El cine retrata la violencia, impunidad, feminicidios y pobreza de 3 años con EPN

29/08/2015 - 12:00 am

Id pena a

Por Mónica Maristain y Ramiro Rivera

Imagen Promocional De La Película Cartel Land Que Rtrata La Realidad De Las Autodefensas En México Foto Mantarraya Films
Imagen Promocional De La Película Cartel Land Que Rtrata La Realidad De Las Autodefensas En México Foto Mantarraya Films

Pese a que ya habían pasado dos años de que Enrique Peña Nieto fuera elegido como Presidente, fue una película de ficción, La dictadura perfecta, dirigida por Luis Estrada y protagonizada por Damián Alcázar, la que pintó una raya en el desarrollo del actual sexenio, creando una polémica de alto impacto.

Si Televisa había sido vista como la culpable de construir lo que el periodista Jenaro Villamil llama “telepresidente”, ¿qué hacía donando 20 millones de pesos a la producción del filme?

Tal como pasa ahora con el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012), es probable que sean los años venideros los que den los buenos frutos de películas documentales que construyan la memoria visual y auditiva del Gobierno peñista.

Ciudad de México, 29 de agosto (SinEmbargo).– Al fin y al cabo, apenas han transcurrido tres años de un Presidente de características ausentes, llamado a menudo al silencio y con fallidas apariciones públicas como la reciente aclaración de sus calcetines deportivos.

Sin embargo, no sólo de artimañas mediáticas y guerra sucia en las redes sociales ha estado plagada la primera mitad del Gobierno de Peña Nieto. De ello pueden dar fe las producciones cinematográficas surgidas en este periodo, las cuales abarcan en conjunto la visión nacional de estos tiempos. A veces reflejando una herida directa y en otras ocasiones retratando el escenario en el que las vidas de los mexicanos se desenvuelven.

La realidad supera la ficción

Ayotzinapa: Crónica de un crimen de Estado, por ejemplo, retrata de manera clara la tragedia de los 43 estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos, desaparecidos desde hace casi un año. Mediante testimonios de sobrevivientes, familiares de los estudiantes y periodistas, la que es una de las mayores tragedias de los últimos años es puesta a la vista de todos, y denunciada no como una acción aislada, sino como un suceso con antecedentes históricos criminales de Estado cercanos.

No obstante, para beneplácito de los responsables de hechos como el ocurrido en Iguala y para mala suerte de los mexicanos, las tragedias no sólo se limitan al aspecto de la lucha social. En este caso, la alimentación y una predisposición genética convierten a nuestro país en un lugar en el que enfermedades como la diabetes se han arraigado profundamente, como lo demuestra la historia de Don Gonzalo –un hombre que ha sufrido los estragos de la comida chatarra– en el documental dirigido por Cacto Producciones.

Dulce agonía va al punto y, más allá de hablar del gran problema de diabetes que aqueja al país entero, expone a un Estado ausente y omiso en la protección del derecho a la salud y la intervención de la gran industria de alimentos y bebidas, la cual bloquea cualquier política pública que busque enfrentar la epidemia que generó.

Sin duda, la alimentación es todo un tema a nivel nacional, pero más allá de carencias y disparidades, también lleva consigo un gran problema implícito, relacionado con la infraestructura. En el caso de La Parka, el documental «se acerca a una realidad que sólo los mexicanos pueden vivir o pueden tener, esta relación tan intensa que tienen con la muerte», dice el director Gabriel Serra.

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La obra de Serra no retrata una situación menor, y la muestra es el escenario que presenta: un rastro de la localidad de Los Reyes La Paz, en Acaquilpan, Estado de México, en donde a diario se matan un promedio de 500 vacas de donde se obtiene carne para las torterías y taquerías de la capital del país.

Sin embargo, la realidad social no sólo se alimenta de tacos. Existen más ejemplos de lo que es el día a día para los mexicanos y en esta rutina el futbol es parte fundamental.

Con Ilusión Nacional, el director Olallo Rubio retrata una serie de victorias y fracasos del seleccionado mexicano de futbol. Una oncena que la mayor parte del tiempo es trágica y, aún así, es el objeto de las esperanzas de millones de personas. No se trata de una crítica ácida, definitivamente, pero es quizás esta actitud complaciente la que ejemplifique de manera más fiel el desempeño del deporte más popular de México, ante el cual, el Presidente Peña Nieto ha sucumbido en más de una ocasión con felicitaciones a las selecciones a través de sus redes sociales.

