen.»
Pese a lo que pueda decirse, México sigue teniendo un amplio sector que se resiste a ser incluyente y este patrón se replica en el mundo de los negocios a todos sus niveles. No obstante, Camarillo afirma que ha «visto una apertura respecto al tema LGBT […] Creemos que hemos roto esa barrera, poquito a poquito en estos tres años.»
Así comienza la historia de Friendly Spot.
«Lo que nos dimos cuenta es que estábamos haciendo una plataforma con la comunidad (que no existía antes) que nos permite crear ‘n’ cantidad de proyectos… Y lo que hemos hecho es que la gente se ha hecho muy fiel a este proyecto», agrega Alex.
Detrás de ello los respalda el público fijo de Soy Homosensual: 260 mil seguidores en Facebook y un millón 600 mil vistas mensuales en el portal. Sin duda se trata de un buen colchón para inciar un proyecto.
«Mucha gente empezó a escribir, pidiendo anunciar servicios para la comunidad. Sin embargo, las tarifas de publicidad no resultaban tan accesibles para la mayoría de los interesados», dice. Entonces surgió la pregunta.
«¿Qué pasa si creamos otro proyecto paralelo… para toda esta gente que se quiera comunicar con nuestro público y que no sea caro?», agrega Camarillo. «Dijimos: ¿qué pasa si hacemos una guía?»
Camarillo pone como ejemplo varias guías que hoy en día ya existen para la comunidad LGBT, sobre todo en la zona Roma-Condesa de la capital del país. Sin embargo, éstas, a diferencia de su propuesta, son impresas, lo que desde su punto de vista resulta menos versátil, además de que su periodicidad es errática.
En este aspecto, la decisión fue concluyente y definitoria. «Nosotros creemos mucho en lo digital», dice Alex. De ahí partieron.
«Lo bueno del nuevo concepto es que es un producto creado para empresas y productos locales», dice Alberto, director editorial y quien prefiere utilizar el nickname «Infierno». «Al crear este proyecto local solucionábamos todo esto. […] Está padre porque metemos psicólogos, nutriólogos… se acaba de meter restaurantes, hasta pediatras…»
Para quien no es iniciado en el tema podría sonar curioso. A nivel nacional, el Distrito Federal es considerado como la gran isla del movimiento LGBT. sin embargo, lo cierto es que –pese a que se trata de un lugar mucho más incluyente que el resto del país– no todos están en el mismo canal.
«Hay un concepto que es ‘gay friendly’ que es muy ’90», dice Alberto. «Queremos llevar lo ‘friendly’ más allá. Estamos en un punto en el que ser ‘friendly’ no es suficiente, porque si no eres ‘gay friendly’ te metes en un problema legal.»
De esta manera, la plataforma propone algo sencillo: aprovechar un mercado grande que tiene en el DF una amplia gama de servicios que por diferentes cuestiones pasan desapercibidos. «Friendly Spot está buscando que tú como empresario te comprometas, te capacites… Brindar un servicio mejor a la comunidad LGBT», agrega, Alberto.
«La gente creo que todavía no sabe lo abierto que está [la ciudad] para este tipo de cosas.»
¿Y fuera del DF, qué se hace para que los esfuerzos no queden centralizados?
De acuerdo con Alberto, «la idea es ir a la guerra. No nos queremos quedar en Ciudad de México. Nuestra segunda etapa es Puebla y Guadalajara».
¿Por qué creer en lo digital?
«Yo me dedico, de profesión, al marketing y lo vengo manejando desde hace años», dice Alex, insistiendo en lo que había dicho en un inicio. «Hay que hacer cosas digitales… Allá va todo. En la mano traes lo que quieras, entonces por qué no aprovechar eso y traer más gente a este tipo de cosas. Tú puedes hacer lo que quieras, donde quieras con un smartphone en la mano.
¿Y una app, por qué no?
«No estamos seguros todavía», agrega Camarillo. «No es que sea complicado, pero una cosa que nos gustó de hacerlo así es que le estás facilitando al usuario que no tiene que descargar nada. Simplemente entra y funciona como una aplicación. Creo que de alguna manera eso soluciona algunos problemas.»
En cuanto a la experiencia de haberse aventurado en esta guía digital, ambos reconocen los cambios que pueden lograrse desde este tipo de plataformas digitales
«Es muy satisfactorio ver que el mundo está cambiando», dice Alberto. «Te das cuenta que muchos de los lectores que tenemos no son gays y empiezan a comprender. Venderle al mercado LGBT no es tan complicado como ellos piensan… No tienes que pintar tu negocio de rosa. Tu producto va seguir siendo el mismo. Simplemente la comunicación es distinta como pasa con cualquier mercado», agrega.
«Una cosa que a mí me gusta mucho, en la parte de la tecnología, es que gente como nosotros que no somos la gran empresa ni multimillonarios tenemos la oportunidad de crear este tipo de cosas y de alguna manera ha generado un cambio», añade, Alex. «Ha sido complicado de alguna manera, pero ha sido algo que pudimos hacer nosotros. Estamos poniendo el ejemplo de que puedes hacer cosas y generar cambios.»
Sin embargo, la resistencia hacia este tipo de plataformas no sólo viene de quien está fuera del ambiente LGBT. Aún así, se trata de otra cara de la misma moneda.
«Nosotros no somos activistas, pero el trabajo que estamos haciendo… No sabes como repercute», dice Alberto. «Muchos activistas se han vuelto como en contra de estas tecnologías porque no las entienden. No evolucionan. Para ellos el activismo es salir a marchar. Nosotros, no siendo activistas, hemos logrado un cambio.
«Celebramos todo lo que hacen los activistas. Creo que su trabajo muy importante, pero también es muy importante lo que estamos haciendo las empresas y en la comunidad LGBT pasa mucho que los activistas satanizan a los empresarios», agrega.
Dicha situación no es ,uy pública. Sin embargo, se trata de un secreto a voces ya veces surgen descalificaciones, aunque para ello siempre hay réplica. «Estoy haciendo mi negocio y lo estoy haciendo gay. ¿Cuál es el problema?», dice Alberto.
«Es nuestro compromiso social: ayudar a hacer un cambio desde nuestra trinchera», finaliza.