Sin embargo, como dice Jorge Valdano, a final de cuentas «el futbol es lo más importante entre las cosas menos importantes». Hay otros asuntos, en cambio, que no se pueden dar el lujo de tanta ambigüedad.

La situación que enfrentan a diario los habitantes de la región conocida como «Tierra caliente» es un ejemplo de ello. Sabedor de dicha situación, el director estadounidense Matthew Heineman decidió abordarlo todo en primera persona, sin mayor compañía que su cámara en Cartel Land. Al final, luego de nueve meses de seguirle los pasos a las autodefensas de Michoacán, comandados en un inicio por el doctor José Manuel Mireles, los resultados fueron sorprendentes y desgarradores.

Pareciera que la situación de violencia que se vive actualmente en la República ya es un asunto trivial. Sin embargo, no hay nada más alejado de la realidad que tal afirmación. No obstante, como si el país no nos bastara, las desgracias no sólo se repiten en el territorio nacional, sino fuera de nuestras fronteras.

¿Quién es Dayani Cristal?, documental producido por el actor Gael García Bernal narra la historia de un migrante hondureño que muere en el desierto de Sonora en su intento de llegar a Estados Unidos y cuya única seña de identificación es un tatuaje que dice «Dayani Cristal».

El documental retrata la realidad de los migrantes sin importar su nacionalidad y coloca al espectador en los zapatos de quienes a diario cruzan la frontera en busca del llamado «sueño americano». No obstante, también invita a reflexionar sobre aquellas personas sin nombre que mueren a diario mientras un puñado de personajes que llevan las riendas de la política viven ajenos e indiferentes a ellos, encerrados en una burbuja proporcionada por el poder que el pueblo les otorgó.

En este recuento de películas que se han estrenado durante el sexenio actual quizás la ópera prima de Gary Alazraki, Nosotros los Nobles, parezca forzada; pero no hay duda de que retrata (muy a su manera) la desigualdad imperante a nivel nacional, más allá de que pretenda ser una comedia inofensiva y políticamente correcta.

Se trata de un remake del filme de Luis Buñuel El gran Calavera (1949) que ha sido más celebrada por sus gags y clichés que durante décadas se han venido repitiendo entre los círculos opulentos de la sociedad; aquellos que controlan empresas, municipios, estados e incluso instituciones. No obstante, lo que se pone más en evidencia, en este caso, es la apatía imperante.

A estas alturas no es un secreto que la incidencia de feminicidios en el Estado de México ha llegado a niveles insoportables. Actualmente se estima que en la entidad federativa que hasta hace tres años fuera gobernada por Enrique Peña Nieto seis mujeres son asesinadas diariamente, de acuerdo con el Observatorio Nacional del Feminicidio, mientras que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) calificó la situación como una pandemia. Por supuesto, es obvio que no se trata de una situación reciente y, aún así, las diferentes instancias de gobierno involucradas evitan dar cifras sobre la magnitud del problema, mientras que las organizaciones de familiares de víctimas siguen creciendo.

Sin embargo, para quien no se conforma con lo que el Gobierno dice, La crisis de feminicidios en el Estado de México es la mejor manera de acercarse a la situación que se vive en el centro del país.

Sin embargo, migrantes y mujeres, no son los únicos de una nutrida lista de personas cuya situación es ignorada por el Estado. Oasis pone en evidencia la situación en la que se encuentran decenas de indígenas del extremo sureste del país que viven con Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y tienen como único refugio el albergue Oasis San Juan, luego de haber sido rechazados de otras partes por su preferencia sexual y por su enfermedad.

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Alejandro Cárdenas, director del documental hace un acercamiento a tres personajes en particular en donde los escasos recursos, la falta de seguridad social y la enfermedad provocan una peligrosa suma con la que cualquier mexicano puede identificarse incluso sin ser portador del VIH.

Sin duda se tratan de factores que se repiten constantemente en la mayoría de las producciones ya citadas: rezago social, falta de oportunidades, alienación, escasos recursos, infraestructura inadecuada… La lista es larga, es de lo único que existe una certeza y, mientras que en las redes sociales se libra una batalla inocua entre una sociedad fragmentada, parece que al sexenio se le ha ido la mitad de su tiempo sólo en pérdidas… para el pueblo, por supuesto.

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Redacción/SinEmbargo
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